Subiendo el humo desconocido

Son como despedidas
que la profundidad
del lecho dicta en morse,

ella se retuerce entre mis brazos
como un arcángel preso
y oscuro.

Tira de nuestros minutos
el carro del destino,
hacia donde el tiempo
huye no hay miserias
ni ruinas dudosas.

Así es la extrañeza,
lo incierto, 
el remolino del inconsciente
que arrulla presagios
que nunca se cumplen.

Como terremoto,
tiembla el corazón
en mi pecho,
y huracano
palabras fuera 
de esta jaula,
como los presagios
en morse,
en el lecho...
sin duda
ni arcángel,
ni fuerza,
ni muerte.

Haiku de la entrega.

En medio de la cobardía
la muerte,
se rajó las venas
y resucitó.

Anillos, aves y sangre

Caminaba con la lentitud
de una gheisa,
llevaba en sus manos
un libro: el de los cinco anillos;
de Miyamoto Bennosuke.

Nos miramos, abrigada
al frío, pálida; mirada
triste de asesina sin escrúpulos,
al continuar, tropezó con alguien,
se le cayó el libro, y al agacharse,
nació un gorrión en forma de sable,
que atravesó mi pecho
abriendo en canal,
un arco iris en mi sangre.

Empapé con ella las aceras grises,
el asfalto muerto.
Su flujo se hizo cielo,
mi pene alzó el vuelo.

A traición y por la espalda

Cargué mi revolver,
lo llené de sexo,
de besos,
mordiscos,
de caricias traicioneras,
y esperándola
a escondidas...
vacié el tambor
de munición,
matándola
de seis tiros
a bocajarro,
y mientras se desangraba
en el sofá, brindaba
con nuestros fluidos,
por el comienzo
de una muerte
deseada.

Maldito momento, creación extraña, proceso raro y abstraído menor.

Es una letra y después otra,
una procesión espantosa
la que a veces forma el poema.

Es una caries vocal,
un sarro en las letras mudas,
lo que ocurre en los dedos
mientras tecleas, o dibujas
trazos curvilíneos que se disocian
de su significado original,
para convertirse en un horrible
óbice de angustia;
son las palabras que forman
filas y sentidos bajo la estricta
angustia de la égloga,
es el verso un general,
que en ocasiones, manda
fusilarte como un preso
de su ira sideral.

Es la oda un dibujo
abstracto que retoza
en la inconsciencia,
mientra patea tu corazón
como un vándalo callejero.

Es la tonada una puta,
una cabronada en la razón
que perdida se asusta,
hasta de su bucólica composición.

Soledad, pecho y vida.

Ella es madre de dos hijas
que serán madre como lo es ella,
ella sufre como su madre,
al ver a sus hijas como hijas
como sus hijas cuando sean madres,
y miren a sus descendientes,
como madres; y recuerden como hijas,
el sufrir de la madre por ser madre,
en el dolor de abuela,
que observa, calla y muere.

Ella es madre y llora a escondidas,
es como un violonchelo, en la huerta
solitaria,
desgrana su dolor como cerezas,
en la palma de su alma.

Ella ahora sola, lleva su coche
hasta casa, y espera a sus futuras
madres, con la esperanza de la abuela,
que en breve verá como sus nietas,
futuras madres, sufren como su madre;
como sus hijas, como ella.

Por eso que a veces mira el fondo
de la taza de café, adivinando en sus posos
que está triste, porque se siente indefensa.

Naufragio diario

Tú lo sabes,
a veces busco la muerte
hasta en los bares.

Bebo y río a carcajadas
me hago notar y soy ruin
conmigo mismo.

Raspo paredes,
convierto mis ojos
en buitres leonados,
y es mi lengua
un gato callejero.

Me hago amigo
del que me desprecia,
para traicionarle.

Quemo papeles,
y digo que no escribo.

Bebo y consumo
mis segundos,
de la mano
del sufrimiento.

Camino entre las sombras
de las farolas,
por las calles del vicio.

Sabes eso, y que en casa
soy un niño,
mi punto débil
es la melancolía,
y la sorbo por momentos.

A veces sin venir
a cuento, lloro.

Te miro de reojo
leyendo en tu piel,
lo mucho que me amas,
en ese extraño
pero conciso
braile de estrella en la noche,
que convoca muertos.

Has visto que una caja
de doce botes de cerveza,
me dura una noche
de poemas y besos.

Pero al final del todo,
voy a morir,
atraco,
aparco,
aterrizo,
me recuesto,
acurruco,
siento,
retozo,
y sobre todo
duermo...
en el lunar de tu pecho,
ahí es donde naufrago
cada día,
cuando el sol,
aburrido de querer
darme vida, huye
y me deja con todo esto.

A Laura Bettonica. Esa parte de la mujer que pocos conocen.

Conduzco rumbo a casa.

... Y mientras duerme,
conduzco en la noche.

La carretera como mi vida
está llena de rayas blancas
discontinuas,
adelanto porque me lo permiten.

El coche es una hiedra de espanto,
mis ojos dos estatuas de litio,
vacíos sin mano.

Hago recopilación de mi existencia,
no paso del primer capitulo.

...Y mientras; ella duerme,
mas parece que se esconde
tras un bosque de crisantemos
y robles,
resbalando por las cuencas
de mis ojos, cayendo por mis venas,
reanimando con dibujos y colores
a mi corazón, deshabitado hasta su ocupación.

Pongo el intermitente en la oscuridad
de la noche,
tomo rumbo a casa,
entro en su soñoliento
cuerpo, para revivirme
en su sangre y restregarme
en la amorosa vagina...
vital,
inexorable,
inevitable, inevitable, inevitable,
la puerta está abierta,
la luz me llena,
El accidente llega,
hemos chocado y ahora somos
un amasijo incombustible de carne
y vino.

Funcionario y ventanilla

Me aburro,
pierdo el tiempo,
bebo café
de forma compulsiva,
espero el poema
mientras escribo,
me suicido y me masturbo,
fabrico escudos
contra las estrellas.

El café siempre sólo,
la muerte mejor con leche.

Me muero amandote mientras muerdo los labios de tu vagina

Jamás creí en nada
hasta que el viento
me rozó,
y me trasformó
en cometa.

Tengo constancia
de mis cuerdas,
las que me impiden
volar,
las que no cesan
de amarme.

Todo esto es un momento,
pronto volaré,
en nada flotaremos;
hasta el salto
será motivo
de vida, y trotaré
en tu recuerdo,
mientras agarras
mi mano en ese viaje
a la luz del quebranto,
y el desengaño.

Pecado de Koku.

Vaso pequeño,
creí ser hombre
y no logro embestir
mi propio valor.

Derrumbado por el introito
sideral y asesinado
por la guillotina de la carne,
encontramos el dolor
en el corazón del amor.

El tiempo es corto,
y la ansiedad infinita,
me reflejo en mi fracaso,
no ahuyento mis logros,
la dureza de la vida
es tragar agua, que cristalina
te raja la ilusión,
mientras el pene
es una tiza de la escuela.

Medidas y raciones.

Puedo vivir
sin mi Koku...
esa rara
medida
que el corazón,
raciona
como aliento
de ajo.
pero no,
sin mi tinta
ni mi pincel,
esa extraña carne,
que doma
la fiera, que habita
en su vagina.

Derretido como un niño.

Perdido en medio
de su abrazo,
cayó la noche,
dolido por no verla,
me fundí con su pecho,
hasta que la madrugada
se hizo vieja.

Soliloquio de la valentía

Atardece
mientras paseo,
ladra el perro,
tiembla el loto.
Pienso en el camino
mi alma tiene miedo.

*****

Suena el viento,
es la música sola,
que sin flauta
se queda muda,
ha enloquecido
y desaparece.

*****

Cajas de cartón,
insectos que no cantan,
mi casa está lejos,
tanto, que aún no sé,
por donde llego
hasta su puerta.

****

El cerezo añora
ser nenúfar,
llora desconsolado
y se suicida.

*****

Hay cuestas,
camino hirsuto,
baldes vacíos,
noches llorosas,
en las que la luna
vomita estrellas.

*****

Llevo mucho tiempo
ante este vino tinto.
Tanto que es más viejo
que mi sangre,
y me cuenta la vejez
en los sorbos de otra gente.

Invierno interior.

El gorrión tembloroso,
es valiente en el vuelo,
y asustado en el suelo,
camina a saltitos,
vuela a ráfagas de fuego.

Es como una bala,
no le asusta la ciudad,
ni el humo, ni el polvo.

Picotea el pan y se posa
en el barro.

Como mi corazón,
se protege del frío,
no atiende el teléfono
ni bebe té gélido.

En una calle en un bar, perdí el dinero pero aún conservo la cerveza, la sonrisa y la esperanza.

El camino es serpenteante
y pleno de espinas.

La vida enhiesta
y desaforada.

Si buscas nunca encuentras
si llega no lo esperas.

Corazón hirsuto,
anduviste entre papeles
apuñalado por las letras,
cuando en verdad,
eras el domador
morfológico del amor,
acuñando la maldición
del pájaro herido.

A Gaby.

Tramos tramados.

Juntos.

Hay algo indefinible
en esa palabra,
que hace que por la mañana
me levante.

Abra las cortinas,
suba las persianas.

No tenga miedo
a mirarme al espejo.

*****

Beso.

Hay algo de unidad
que me trasforma.

En su saliva,
en su sexo.

En espejo.

*****

Revolución.

Hay algo de emoción
indescriptible,
que enciende mi ilusión.

Las ganas de cambiar,
las de viajar,
las de caminar por la calle
sin sentido, como perdido,
pero con la lucha en el pecho.

Sé que soy como el lobo,
sé que esta ciudad no es valle
ni estepa,
pero únicamente por soñarlo,
mi libertad corre de su lado
aullando,
y los cuatro vientos se esconden
por miedo.

Tardes de radio y voces en falso.

Mis ojos son tornillos,
y mi corazón un serrucho.
La fuerza de mi esperma
se me escapa por la boca,
moriré sin acunar la propiedad
profunda de mi nostalgia,
seré el aborto de mi palabra.

Me repito que no estoy solo,
y el firmamento,
me devuelve todo
con sangre a cubos.

Me cuesta acabar esto,
no encuentro la forma,
será que la soledad
me ha arrebatado
la posibilidad,
de expresar escribiendo
el dolor mío,
debe ser por esto,
que mi corazón corta
a trozos mi boca,
cuando sonrío.


Luces largas, faros antiniebla.

Calles vacías,
carreteras llovidas,
el agua está mojada
porque se siente llorada.

Parece que la humedad
se seca en medio
de todo lo que se llora.

Es como estar solo
en medio del espacio
no reclamado,
pero conduzco...
conduzco en medio
de la lluvia
y los limpiaparabrisas
de mi coche,
parpadean para apartar
esas lagrimas que caen,
como un aborto de la ternura.

Pienso que algún día,
todos los que nos critican
olvidaran,
como hicimos con ellos
al conocerlos;
pero el odio es eterno,
menos mal que aún,
nos queda la lluvia,
la soledad,
y el amor
a la vuelta de la esquina.

Si me encuentro me derrumbo

Puedo sentir como tiemblan
las llaves de casa en mi bolsillo,
es un aviso, para que no me duerma,
la lucha es dura como el ladrillo.

Si me encuentro me derrumbo.

Sé que el hombre del teléfono,
cuando me llama para reclamarme
está peor que yo.

Suelo pensar en los demás antes
que en mi, es una forma honesta
de protegerme.


Me gusta demasiado emborracharme,
bebo cuando y cuanto puedo,
es difícil olvidarse la mala sombra
que en ocasiones porto.

Si me encuentro me derrumbo.

Ten en cuenta si te acercas,
mi mal humor a veces,
es por no decir todo lo que explico.

Mientras hago cosas.

Parece que soy muy fuerte
porque soy grande,
pero no es así.

Me deshago con poco
como una mesa rota.

Miro mucho tiempo
el mismo punto en la pared,
y el estomago se me convierte
en un pozo de ausencia.

Guardo mucho rencor
a mi mismo, es absurdo,
pero es mi extraño
mecanismo.

Podría barrer
y pasar la escoba,
sin quitar a penas
polvo.

Respiro desde mi balcón,
cuando me siento vacío.

Miro el edificio de enfrente,
la gente pasa, como segundos
agolpados en el tiempo.
se atascan, se atascan,
están desahuciados,
casi muertos.

Paso mucho tiempo
dando vueltas sobre
mi, es un tío vivo de amargura,
que me hunde.

Intento buscar la sonrisa,
por eso cuando ella
me viene a buscar
y toca el claxon
para que baje,
es ver la luz
al final de este túnel diario.

Guiñando el ojo cuando no me veo.

En párvulos con cinco años,
rellenaba folios pintados
con corazones que hacía de papel
de cebolla.

Me disfrazaba de pistolero,
y disparaba con la boca,
cuando me daban... me hacía el muerto.

Jugaba con esa inocencia,
y era inocente de todos mis crímenes.

Luego, más adelante,  abría cómics
de superheroes.

Cuando todos miraban chicas,
yo miraba los pájaros por la ventana.

Ver un balón de fútbol me aburría,
prefería imaginar que era astronauta.

Ahora cierro los cómics de superheroes,
cambio de canal cuando veo el fútbol,
escribo desde un anillo de saturno,
tengo los ojos llenos de sangre negra.

La veo y entiendo el fundamento del todo.
y me deslizo por los toboganes de su destino,
con la certeza que me aportan sus llantos.

Me gusta mantener esa batalla con las sabanas,
cuando me despierto por las mañanas,
mis pies enredados,
soy un odio del sueño y me rebozo
cuando duermo con ella...
pero hallar el camino de salida,
es encontrar su túnel
con luz al final, al final de sus gritos.

El dolor se manifiesta en plazas,
y lo bebo a solas, porque soy un egoísta.

Mar amarga de melancolía que me soportas,
siento pena por ti, porque eres proveedora
única de mi falsedad y mi sombra.

Silbo a escondidas,
porque me da vergüenza hablar en público,
cuando lo hago, me dan ganas
de arrancarme las decisiones
a tiras, para clavarlas
con alcayatas en su espalda,
afortunadamente nadie puede descuidarme,
de lo contrario
en viento soplaría en contra
de todo lo que imagino.

Me disfrazaba de pistolero,
y disparaba sonidos con la boca,
con la misma que ahora beso,
con la misma que ahora callo...
pero no hablo,
pero no hablo,

pero no hablo,
pero no hablo....


Todo es como un columpio
que sube y baja, ya de párvulo
supe vaticinárme esta angustia
de bilis templada,
que sorbo hasta en verano,
como limonada de mi alma.

Gaza y mercromina.

Higiénico,
todos somos así,
casi nada nos afecta,
ni la muerte
ni las guerras.

Tan solo con la ducha diaria
nos enjuagamos la conciencia.

Por eso siempre me gustó
ser un guarro manifestante.

Estepas sin huellas.

Vacío de espacio,
vacío de lugares,
vacío de pelotas,
vacío de balones,
vacío de plastilina,
vacío de sumas,
vacío de restas,
vacío de divisiones,
vacío de diagramas,
vacío.

Camino de lo indecible,
camino de lo inescrutable,
camino de lo inexorable,
camino de lo misterioso,
camino de lo extraño,
camino de lo nevado,
camino de lo reservado.

Fin de la especie,
llegado el momento
del pathos...

Sólo queda, añadir
costras a la visión.

Vida en muerte

No sé porque la gente
teme a los muertos,
al fin y al cabo
hablan y beben conmigo
sin percatarse que mi hedor
cubre su aura rosa.

Mirando al cielo la esperanza me defeca.

Suelen ocurrir cosas,
de todo y en todo.

pero siempre estamos,
en el lugar erróneo,
así ocurre al perro callejero,
al gato que observa,
y a la mosca que vuela.

Soñé una vez, pero al despertar
lo olvidé, y desesperé.

Sigo en un filo que no es mío,
por eso llevo los pies ensangrentados,
y el alma empapada en vinagre
y esperma rancio.

Sigue pasando.

Ella es más fuerte
que mi destino,
su bilis será mi sopa,
en esos momentos
de resoplar todo
el odio que he tragado.

La muerte ira de mis besos,
busca resarcirse en el dolor
ajeno, un fuego que arde dentro,
a un espasmo de alegría
que separa en un paso,
la muerte de la vida.

Y en ocasiones solo siento
que viene... y me relajo,
cierro los ojos para que me arrastre
de los pelos, pero pasa de largo,
me mira y deja tensada,
la pena con la alegría.

Territorial y peludo.

Como si tomara
forma de carne,
es su boca en mi saliva
cuando no está.

Suelta como una loba en celo
la imagino por la ciudad,
deseando que llegue la noche
para ofrecerme su sexo.

Hasta que la tengo, voy meando
por las esquinas de la urbe,
marcándola entera como mi cubil.

Recordando como me chupa el dedo
cuando le doy queso en mis manos,
rebañandolo mientras las agarra,
mirando más allá de las paredes
de la cocina, que en ese momento,
tiene fuego y no están encendidos
los fogones.

Adicto adivinado.

El loto es blanco,
el jabalí es blanco,
la mosca revolotea,
el sueño no llega,
me duermo en los recitales,
me aburro en el cine,
río como una bestia,
cuando tengo una cerveza
en la mano
y un poema en la otra,
quizás no me llegue
nunca más nada,
pero tampoco lo espero.

La mosca cae en las redes,
la mosca se vende en los bares,
el loto bebe hasta caerse,
el sueño no existe cuando duermes,
las putas quieren dinero,
la coca busca narices
donde hacer madriguera,
y en medio de todo esto,
mi corazón poco a poco
se convierte en un  hikikomori,
lo sé, lo presiento.

Bosque sin mapa

Nací vientre de caries,
aunque siempre desee
ser sakura de tu sexo.

Poco entiendo la lógica,
por eso es que nunca
vuelvo siguiendo
el mismo sendero.


Tigres en mi copa de vino.

Meado encima
por mi respeto.

Anudo sogas de seda;
sonrío.

Creo espacios,
los repleto,
y distancio.

En la oscuridad
y el silencio me siento,
para ser menos
unidad y más deseo.

La envidia gobierna,
se sale de casa
con flores
en la boca del suceso.

Taño mi pena,
miro al suelo,
por desprotegerme,
no me tengo.

Uno mis declaraciones
a mis emociones,
con pegamento
del despecho.

En ocasiones,
es mejor ser un perro,
un cerdo,
tener ratas en la jaula
del cuerpo.

Bebo vino y hablo
con la luna,
ha pasado tiempo;
ya me quedé
a solas, oscuro,
desfasado,
ignorando la reacción
de un acto,
que creí verdadero,
sorbo rugidos
para cobijarlos en mi pecho.

Pedazos de cartón en mi cuerpo

El día la despierta
y la acuesta usada,
yo impertinente 
me gusta desflorar
su vulva a dentelladas
de olvido y pinza.

Mi esperma es un río,
mi semen es un caudal,
ando chorreando
por su pasillo,
como un cuchillo
herido.

Futuro con aroma presente.

Tampoco he querido
destacar, empecé
en esta lucha sin interés
y con pasión por esto.

Todos mis pecados
mezclados,
y sin comodín
en la baraja.

Sigo siendo
un criajo
desinteresado
y travieso,
e imagino
que si algún
día me hicieran
una entrevista,
preguntándome
cual es mi olor
favorito,
mi contestación
sería siempre
la misma:
El de la vagina
de mi pareja,
que habita entre
la baraja,
como un as de picas.

Lamiendo mi olvido

En esta forma
extraña de querer,
tan rara y osada
ora egoísta
ora desprendida...
lucho contra mi,
y me olvido
de lo elaborado,
como forma innata,
de la forclusión
de mi alma.

Liebres y colmillos, olvido y luces.

Pego mi oído a su pecho,
oigo su corazón.

Busco el mío pero no tengo.

Cierro los ojos, e imagino,
todo su sistema funciona
a la perfección.

Respira, y el aire
que exhala me da
en el pelo y es movido,
como el heno en el valle.

Abro mis ojos, entornados
veo mi mano en su tripa,
tengo los nudillos destrozados
de las peleas y los golpes
a las paredes cuando voy
borracho,
mis caderas están destrozadas
por la quimio y el dolor
es infinito, parece que estoy
pariendo constantemente
un mal presagio.

Tengo los huesos podridos,
pero escucho sus latidos,
su sangre viaja por sus venas
y yo solo,
sólo quiero beberla en mi lata de cerveza.

Capitán de los piojos.

Me bebo en cada botella
mis propias ansias.

El sol me sorprende
en la misma esquina.

El calor no viaja,
el frío no llega.

Me bebo
en cada botella,
y luego me rompen.

Ando por la calle,
me camuflo mirando
al suelo, como cuando
de niño, me pusieron gafas.

Corriendo por el parque de mi cojera.

Es más o menos
un kilómetro.

Se me hace muy
largo el repetirlo
todos los días.

Parece que es un puente
entre los intereses creados.

Me cuesta mucho,
dejar de ser vago.

Es un kilómetro,
cuesta arriba, sin pasión
por llegar al final.

Pero todo está tramado.

Hace algún tiempo
que lo tengo pensado.

Lo pinté todo de color,
y está todo desordenado.

Así el kilómetro
es menos largo
y la cuesta menos empinada.

Puede que sea un vago,
pero voy a la mitad
del poema.

Y casi sin desearlo,
lo acabo,
pero la distancia
está llena de tristeza.

Es demasiado a veces,
pero tan solo ocurre
cuando me siento.

El kilómetro me cuesta
pero el poema me llega,
así que siempre
lo escribo, aún no siendo
costoso el sufrir esta pena.

Como un salvaje/me trasformo y pierdo las formas. Respeto a la mujer/ y la convierto en sexo.

Huye despavorida,
de la palabra
hembra.

No le gusta
que se lo diga.

Ella es mi hembra.

Adoro
susurrarlo
a su oído,
mientras corro
como un lobo
tras su significado,
cuando está
bajo mi cuerpo,
retorciendo astros
entre gemidos
y gruñidos.

Barrotes de vello.

Sube por los barrotes,
y trepa, hasta ponerse en paralelo
con el suelo de su jaula.

Es un preso inconsciente,
con grado tres,
la custodia es compartida
y sus vistas mejores
que las nuestras.

Se cae de su techo enrejado,
sube de nuevo y mordisquea
la reja con sus dientes de lima,
que le pasaron ocultos
en una barra de pan.

De la ensalada, le doy
el tronco de la lechuga
y las hojas sueltas,
pequeños trozos
de manzana y almendra
que mordisquea
como un mendigo
un mendrugo, en noche
de diciembre.

Puedo estar horas mirándolo,
es gris y tiene ojos de escritor
loco.

En la otra habitación hay una cama,
y en el baño gel de manos,
la televisión suena y la noche
insomne sueña a disfrazarse
de vino.

Puedo estar horas mirando
el hamster, me dice más
que cualquier humano.
Cualquier animal,
es más humano que el humano,
el humano es más irracional
y menos consciente,
aún el hamster roe los barrotes,
y busca escapar,
aún no se me olvida,
estoy en la cocina,
en la cocina, hay frigorífico,
y dentro, cerveza fría.

Me abro un bote, de los altos,
me voy al salón, tomo el libro,
hojeo con mi paladar las burbujas
de la cerveza, abro el padecimiento
constante, leo un verso, junto a mi,
está ella, miro por debajo de su camisón
su vagina me recuerda al hamster.

Es hora de la libertad,
es tiempo de adentrarme
en ella y olvidarme de todo,
es el lugar perfecto, para ser
igual de preso.

Café, y lunas como leche materna.

Me columpio,
las calles están mojadas
y los corazones se persiguen,
juegan al escondite,
mueren en el fondo
de un café con leche.

Me quité esta mañana
los zapatos, y subí
la calle respirando hondo,
es muy pronunciada,
es difícil de llegar,
cansa,
pero cuando llegas,
relaja.

Me columpio
cuesta arriba,
la ciudad,
es un árbol,
todos somos frutos.

Manzanas, peras, mangos,
pies, senos, gargantas,
uñas, pelo, pestañas.

Columpio, cuesta arriba,
es muy pronunciada,
como tu nombre en la noche
oscura,
por eso te llamo a solas
y te grito con todas las letras,
porque desde el fondo
de mi garganta,
nace en esas noches:
una luna nueva.

Rarezas de las hordas, política y sociedad

Jugaba en el recreo
en un hueco que fabricaba
un árbol y una pared.

Jugaba con las hormigas
y los chinarros.

No hacía mal a nadie,
era rellenito y raro,
a veces algo payaso
para huir de mi mismo.

A la salida me perseguían,
me tiraban piedras
y papel mojado.

Eran varios,
como una horda,
una pandilla de inclasificados.

Un día corrí, me siguieron,
tropecé frente a un colegio
de niñas,
me sentí como el ciervo cazado,
como el jabalí tiroteado.

Ellos reían, ellas miraban
como consortes de la sangre
y la muerte.

Una niña se interpuso,
me salvó.

Al día siguiente volví
a mi rincón,
mi guarida,
mi escondrijo.

Me decían marica,
porque me defendió
una chica.

Seguí con mi dedo,
una hormiga,
me gustaban las hormigas,
laboriosas, indefensas,
humildes, silenciosas.

Mi dedo tropezó
con una trampilla,
abrí una portezuela,
bajaba una escalera,
la seguí, la trampilla
cerró, llegué a un lugar
boscoso, tranquilo
y un árbol de tronco
azul y follaje naranja
me llamó...
me tumbé bajo su sombra
morada,
y allí descansé.

Sigo yendo a ese rincón,
cuando las pandillas,
y las hordas de malos
me siguen usando,
como reclamo de caza,
mientras sus mujeres,
preparan el festín,
esperando con sus copas
vacías,
la sangre de mi humillación.

Pero estoy a salvo, ella,
me acaricia la cabeza mientras
el tiempo pasa, y los poemas
vuelan entre las ramas.

Desayunando dibujos

Trasiega entre la cocina y la terraza,
sus nervios de niña,
porque no se centra.

Curva su cuerpo y me mira,
olisquea con su gesto de roedor,
el ambiente, mi pelo y mi cuerpo
que no ducho, hace un par de días.

"¡No hueles!"- me dice.

Se toma dos cafés, baila
por el pasillo mientras habla
sola.

Me pide que le cuente cuentos
al oído antes de dormir.

Se ducha, tiene hambre de justicia,
afila las uñas,
coge sus papeles.

Me besa la niña adulta,
se ha puesto algo en los labios,
se marcha,
olisqueo como ella,
mis labios, me es familiar,
huele y sabe a ceras de colores
con las que de pequeño,
dibujaba sueños que imaginaba.

Imagino que su boca hoy,
sueña con terminar de hablar
para besarme de nuevo
con un dibujo de niña,
saltan a la comba,
ríe concisa,
la semana comienza
la confusión termina.

Exprimiendo arpas, desollando deseos.

Rescato del futuro
lo que proyecté,
me hace falta ahora,
en este tiempo,
no ese, en que quizá
haya muerto, y no viviré.

No me prometo,
ni me juro,
ahora hago lo que mi palabra
conjuga, y ensalza.

Es la hora del juego,
cerrad las puertas,
no ha de escaparse
nadie ni nada.

Cerrad bien la cal,
apretad bien el canto.

Apretad bien las ventanas,
ha de estar todo dentro
ahora, todo.

¡Que no escape nada
ni tan siquiera la pequeña
muerte del tiempo,
que disfrazada de segundo
desea huir en décimas,
aprovechadlo, es el momento
de disfrutar de todo,
hasta de la oscuridad
del parpadeo!

Ritual y plegarias

Beso su boca
hasta empaparme
de su saliva,
de viento y lluvia.

Agarro fuerte sus caderas,
y con la otra mano,
mientras la beso,
rodeo su cuello
y aprieto con suavidad.

Meto la lengua en su boca,
y poco a poco,
en un baile maldito
que recrean nuestros
inconscientes cuerpos,
la llevo al salón
y la pongo encima de la mesa
como si fuera a operarla
el mismísimo satanás.

Bajo con impaciencia,
y hecho un perro salido,
sus pantalones y sus bragas,
sin reparar en mis antecedentes
penales,
y deseando este nuevo crimen
contra la castidad,
más sanguinolento que nunca.

Bebo vino de mi copa,
y chupo toda su raja,
esa que no regala dios,
pero es un navajazo entre
sus piernas,
que la lujuria urdió.

Meto mis dedos,
escarbo, olisqueo,
retuerzo mi legua
de lobo áspera,
mi aliento de hoja sucia,
de poema oxidado.

Mientras lo hago,
solo deseo no dejar de hacerlo
nunca.

Ella eleva su pelvis,
grita, me maldice,
me insulta,
yo afilo más mi lengua
trasformo mis dedos
en rima,

La mato,
la asesino,
la torturo,
la descoyunto,
su sangre,
su orina,
sus plegarias,
sus gritos:
Mi madrugada
mi madrugada.

Anochece entre sus piernas
mientras oculto el sol
con mis dedos y mi lengua.

En el ocho, me levanto.

Ya lo sé...
todo lo malo
que puedas decir,
ya lo sé.

Ahórrate el esfuerzo,
me parieron puro,
me forjé pájaro
de mal agüero.

Todas las flores
que me cultivaron,
me las arranqué,
y las mastiqué.

Por eso digo:
soy como soy,
me presento
a mi mismo cada noche,
nunca soy el mismo.

Pero las flores que mastiqué...
ahora abonan ese momento
que te miro y tu ríes sin saber
que te apuñalo a besos,
por la espalda,
buscando este callejón sin salida,
para quedarme contra las cuerdas,
y sentir el K.O. de tus caricias.

Siestas bajo tu lengua.

Cielo verde,
suelo rojo,
sangre amarilla,
palabras fucsias,
corazón azul,
arcoíris negro,
todo el color
lo llevas tu,
prendido
de tus pasos.
No hace falta puñal,
para ahuyentar
el miedo,
ya hace tiempo,
que viste del mismo
color,
que la bandera de rendición.

Música y miradas mientras tomo café y dejo que te vayas

Ha pasado el tiempo,
todo sigue igual.

Los ciclos se cumplen,
el mundo lo tiene todo organizado
bajo su estructura,
es como una partitura en coda.

El hombre (como especie)
es el canon de sus sentimientos.

El café sigue siendo amargo,
la cerveza mejor fría,
el vino siempre redondo,
las lentejas, si quieres...

Te miran y te estremeces,
en medio de un bar, borracha,
y adentrada en la noche,
te sigue gustando que te muerdan
la oreja o te chupen el cuello,
me gusta decirte que tu barbilla,
cuando la sostengo entre mis dientes
y la golpeo y chupo con mi lengua,
es tu vagina.

Al día siguiente bailas en la mano,
y hueles la almohada y las sabanas
recorriendo con tus dedos,
el abundante esperma que aún habita
en tu vagina.


Ha pasado el tiempo,
todo sigue igual.

Por eso me gusta ponerme
encima de ti y masturbarme,
ver como chorreo, como caigo
en ti, como una cascada,
como una ducha de muerte,
que se balancea en tu vientre;
como una bala que disparo
en tu cara.

Es lo que tiene todo esto
de la vida, que si te retuerces
en la angustia, sólo te quedas
con ese momento,
en el que crees que estás más cerca
del amor,
echandote fuera, y quedandote
en tu recuerdo más muerto,
que el semen que no vive,
en el borde de tu canto.




Entendiendo el rugir de los leones.

Llegada de una flor muerta
es la consciencia del mundo.

Creíste ser baraja,
y eres roto en el comodín
que nadie usa,
olvidada del juego,
se me pudren tus penas
en las manos
de mi incertidumbre.

Llevas en la cabeza
las ramas deshojadas
de un otoño eléctrico,
llevas un mar de peces muertos,
donde es mejor
llevar un corazón rojo.

Solloza sobre el minutero,
que las horas para ti,
ya no pasan,
y te atascas en el tiempo,
como en hora punta,
los coches en la carretera.

Caminando entre flores grises.

Si tuviese desprecio
por la gente,
no frecuentaría gente.

Así como el cielo,
lleva nubes por delante
y lejos,
yo llevo la palabra
gente, por delante
de persona.

Están las calles plagadas
de nosotros, gente que sube
y baja, respira y piensa,

Y somos más gente
porque no salimos
de nosotros,
y menos persona
porque no miramos
fuera.

Por eso no desprecio
la masa, porque también
yo hago lo mismo,
mirar poco fuera
y mucho mi ombligo.

Absorciones membranosas

Confundido entre calles,
absorto en su sinfonía
disonante de cláxones
y desesperaciones,
es una música
que se arrulla en mi oído
dando forma a una melodía;
tomando las visiones
que me provoca
la soledad y la borrachera.

Me trasformo en un monstruo
y soy mi propio ogro,
me torturo al descuido
y siento que lo bueno,
no me lo merezco.

Todo me confunde,
completo entre dudas
sigo caminando;
entro al chino,
compro una pinta de whisky
y me machaco el hígado.

Nada importa, salvo
el ruido de los coches
en la urbe, que indican
que llevan un destino...
aunque sean las kundas
del sueño profundo.

Estepa y poema.

Hay un lobo hambriento
en cada uno de mis dedos,
tiembla el papel blanco
como el cordero indefenso,
cuando me abalanzo
con dientes de verso.

Diversiones al borde de lo inusual.

Nada, no es nada.
A penas ocurren,
y es mejor dejarlo.

Garabatos de sangre
en vasos de vino tinto,
solo el ciego los advierte.

Dibujos en medio
de tu cuerpo, exiliado
a la nada.

Divisiones en la comunicación,
errores en el habla.

Carreras sin meta,
desfondado y sin lengua.

Espumas tóxicas,
me centro en nada
y me olvido
hasta de lo exiguo.

Es complicado
entenderme a mi mismo,
aún suenan cencerros
en lo alto de mi cabeza.

ora arriba, ora abajo,
desde pequeño estoy
en una montaña rusa.

Corriendo montaña abajo.

La pongo sobre mis rodillas
y le doy unos azotes.

Le pongo un collar
y la paseo a cuatro
patas por casa.

Le ordeno
y cumple.

Ella es mía
y sus intenciones
son libres.

Ella es mi esclava.

Así es mi vida,
en ese extraño camino
hacia la muerte.

Soleado día de otoño.

Como un pez que mira
a través del cristal.

Estoy encerrado en mi vida
y ya no me ahogo.

Es el peor de los males,
acostumbrarte al sufrimiento,
ser parte de su existencia,
nadar en sangre ácida,
acostumbrarte y revolcarte.

Germen entrañable.

Germino en ti,
pequeño brote
verde,
salido de un cuerpo
marrón y duro.

Germino en ti
como la lenteja
en vaso con algodón
mojado en agua.

Mi brote, serpentea
por tu cuerpo,
husmeando,
atravesando las paredes
de tu vagina,
acariciando tu garganta.

Llegando a tu cabo de esperanza.

Me gusta y lo sabes,
saciarme y besarte
con mi aliento cervecero,
con mi alma enrobinada,
y mi corazón chepado.

Recuerda que me llevas dentro,
como la lenteja que al germinar
ha dejado escapar su germen,
un veneno de pústula
que sacia en tu hígado,
su necesidad de cerveza.


Eres un vaso,
yo una lenteja,
tu vagina es un algodón
empapado,
lugar donde en algún caso,
me observo y me gusto abandonado.

Grabando encima de éxitos, me pirateo a mi mismo.

Aunque lo escribo y lo digo,
parece que se me pierde
entre medio de los hastíos,
y crece como una mata
de nervios en medio
de la tierra baldía.

Tengo una pena tan grande
que a veces, en ocasiones,
se disfraza de conjetura
y me lanza a la calle,
como un casete re-grabado,
con temas
que ya no quería escuchar.

Aunque lo escribo y lo digo,
es como un bucle que me repito
para no olvidarlo y llevarlo dentro:

Resucitaré del papel
y mi palabra será un hecho.

Desnudo en la palabra, cuando la misma es vida.

Lo simple, lo menos complicado
lo más triste, lo más pequeño,
la tragedia ordinaria,
la pena del día,
la sonrisa, el pecho oxigenado,
el sexo intenso y aullado.

Esperar a que te recojan en coche,
o a tomar el autobús,
o ir caminando hasta el bar,
así en estas tesituras
de engranaje fácil,
como una rueda cuesta abajo,
sin saber destino,
es como vivo,
dejándome caer
penando por todo,
sonriendo por nada,
como la balada
que al final es una tonada
de esperanza a la que nadie
pide nada.

Sed de vino cuando tan solo hay agua.

Todo vacío,
sin nada.

No hay existencia,
no existes tal y como piensas,
tan solo en lo que proyectas,
y sólo tiene forma lo que imaginas.

Todo se vierte,
como de la jarra al vaso,
para ir hacia la  boca
y saciarte.

Vacío y vertido.
eso es nada,
por eso estamos.

Solo que en ocasiones
se nos rompe el vaso,
y todo se desparrama.

Lluvias de llaves.

Barajo en mi vida,
el consciente que me aprisiona.

No somos de este mundo,
los que sufren son héroes
y pasan ocultos.

Flirteo con las palabras
y riego mi percepción
con penas de otros.

Me emborracho,
me junto con putas
y drogatas, bebo
demasiado, a veces,
meto la pata.

Te fabrico una lluvia
y luego te orino los sueños.

No olvides que todo es un juego,
algún día me arrastraras del pelo,
y esto que ahora escribo, no será
más que un extraño objeto
sin filo.

no olvides, no olvides...
esto es un te amo.

Alas de signo

Hoy me senté en el parque
que hay junto a la avenida
grande de dónde vivo.

Hacía sol y estaba tranquilo,
esperaba a que llegase el autobús,
me gustan los autobuses.

Subí, había una mujer con un niño
y un viejo con un cartón, escondido,
de vino.

y entre ellos, sentado, estaba yo.

Si alguna vez no vi un paréntesis
de mi vida, jamás lo tuve tan claro.

Lecciones absurdas,
de tiempo,
más,
espacio.

Entre la inocencia,
y la vejez solitaria,
anida siempre alguien
que camina más herido,
que un gorrión
al que han disparado,
con años.

Eructando en el filo de cama.

Me gusta leer a Kenneth Rexroth
a solas, mientras la gente
conduce y pasa desapercibida
en medio unos de otros.

Me siento aportado y me exporta
a todos esos corazones tibios
y ahumados de soledad .

La sensación es como un latido
trasformado en coz;
y es que hay poemas,
que llegan al alma y trasforman
tu cuerpo en un animal,
que muerde el mundo a su antojo.

En un día cualquiera, parece que todo no fluye y por fin viene por donde deseas.

Rasgo a penas
tus huesos,
y no empato
con tus besos.

Sin ruidos en medio de la noche.

Y me sorprende
la redención,
mientras bebo whisky
en los bares,
y me consulto
al filo de los recuerdos:
¿Por qué me lanza
así de violento
a la vida, que tan
apaciguada y disfrazada
camina por los temporales
de mi subconsciente?

Y la redención,
ramera, se alienta,
sonríe de medio lado
y me deja.

Paredes de espuma.

Tengo cambiados los conceptos,
jamás he tenido mitos,
siempre fui de admirar mucho,
pero sabiendo que son tan mortales
como yo.

La diferencia existente entre lo conocido
y lo desconocido, es la capacidad
de trabajo.

Tengo cambiados los conceptos,
lo decidí hace tiempo,
todos tenemos un culo,
a todos nos gusta algo
similar o parecido.

Por eso no se me caen mitos,
si acaso se me rompen jarrones,
o se me muere entre mis manos,
un mirlo.

Mitades y medios, drogas y serotonina

A media noche,
tus medias,
las quitamos
juntos con cuidado,
tú una,
yo otra,
nos besamos,
tu llegabas a la mitad,
yo a la otra.

Comes de un lado del plato,
yo del otro.

Te sientas a mi lado,
y yo al tuyo.

Me abrazas y yo sin rodeos,
te paso el brazo por los hombros.

Recuestas tu cabeza en mi pecho,
reposo mi cabeza en tu cabeza.

En la cama duermes en un lado,
yo del otro.

Las noches ahora son la mitad
contigo.

Naciste sin mi,
y no te hace falta nadie,
pero nos encontramos
mientras tú llorabas,
y yo me auto-destruía,
y como enteros,
cada uno por su lado
llegamos a la mitad
de un todo compartido,
a medias, sin ser naranjas,
tan solo caminantes
del mundo ruidoso,
nos vemos de vez en cuando
y sonreímos.

Mi vida a tus pies.

Hagamos un pacto,
tú te descalzas,
y yo me bajo la bragueta.

tú mueves los pies,
sacudes tus deditos,
esos que tan cachondo
me ponen,
mientras saco mi polla
y subo y bajo con mi mano
hasta que se ponga dura.

Tú pones los pies
encima de la mesa,
yo me masturbo,
notarás mi aliento,
mi gruñido indeciso.

Entonces me correré
en tus pies...
y al tiempo,
mirame a los ojos,
a la vez que mi semen
cae sobre tus dedos
resbalando hasta tus tobillos.

Hagamos un pacto.

Esto sólo lo hago contigo,
después, besaré tu boca
mordiendo al retirarme
tu labio de abajo.

Me iré al bar,
cerraré la puerta
despacio,
andarás pisando
esa vida, que en tus pies,
en esos momentos:
anida.

Títulos desechados

Liado, en las calles,
llevo en la mano
cuando ella no está
un escozor satisfactorio.

Bebo con esa mano,
me la sujeto cuando meo
con esa mano,
la huelo,

Son los restos de su aroma,
es la erosión, de su piel,
en mi piel.

Mientras ella duerme,
yo malgasto el tiempo
desparramandome
en la noche
como un gato cojo,
como un lobo solo.

Borracho y socarrón,
llevo su amor en la mano
como si fueran las diez
de la mañana de un soleado
y melancólico miércoles
cualquiera,
sin darme cuenta en verdad,
que es un regalo al dolor,
una cura a mi estancia.

Besando discursos,regando margaritas donde la noche mata crisantemos y el odio es una maleta que nadie coge por miedo a ser honrado

Ella imagina que la escucho
cuando habla y se expresa,
piensa que sus palabras,
las que dice,
son atendidas;

Pero desconoces que trepo
por ellas hacia donde el entendimiento
se pierde.

No me gustó atender nunca,
ni escuchar a nadie,
siempre preferí atravesar
la cascada que la boca suelta
para enredarme como una mosca
atrapada en las palabras,
como si la telaraña
me entretejiera
en  un entretenimiento
que me empapa...

Viajo en sus discursos
donde el sentido
no tiene excusa,
justo cuando espera que la arrastre,
con un mordisco en sus labios,
suelto un:
Me tienes loco...
calla y deja que mi lengua
entienda el palatino de tus razones,
olvida lo que dices,
comprende el silencio
que envuelve tu discurso.

Entonces, erase una vez
en un país cercano:

Que muerdo su cielo,
arranco su corazón,
violo su espacio,
y me susurra:

Eres adictivo,
cabrón hijoputa,
y mi saliva en su boca
brota hacia ella
como tibio esperma.

Cuando quiera, será.

Ahora o nunca
Ahora o nunca
Ahora o nunca.

Hoy o mañana
Hoy o mañana
Hoy o mañana

Así es la debacle
de mi existencia.

Vida,muerte.

Paralelismos infinitos
en su unidad,
tan cercanos
en mi vida.

Luna, sol.
Noche, día.

Puedo seguir siglos,
pero tan solo tardarías
un minuto en leerlos.

Recibos, impagos, luz, gas, pena y olvido.

He descubierto un vals:
una flor extraña
que habita en las montañas.

En la ciudad, en los bares
la cerveza es como un río
y su espuma son los besos.

Ya no entro en los baños,
a dibujar carreteras en la piel
de mi cartera.

Ahora únicamente
me emborracho
como un viejo parado,
sin pensión.

Oh mon dieu!!
Oh my goodness!!
Joder, hostia puta!!!

cuando el bolsillo
se vacía se alejan
esos amigos.

A penas salgo,
escribo mucho, en casa,
donde bebo
whisky sólo
y disparo con mis versos
al puente, al cuerpo, al vicio y al árbol.

Huelo esa flor extraña y saco el pico
del mirlo, que ebrio y cachondo
busca en la noche a la muricielaga
despistada, o al acordeón dormido.

Flor en la montaña, que extraña
eres cuando escribo,
que raro es todo cuando escribo,
que distante es todo cuando escribo,
que amargo se vuelve todo cuando escribo,
que feroz se vuelve mi corazón cuando escribo,
que atroz es mi alma, que desdenes fabrica conmigo,
que asco me da todo cuando escribo...

Y cuando no lo hago,
no siento nada,
no digo nada, no escucho nada.
Muero y comunico como el teléfono
de todos los que murieron.

Definiciones inexactas y precisas.

Mujer fuerte,
esa que te mira,
sabiendo que tiene pupilas entre
las piernas
y
un coño en cada ojo.

No enferma, solo vive y muere.
No se rinde.
No queda quieta, aún parada.
No es superior, es igual a ti.
Vive junto a ti, nunca delante
y
mucho menos
detrás.

todo lo dice, para ser atendida,
aunque calle, te escribe con su cuerpo,
en tus intenciones de macho alfa,
sabiendo que alfa es auto-definición de:

Hombre que llora,
Hombre que salta,
Hombre que se columpia,
Hombre solitario,
Hombre niño,
Hombre criajo,
Hombre que la cubre,
Hombre que respeta,
Hombre que levanta la mano
tan solo para acariciar su pelo,
Hombre reloj, que cuenta el tiempo
hasta que ambos se encuentran.


Mujer fuerte,
esa que te mira,
sabiendo que tiene pupilas entre
las piernas
y
un coño en cada ojo.


Siendo alumno de último pupitre

Ella hace lo que digo.
Es sumisa y rebelde,
me gusta llevar el mando
y presionarlo para que vibre
el masturbador que lleva
dentro de su vagina.

Se emborracha y anda
haciendo L.

Me llama por mi nombre,
poniendo su boca en forma de O

Se corre y cuando lo hace
pone sus piernas en forma de V

Desayunamos tequila y me besa
metiendo su lengua en mi boca
y sus labios con su lengua
los pone en forma de E.

Es la extraña manera que tengo
de aprender otras lenguas,
de ahí que lamer su clítoris
mientras meto mis dedos
dentro de ella, sea la mejor
manera de aprender lenguas
muertas.

A voces peladas, a gritos vomitados.

Nombrarte en mi soledad,
es blasfemar contra el odio
que me tengo.

Nombrarte en mi soledad,
es encender en la oscuridad
un flexo.

Nombrarte en mi soledad,
es recibirte  en la distancia,
mantenerme ileso.

Nombrarte en mi soledad,
es rasgarme con un punzón.
desnudarme y tocar mi sexo,
masturbarme y eyacular,
mientras me envuelvo la polla
con tus besos.

Bajo la lluvia de cobre.

Saco a pasear un tiburón,
le he puesto patas de cartón
y un papel arrugado
en forma de corazón.

Come hierba y fuma piel
nada tiene que ver
con las formas de hiel.

Camina junto a mi,
me lame las manos,
me chupa los pies.

Saco a pasear un tiburón
de papel.
es una hembra insana,
le llamo alma
y tiene textura de mujer.

Tiros de arena.

Me repito a mi mismo
constantemente.
Me canso de lo mismo
usualmente.

A veces las ruedas
desgastan al camino
y el asfalto se hace de goma.

Incido, coincido,
tristeza, melancolía.

Basura, despojo,
siempre lo mismo.

Las putas ya me miran
con pena,
esto no es lo que era.

Errático por las calles, mi cobardía me arrincona. (Aforismos sin conclusión exacta)

Encontrar la riqueza,
en el valor de lo sencillo.

        ***

Saber valorar el corazón,
antes que el bolsillo.

       ***

Imaginar el futuro,
como una linea lejana
a la que nunca llegas.

      ***

Desear todo,
pero quedarte
con lo poco que te gusta.

      ***

No hacer caso
al que dirán,
y así no ocultarte,
ni que te oculten.

      ***

Fíjate en la yema,
no en la cascara.

      ***

Viaja desde fuera adentro,
duerme y apacigua
el corazón en el río
fluyente de tu sangre.

      ***

Siembra abrazos,
en el barbecho
que los dejas,
nacerán palabras
que volverán a ti
en forma inexacta
de amor callejero.

      ***

Recordar lo que te hizo daño,
y tropezar con la misma piedra,
que del dolor pasado, ahora
es un trozo de gomaespuma.

Vacío, melancólico y borracho.

Frente,
hígado,
y entraña.

Racional,
borracho,
y visceral.

me defino
en un crucigrama,
en el que la palabra
es un número
que no cuadra
con el mundo.

Inexplicable,
ausente,
dejado.

Austero,
llorón,
y olvidadizo.

Rozo con mi pene,
los resquicios
de tu nombre.

Me han crecido alas
en la soledad,
y al recordarte.

Imágenes calvas

Yo sé que voy llegando,
el camino cuanto más largo
más entretenido,
cuanto más difícil, más reto.

Tengo constancia de estar llegando,
he comenzado la andadura,
puede que tropiece, pero conozco
muchas manos, y algunas siempre
me atienden.

Ahora es momento de recogerse,
ahora es el exacto momento
del compás, el metrónomo
me enseña paciencia,
la vida, me dará
el valor de la existencia.

El final siempre es sabido,
todos morimos,
pero el relleno del almohadón
lo eliges tú.

Reposo mi cabeza
en un cálido almohadón,
solo quiero que no arda...
no quiero volver a tener
rayas discontinuas,
con las que adelantaba
vida para atraer muerte.

Ahora todos los semáforos
están verdes,
y beso cuando paro,
por eso se me ponen rojos.

Imágenes calvas,
todo es pelo
cuando llega el alba.

Destrozo, abrazo, designo.

Ciudades, dinero, humo,
todo escapa y nada es cierto,
ella comió sal y el azúcar
le sabe mal.

Mientras, quizás, no sé,
el ayer vuelve a mi
y lo abrazo
mientras, quizás, no sé...

me desangro,
me desolvido,
me desencuentro
entre sus brazos,
a destiempo
de nuestros besos.


Cambiando de tema todo siempre tiene un corazón y un traspiés.

Poco caso o ninguno,
más que nada por todo,
tengo un sayo con forma de capa,
tengo un libro con cien alas.

Abro a veces para no cerrar,
y cierro a cal y canto,
lo que no me interesa
tener abierto.

Yo he robado más de una vez
pero siempre lo he avisado.

Dame tu corazón
que le ponga ruedas de papel,
dámelo que me siente,
y llegaré hasta tu pecho, siempre,
una y otra vez.

Eso sí, recuerda que las ruedas
son arrancadas de mi libro,
lo digo por si vuelo...
no olvides dejarme abierta,
la puerta de tu pecho.

Simpleza y riqueza

Camino, hago trocha,
desarrollo sendas,
por las que la hierba
crece a mi paso,
en las que las sombras
dan cobijo del calor
y no hay más,
y no hay más,
nada más que eso.

Mi generosidad
me vació los bolsillos,
mi generosidad:
me llenó el corazón.
Solo eso.

Recortes y pasiones.

Hay unas tijeras en mi almohada,
no sé que hacen ahí.

Hay papeles en mi cama,
no sé que hacen ahí.

Hay tinta roja en mis manos,
no sé que hace ahí.

Hay libros por el suelo,
no sé que hacen ahí.

Hay una ventana abierta,
no sé que hace ahí.

Hay una mujer que me adormece,
no sé que hace ahí.

Hay sueño,
y mucho que recortar,
para dar forma al corazón.

Hay un corazón en el cajón
de mi mesilla,
no sé que hace ahí.

Hay, ay...
ahí donde el dolor
no se disfraza.

Alergia.

No sé si sabes
que mientras mi corazón
late como una percha
traviesa...
mi alma juega a perderse
entre tus nalgas.

Por si acaso algún día
notas escozor entre tus piernas,
no pienses que es alergia,
es mi alma salida que roe
tu entrepierna y se enreda,
para olvidar esa extraña
pena.

Casos de un cuento, sin metáfora que olvida su moraleja en la esquina de una calle vieja

He vuelto a comerme las uñas,
he vuelto a hurgar en mi nariz,
he vuelto a beber con ansia,
he vuelto a ver lo que no veía.
he vuelto a saltar,
he vuelto a imaginar autodestrucción,
he vuelto a sintonizar mi corazón
en el canal de dibujos animados,
he vuelto a decirle a mi alma que llore
como un trombón borracho,
he vuelto a las bases matemáticas,
he vuelto a restar y dividir
he vuelto a sumar y restar.
he vuelto a todo...

Y mientras su pelo entre mis uñas,
entre mis huesos,
entre mis camisetas,
entre mis gafas,
entre mis lentes,
entre mis sabanas,
entre las calles,
entre las farolas,
entre las carteleras de cine,
entre las jarras de cerveza,
entre los tragos de bourbon,
entre las botellas del bar,
entre mis amigos,
entre las rayas,
entre las bolsas,
entre los adoquines,
entre mis pasos,
entre todo,
y entre tanto,
divido volver,
entre su pelo
y el resultado es no querer
olvidar,
con final inexacto.

A medias no es más que un perfil cortado.

Si lo pones de perfil,
es como si no estuvieras.

Eso sí,
vete y no des ni un entero.

La soledad me enseña que mis castañas
se queman por mirar demasiado fuera
y poco dentro.

Errático y moribundo
vagabundo e introvertido.

La decisión es tomar el camino
equivocado,
así los que no arden,
entienden mejor en mundo.

A media tarde, en el autobús, a solas, con amigos.

Hablan en pasado,
recordando esos buenos
momentos.

Pero yo sé, y es un secreto,
que solo he de alargar el brazo
y revivirlo.

Canción, póster, foto,
mirada, risa, alegría.

Ahora me pregunto
hacia donde va todo
el recuerdo cuando nadie
rehace el verbo.

Escapadas infantiles.

Es como un damero
por el que se entresijan
las miradas.

Parece que pasa el dolor
a blanco, pero siempre,
siempre, queda en negro,
esperando a devorar
la esperanza.

Inimaginable, que juegue
a cuadrar letras en un puzzle
bicolor, de base poliédrica.

Retuerzo mi juego, imagino
sombras chinescas,
mientras
los cuerpos se entrelazan,
por el dolor de la despedida
que aún no llega, pero es sabida.

Me calmo.
Me ataco.
Me calmo,
me saco de la cabeza
algún nudo,
para dejarlo caer al corazón,
dónde el agujero lo lleva
al mismísimo estomago.

Melancolía

Mira...
Siempre vuelve...
Pero no te engañes,
nuna se va y te araña,
y escupe en tu oreja,
cuando miras demasiado
pensando en lo mismo,
mientras pasa tu vida
ahogada en ti mismo.

Aroma indescifrable.

Tomo el tren,
para llevarme
de paseo,
por la ciudad,
de tu olor.

Cuando la superación,
se convierte en una valla,
que tiene
la forma de tu nombre,
y el amor es una pista
para despegar mientras lloro.

Probando el futuro.

Recuerdo en cada momento,
oasis en el sueño,
confío en tu ronroneo,
imagino tu cuerpo sudado y jadeante,
oscuro sentimiento, amor y esperma salen.

Mares verdes como un corazón latiente

Ahora ya, que se cierran las puertas
y mis noches son una letra perdida
en tu: ojalá que no te vea.
Ahora ya, que ya no hay ahora:
Se te ha convertido el suelo
en una sabana movediza
por la que te hundes a la cama
de otro, ahora ya, ya lo sé.

¡¡Preparados, listos, ya!!

Listo muy listo, preparo
el ya, para ahora y no nunca,
ceder oportunidades a otros cielos.

Mi barco ondea
su bandera más negra y huelo
a carne a la brasa y cerveza.

Calaveras y tibias,
caderas tibias,
vagina que ruge,
voy a beberte
como a una jarra de espuma.

Esperando que llegue la muerte.

Me masturbo,
Aprieto fuerte mi pene
como si la abrazara,
me hago el amor sin ella...
Siempre me agarro
A un clavo
ardiendo.

No cambia el estado de mi alma/ hace que todo vuelva a no tener nada/

Anoche fue noviembre y lloré
como si fuese final de enero.

Es como si los meses,
se arremolinaran y caminaran
jugando a no rescatarme.

Cambia la brillantez del sinsentido,
todo se sierra en un filo de pluma,
absoluto y temprano pasan
confusas las estaciones
en medio de las noches,
que siendo noviembre...
se quiebran sin brillo,
en la palma de mi mano.

Cartas en el suelo de mi nombre.

Mis noches son cerradas,
ahora no entras, ni te deslizas,
eres una carta que resbala,
por debajo de mi puerta,
carta en sobre sellado,
y timbrado con tu nombre,
que se muere de ganas,
y siente por que la lea,
verdadero hambre.

Tiene tu carta el mensaje
que lleva nuestro saciado
momento de sudor,
que en las noches que nos amamos,
sin darnos cuenta
nos escribíamos esos mensajes
y yo con mi saliva...
Cerraba ese sobre.

Ahora la abro y leo,
ahora soy consciente
y crezco,
soy valiente y te leo.

Claroscuro.

Me adentro en el bosque,
hay almendros en flor
y cerezos, hay largos
caminos llenos de bambú,
hay riachuelos que fabrica
la montaña con el deshielo,
también todo esto, tiene sombras,
y los peces y los animales,
se desangran con el miedo.

Bebiendo sombras en una copa turbia.

Removido, asaltado,
la noche no me cierra,
el mundo se me queda corto,
volar en mi inconsciencia,
ser de verdad ahora, parte
y juego de la  vida.

Destrozar el pasado no mirándolo.

Desear ser lobo en la estepa,
para devorar mi parte de hombre
oblicuo y solitario.

La espera es el siglo de una mano,
que acaricia su afilada ala.

La espera es el azul y el amarillo
mezclados en mi cara.

Ahora y no nunca, es tiempo
de estar cerca, para asesinar,
los augurios de la esencia mala.

Bebo sombras en una copa turbia,
me reflejo en su cristal,
y camino sin la pasión de la cándida
y cercana muerte del sueño caído.

Bebo y trago sombras, beso y olvido
copas.

A veces la vida es turbia y la muerte clara.

Soñar a perder.

Perdía a las canicas,
perdía al escondite,
perdía al tres por siete,
perdía en clase suspendiendo,
perdía los bolígrafos,
los cuadernos,
los libros de matemáticas
y sociales, y lengua,
la mochila y el bocadillo del recreo.

Perdía mi tiempo mirando
las pájaros a través de la ventana
del colegio.

Perdía los balones de fútbol,
de baloncesto, las pelotas
de tenis.

Perdía en los juegos y en los estudios.

Soñaba que era astronauta,
soñaba que era hombre de las montañas,
soñaba que caminaba solo y sin nadie,
soñaba cosas que nadie, de mi edad, soñaba;
como enamorarme pronto de alguien que se enamoraba
de mi sin tiempo, ni nada que nos olvidara.

Soñaba que no perdía nada,
que masticaba chicle en clase y no me reñían,
soñaba que perder era el comienzo de ganar
algo, porque al perder dejabas de tener,
para ganar.

Perdí mi sentido,
perdí el imán de mi brújula,
perdí el norte donde alguien olvidó
sus zapatillas.

Perdí entre idas y venidas por la ciudad
del asfalto hueco, un sentimiento de culpa
y soñé nunca más, estar de mi infierno, preso.

Me acostumbré a perder desde pequeño,
por eso cuando la vi, quise soñar no perderla,
pero el perder, es más fuerte que el sueño de ella.

Por eso ahora la perdí, mientras soñaba tenerla.

Mi alma, mi vida, mi espanto, mi pena, mi llanto.

Ella es como el papel
en manos de un niño,
puede acabar barquito,
puede acabar pajarita,
puede ser avión,
pero casi siempre
acaba arrugada
y
pintarrajeada

Es como el sin vivir
de un muerto,
como el verso
de un borracho.

Callejeo sin nadie
aún con gente
a mi lado...

Soy sangre,
sudor
y
esperma...

Pídeme con tu boca
que me convierta
en carne.

Deseo que te vuelvas
loca,
y arañes mi espalda
cuando me imagines
a solas, sin nadie.

Formas erróneas. Poeta en la cama.

Tú me has creado,
desde eso que todos
llaman nada,
tu me viste y como al barro,
fuiste alfarera de mis ilusiones
y diste forma de melancolía
a este corazón desplumado.

Nunca he muerto, ni lo haré,
pero ahora en este jarrón
de barro, me ausento,
donde habita tu descontento
de piedad.
Como un subrepticio
de mi soledad,
volaré,
con mis alas de cartón y vicio.

Observación del kaos.

Yo sé que más de uno,
sabe más de lo que yo sé.

Siempre hay alguien:
Altius, Fortius, Citius, ...

Pero no me importa mantener
mi duda, para aprender más,
y nunca ser uno de los elegidos.

Mas me soporto, y me reconozco,
en acciones que no son mías,
y justo ahí aprendo.

Después de diecisiete años.

Fue tras un eterno segundo,
se cruzaron nuestros ojos,
y cupido caminó hacia el suicidio.

Redundo en mis juguetes, esos que olvidé cuidar y ahora me curan, en medio de esta soledad que fabricas.

Elegí la intensidad,
y la deriva, para ir poco
a poco, a encontrarme
con tus manos...
esas que me dicen adiós,
y me devuelven a mi niñez,
de una patada,
en el trasero de mis ilusiones.

Elegí las palabras,
porque se convierten
en hechos.

Elegí las palabras
porque jurar o prometer
no es cumplir lo que se
ejecuta.

Elegí las palabras,
porque antes de hacerlas
se fabrican en su deseo,
y renace el hecho,
mientras se resucita
del folio blanco mortecino.

Resucitaré del papel
y mi palabra será un hecho.

Cosas desde mi niñez que aún perduran

Exijo mi soledad,
en medio de todos vosotros,
como un derecho inalienable
de mi alma exigua.

Es de las pocas cosas
que me quedan,
ser yo, o al menos intentarlo,
en medio del acoso de las palabras.

Por eso si me observáis
callado, si merezco ese verbo,
y no muevo ni un parpado
de la palabra risa,
es porque el deseo
de la conjugación del momento,
es estar escurrido y recordando.

Hazle caso a tus padres.

Yo no soy tu hombre indicado,
no, si no quieres que mi lengua
pasee desde tu vagina hasta tu ano.
Ni soy tu hombre indicado, a menos
que me dejes clavarte con mi clavo,
no soy a menos que despues,
me dejes decirte al oido, sudando,
lo mucho que te amo.

Obligaciones y trabajos

Si tuviera que elegir
elegiría morir varado
entre tu cuerpo de isla
de espanto.

Pero la muerte es tan vengativa,
que me obliga a vivir sin tu nieve
ni tu sol de escarcha.

Podría morir ahora mismo,
pero me toca vivir echándote
de menos.

Silba al poeta

A menudo en la habitación,
desde ahí, desde el cuartucho,
a través del store, miro a escondidas
como pasea al perro,
mi habitación está en un piso viejo
frente al Retiro, llena de papeles escritos,
y tiene el suelo sucio.
No hay nada en la nevera, 
salvo un par de paquetes de cervezas
de las altas, las yonki latas, como las llamo,
salchichas y un bote de picante.

A veces sólo como pan mientras chupo un trozo
de sal.

Es triste, pero los hay peores, tanto, 
que no pueden observar como ella,
cual aleta de un tiburón,
corta el aire del parque mientras
silba a su perro,
y yo pienso
y yo escruto
y yo discurro con mi pobre
y solitario cerebro:
El día menos pensado, cuando silbe,
apareceré corriendo, para entregarme
a sus brazos.

Caras y espantos


A veces me resuelvo humillándome,
mientras mi corazón viaja en un ascensor al sótano,
o me creo algo y soy un iletrado farsante,

Ah esa queja de valor que me falta...

Velo lleno de besos,
entre tanto nací y he muerto,
recubriendo mi sombra,
olvidada y oblicua.

Inventando talleres me ocurre que tropiezo.

A mi me pasan estas cosas,
me invento siempre
y casi nunca me recuerdo.

Todos los días son noche,
noches de encuentro,
con lo que invento
y con lo que llevo dentro.

A mi me pasan estas cosas,
siempre que vago por las calles
mi sombra repta por las esquinas
y a veces huye despavorida,
y un pájaro me susurra,
y un gato me acompaña
hasta que el perro juega
con el,
y entonces me dejan
con mis cosas de dentro
y las otras,
las otras... esas que invento,
mientras todo lo demás
es fruto de la libertad
y el viento.



La inexistente noticia del adiós descosido

Abres una brecha,
y me coses una cremallera.

Viniste desde el vinilo mudo,
y me hiciste tu música,
te acercaste tan suave
que ahora me desparramo
por las esquinas y los paramos.

Susurraste con suavidad
mi nombre como un insulto.

Diste un portazo tan fuerte
al echarme,
que me pillaste el corazón
con el pestillo.

Manché de sangre tu nombre,
pero tu alma es un congelador
de muertes.

Sin puertas ni barreras, contigo no hay dificultad.

Te cuidaré,
te mimaré,
te llevaré para siempre
conmigo,
haré un agujero en tu cuerpo
nuevo,
y te meteré la anilla de mi llavero.

Abrirás todas mis puertas
no existirá cerradura,
que se nos resista,
te haría esto
porque no te quiero,
únicamente por arder
en un mismo juego.

Despido algunas cosas

Todo se rompe,
los cristales, las botellas
los astros y los vientos,
todo se hace añicos,
hasta la vida más vida
se rompe...
Somos viudos rotos,
somos muerte rota...
Todo se rompe, todo...
Todo es corazón que se destroza...
Todo se escombra hasta la muerte
rota.

A Eduardo León "Caracortada".

Equilibrio en el filo de un vaso roto

Con las entrañas desafinadas
camino desde tu adiós,
hasta el presente de mis caídas.

No sé dónde me encuentro
cuando me conozco,
dejo de conocerme
cuando me mira,
incluso cuando piensa en mi
lo sé, porque llega
como un vaso de vino
en una noche coja y ciega.

Muñeca de problemas y trapo.

Dame tus miedos,
tus caídas,
tus temores,
tus gritos,
tus broncas,
tus desprecios,
dámelo,
dame todo lo malo
que tengas,
que así vendrá quien tu quieres
que te quiera, como quieres
que te quieran.
Pero dame lo malo que tengas
para hacer una muñeca
y ponerle tu nombre,
prometo dormir con ella siempre,
y besarla

Bicicleta y pose

Miento y ardo,
es por poca valentía
y mucho miedo.
No sé dónde dejé
anoche mis ojos,
¿junto a un voladizo
de sus caderas?
esas que quiero agarrar
con fuerza y no soltarlas.

Bulería del arroyo de sangre

Bebiendo solo en la calle
te vi pasar de lejos,
pensé que estaba curado,
pero mi alma se cayó
a trozos, desde el tejado
de tu nombre.

Mi pecho lleva tu nombre
tatuado a fuego,
para que nunca me olvide
que tu adiós no fue un juego.

Pena de mano que ya no coge,
ni distingue, pena de mi mano
que ya no siente.

Arroyo de sangre, arroyo de sangre,
y no me nace del corazón mi nombre,
como antes me nacía el suyo en mi boca,
desplegando un enjambre.

Naturalezas relacionadas

Existe algo en el cerezo,
algo también en el almendro,
y si me investigo mucho,
o tan sólo un poco más,
también lo hay en la hierba,
y en los lirios y en los crisantemos
en los bambúes y en su tallo,
en la hiedra y en la piedra,
imagino que también en las venas
que no veo, ni en las montañas que subo
para dejarme bajar tras respirar
en su cima, el clímax y el éxodo de su aire,
de su vientre de madre naturaleza olvidada.

Mi cabeza como una isora cortada
también siente a veces aunque esté
en este cuerpo seco.

Hay algo en todo lo de antes, que me recuerda
a su aliento, a su piel, a sus manos, a sus besos.

Sí, me recuerda a todo eso.

Amamantando muertos.

Pespuntes sobre costuras de aire,
ya no existen revuelos libres,
la sangre de la carne viaja
hacia las manos de lo inocuo.

Hay un bosque oscuro,
porque su propia naturaleza
la ensombrece.

Los días y los amaneceres,
se confunden con leche negra,
de un seno moribundo.

Seguimos persiguiendo lo mismo;
los mismos.

Ora nos azotan, ora nos acarician,
bien nos callamos, bien encajamos
como un boxeador borracho,
los directos de los rectos,

Poder y poderosos,
podéis suicidaros si queréis:
con este poema.

Encuentros.

De crío me gustaba mascar chicle
y correr, por el parque.

Era una libertad absoluta,
no tenía deudas,
ni preocupaciones,
ni problemas en mi raquítica
salud.
mascar chicle
y
correr tras una estrella.
A encontrarme conmigo,
como cuando me encontraba
con tu vagina, en las noches
cáusticas de sexo y lamentos de ballena

Sin olvidar

Vi al cerezo
arrancarse de sus brazos
la alegría que no nacía.

Vi la hierba nacer en medio
del invierno
añorando la vida.

Vi al garudá sobre una roca
llorar por no poder emitir
su canto,
y sus lagrimas eran más bellas
que sus notas ahogadas.

Vi al río dejar pasar el agua,
y nunca el mismo crisantemo
pasaba por el mismo meandro.

He visto muchas cosas,
pero ninguna como tu orgasmo
en medio de la madrugada.

Adivina el trato

Vale, de acuerdo, empecemos de nuevo.

Yo cojo un tren y vengo de lejos, con la maleta
llena de ropa y tu corazón lejos del mío.

Ahora lo hacemos con más furia y menos tiempo,
no iré a verte nunca y nada más nos veremos
si nos encontramos.

Es fácil hacer algodón del cuerpo caído.
Es fácil si las cosas se hablan,
yo no me traje la bola de cristal
de lo contrario no necesitaría
suerte para adivinar seis números.

Vamos a hacerlo, pero en secreto,
que nadie sepa lo nuestro, así,
seremos nosotros quienes mandemos en nosotros.

Pero no olvides que por mucho que huyas,
nos seguiremos encontrando.
Es irremediable, entre otras más cosas
porque nuestros susurros aún los llevamos
dentro.

Navego en brisas

Me entró el viento,
no el del aire,
sino el del sufrimiento.
Me vino su vientre,
no el de madre,
mas sí el del fuego
que en mi arde.


Me vino el jazmín,
me llegó el aroma,
y he muerto en un mar
al tiempo,
no de las horas,
sino del frío violento.

Robando el placer de tu silencio

... Y el amor renace de mi esperma,
me gusta imaginarte cuando orinas,
incluso en actos más sucios...
Como cuando te sientas sola en la calle,
y abres tus piernas para leer un poema.

Pedazos de azucar en el bolsillo.

Hoy quiero ser cometa,
y que un niño me lleve
con el alma en hilo.

Hoy quiero ser balón de playa
y quererte con el alma.

Hoy quiero orinar como un niño
cuando se lo hace encima.

Hoy quiero,
hoy quiero,
hoy quiero.

Pero sólo quiero.

Filo y cierre.

Ya sé
que todo
tiene su interruptor.
Que las puertas tienen
llave,
que la comida vale dinero,
que la vida no es luz,
ya sé...
pero el hecho,
no es más que hacer
y deshacer lo inquieto.

Papel, madera y fuego frío.

Me invoco y provoco
soy mi aquelarre y mi hechizo,
me arrastro y me devoro,
soy mi propio gusano y mi lobo.

Salud y no salud
vida y no vida,
es peor que la muerte
que te apacigua,
me vacío,
me vacío,
No llego nunca a conocerme
cuando ella está cerca.

Sacudo mis entrañas tendidas
al sol de la noche rara.

Al fin sé, que alguien me llevará,
por esos eternos parques,
por donde las sombras no se arañan
las luces de su vitalidad exigua.

Celebro mis sombras, 
celebro mi muerte, 
celebro mi esperma,
celebro mi orina,
me celebro en medio de una calle,
y estrecho mi mano con la sonrisa
de la noche.
Papel, madera,
y fuego frío,
ahora ardo en el hielo,
lo que jamás tuve en fuego.

Cosas claras.

Si apenas sabes,
con penas vives,
no es lo mío,
sino todo lo tuyo.

A veces me resbalo
por debajo de las puertas,
intentando escabullirme
de los quehaceres,
pero se me escapa
la decisión entre mis olvidos,

Ahora no, ahora sí.
Siempre olvido decidir.

Apagado en mi

Hasta ahora
el espolón
no tenía mella.

Ahora mi disparo,
y mi amor...
Duermen en un sotano,
junto a madera seca,
que solo vive en invierno.

Despierta y avanza.

En medio de la ciudad,
abatida por el ruido,
duerme un secreto,
que despierta curiosidad.
Para eso la lucha se inventó.
No para derramar sangre,
sino para levantarse
y seguir.

Archipiélagos comparativos.

Caminas por esta sombra,
esa que me creo en la noche
con la luz de las farolas,
con las miradas de otras.

Anoche conocí una puta,
me enseñó que fuera de su oficio,
tiene un corazón vallado con púas
para que no lo dañen, y bajo su almohada,
un cuchillo porque tiene miedo,
vive sola y  se da miedo a ella misma.

En medio de la calle,
salimos del chino,
yo un bote de cerveza de las altas, 
ella una bolsa de patatas, 
una lata de atún, una barra de pan,
y una piruleta de esas de corazón.

Hablamos un rato y al final me dijo:
Sabes, la gente me critica por ser puta,
pero tu das pena porque el amor,
incluso en medio de tu diversión
te patea. No mueres de amor,
pero sí repiquetea en tu estomago,
como un mirlo solitario.
Aún así te envidio, porque eso te hace
no estar solo.

Quizás no sea un hombre correspondido,
pero soy un hombre solitario capaz
de amar, desde la noche hasta la noche.

Garrapateo en las calles, siempre tirado,
el corazón no tiene púas, pero tiene barba,
mi tripa una lata de atún, mi pene una barra de pan,
mi sangre una piruleta de corazón,
mis ojos lobos esteparios,
y mi alma la puta, duerme con un cuchillo
porque se teme a ella misma. 

Caídas y hechos.

Una vez más, lo digo.

Resucitaré del papel,
y mi palabra será un hecho,
que deshaciendo lo vivido,
será una flecha hacia el destino.

Mi espalda arañada y llagada...
será únicamente mi espalda.
mis ojos llorosos,
limpiaran como al coche el parabrisas.

Será mi vida un caminar, cojeando,
de tantas caídas, pero si acaso
me caigo una vez más, descansaré
y volveré.

Una vez más lo digo.

Resucitaré del papel
y mi palabra será un hecho.
la muerte existe, porque es imposición
de vida; más no una soga que te mata,
ni un vaso de vino que te embriaga.


Resucitaré del papel
y mi palabra será un hecho.

Calles y griteríos

Anoche fue la navaja,
y su soledad la cuchillada
en mi espalda,
Yo iba con las manos en los bolsillos,
y cerveza en la barriga,
Anoche fue la navaja,
y su palabra un mazazo
en el epicentro de mi existencia.
Las calles gritaban:
Hombre ensangrentado,
corazón sin vida,
alma al aire,
ha sido ella,
ha sido ella,
mientras señalaban
a un rastro de vida
que corría por las calles
anaranjadas sin amanecer usurpado.

Desequilibrio y sal.

De nuevo ahora,
enganchado a la luna,
escribo en su blanco
roto por las venas de su
esquina,
y son tan largas las noches
que el sol
tiene forma de coche,
y la noche,
es una montaña al amanecer,
por donde conduzco
mientras el sol
me invita a ponerme...

Que nadie me reproche que me emborracho,
ando ahora por los baretos cutres y desmedidos,
hablo con mujeres, trasformadas en come-bolsas.

Sólo quieren coca, y cerveza,
pero soy raro,
no quiero nada de ellas,
tan solo mirar sus bocas,
y observar sus dentelladas al aire,
en la que sus palabras
de corcho,
flotan en medio de un halo de aire vomitado
por la coca.

Bares, noche, estrellas, luna yonki de almas:

Mala vida, que peor momento el encontrarte,
cuando el amor cierra la puerta y mi cabeza
no la olvida.

Quieto en ti.


Sopla el aire de tus senos,
deja que navegue con tu lengua,
será mi vela, será mi vela,
muerden tus palabras mi cuerpo,
en ti naufrago,
en ti naufrago,
y la sangre de mis sentidos
se derrama en tu lecho
para vivir en tus pezones,
islas donde encontraré toda
la razón de mi vida,
el por qué de mi parto.

Lista y tacto.

Serás la ultima de todas,
la última de la lista,
siempre.

La última que llame,
la última que a la que hable,
la última que vea,
la última que me bese,
la última que me cierre las piernas
a la cintura, apretándome para no escapar.
la última que me sonría,
la última que me agarre de la mano,
la última a la que mire.

Por eso te lo digo,
en mi lista estás en el último puesto,
porque a veces perder, es ganar mucho,
o quizás tanto, que casi se disfraza de risa
el mundo porque se convierte en todo.

Crezco y deseo.

De la arena al aire,
así viajan en mis manos,
desde siempre los he amoldado,
de la arena al aire,
es mi madurez aniñada,
así es como viajan
en medio de todo,
de la arena al aire,
de la arena al aire,
nunca estoy seguro de nada,
siempre me tuerzo cuando es mejor
estar recto,
me gusta pulular entre el espacio,
sentirme entre el cielo y la tierra,
de la arena al aire,
así crecen mis castillos,
así me encuentro siempre mis sueños,
y en medio sólo quiero tus besos.

Lo que siempre me callé y nunca dije.

Te lo digo para que lo sepas,
me ando mucho por las ramas,
a veces hablo mucho y otras
callo demasiado,
no suelo ser de maneras elegantes,
más bien toscas,
probablemente hasta te avergüences
de mi conducta,
y te irás de los bares para no verme
como con gilipolleces, tus amigos me miran
pensando en que el verbo no nace de mi boca,
como suele aparecer en las suyas, tan correcto
profundo y útil.
Suelo llevar una cuerda para saltar a la comba
por si me aburro,
y cerca de mi, en el bolsillo, una chepa
y en otras ocasiones una nariz roja.

Pero a solas, me gustará mirarte cuando menos te lo esperes,
y en el momento que duermas me despertaré para masturbarme
mientras te miro, porque habremos echado unas horas
antes, un puñado de hojas secas y lagartijas por nuestras
gargantas.
Quizás el esperma lo derrame en tu lado de la almohada,
o lo deje caer suavemente en tus pies.
También me gustará cocinar para ti, y los tuyos.
Y a lo mejor, hasta algún día te deje que me digas
al oído pero sin que nadie lo sepa:
Que me quieres.
Pero llévate ojo, y no me quites plumas negras
para meterlas en tus ojos y provocarte llanto,
porque entonces, será el momento de la retirada,
y mi ejercito de emociones se derretirá entre tus dedos.

Conduzco mis soledades.

Soy la última puta de los bares,
miro a todas las partes con desconfianza,
me gusta caminar solo, ir solo, por eso,
cuando voy con gente, las últimas horas
rehuyo de sus ojos, para como un gato,
hacer equilibrio en las calles
mientras lanzo gemidos a la luna,
como insultos, por dejarme solo,
y no encontrar coche donde guarecerme,
ni manos con alas que me acaricien.

Busco mi soledad para pelearme con ella,
últimamente tengo muchas ganas de bronca,
me saben demasiado bien aún, aquellos filetes
de carne roja,
por eso me jode, meter mi lengua en la basura,
cuando la madrugada se convierte en maullido.

Esperanza grisacea

Sonrío de medio lado,
extirpando una lagrima
al futuro que no deja
de mostrarse lejano.

Camino mirando al suelo,
para no saber del mundo,
deseando que el asfalto
refleje en mi cara
su aroma a goma quemada.

Es hora de llorar,
es hora de no fingir
el miedo.
Ahora me toca ser débil,
lo decido para cuando lo lejano
se me vaya acercando,
poder ser algo más fuerte
que un niño.

Olvido extremo

Ahora que me conoces,
no cortes,
ni desprecies,
la hierba
que planté,
en el cajón
de tu topa interior.

Lejos de ti,
la riego aún
mientras lloro,
porque no estás.
porque no estás,
¡por que no estás!
¿por qué no estás?

Simplificando el lío.

La lluvia me moja,
he correteado bajo ella,
me ha empapado,
para después regalarme
el croar de las ranas,
el cantar de los grillos.

Ahora más que nunca,
escucho el lío de mi alma,
voy a ser más simple,
menos complicado,
Voy a darle dos alas
a ese que vive en mi
y me maltrata.

Meses travestidos.

En este junio,
que es noviembre,
el cerezo ha permitido
que sus sakuras,
se maten

Niñez madurada.

Hay un tobogán desde mi corazón
a mi cabeza,
por ahí se desliza mi niñez,
ahí vive mi inocencia,
es un tobogán de rizo y magia,
de piedra lisa y sin esparto.

Todo se desliza y sonríe,
y llora, y salta...

Tengo un tobogán desde mi corazón
a mi cabeza,
es una extraña pendiente,
un raro cuesta-abajo,
cuando me siento vapuleado,
me deslizo, me deslizo,
vivo y canto.

Juego y me enamoro
como un criajo.

Ciencia cierta.

Ahora existe,
la soledad marcada
por el día,
el dolor del consejo tardío.

Me desplumo en cada esquina,
y ya hasta me cuesta levantar
el vuelo.

Nací para no estar muerto,
pero vengo de una muerte
que dura el consejo de una vida.

Ahora existe, el temor,
la duda, la soledad,
el tiempo.
El tiempo,
sacado de sus horas,
se me derrite la muerte
entre sus manos.

Muriendo entre drogas.

Enredado entre rayas
se le pudren mis besos
en su boca, ahora,
vendrá otro a hacer
lo mismo que yo,
a decirle a su oìdo,
bajezas del sexo...
Y ella le dirá lo mismo...
Citará la muerte del contrario,
clamará su orgasmo
como la unidad de su entrega,
mientras mi esperma mancha
las paredes donde orino,
a la vez que ella se entrega,
a otro hombre.

Puertas.

Yo quiero que me quieras,
sólo como tu quieres.
Que me cojas de la mano
unicamente porque me quieres
como en el verso de antes.
Que estar sea una libertad,
y ajustarse una elección.

Libera el amor,
abre la jaula
de tu pecho.

De noche entre mi soledad.

Por las noches
conduzco hasta su casa.

Bajo del coche, y huelo
los jazmines que ella
plantó con sus manos.

Leo el cartel de su puerta.
Paseo su calle, la oigo dormir,
vuelvo al coche,
conduzco de vuelta.

Nunca he estado tan solo,
jamás mi corazón se había desnudado... tanto.

No imaginé que al dejarme,
lloraría otra vez como cuando
tenía tres años.

Tonalidades. Poeta en el bar XXVII

Desde donde nadie habla,
extirpo el tumor de mi secreto.

Me gustan las cosas claras:
cerveza en su punto,
soledad elegida,
paseo nocturno,
vida impropia,
sentir maldito,
alma sin éxito,
borrachera llorona.

Soy de esos que no saben,
de los que no eligen...
pululo por mis nervios,
soportando la decisión que no expresa.

Todo negro,
todo negro,
todo negro:
Cobarde, infame...
dejas que una luz fabrique un haz
grisáceo en mis ilusiones.

Domingo noche 00:51

Tirado en el sofá,
me rasco la barriga,
hay demasiada ilusión
atorada.

Soy como un perro viejo,
bebo, escribo y no me afeito.

Es cuestión de tiempo,
que todo se solucione,
pero mientras, abriré cervezas,
cerraré los ojos y mi barba,
me echará las cartas,
no las de la bruja,
sino las del buzón a la basura.

Agujeros y espantos. Poeta en la cama XX

Ella es un montón
de sitios,
parece sacada
de una noche recién parida,
viene cuando está sentada,
sin moverse a penas del recinto.
misteriosa, sexual,
y ensangrentada.

Recorre como un gato,
paredes y lugares de bisel
sin alambre.

Ella es un montón de agujeros,
por donde mi risa entra y sale,
por donde resbalo, caigo, sudo
y me cuestiono.

Escupo por los de arriba
y me recojo por debajo.

Me escurro, me estrujo, me prenso,
es un exprimidor, en el que me aprieto,
para convertirme en zumo de noche
mientras su vagina es un vaso,
donde me vierto.

Tráeme de nuevo donde estábamos.

Yo sé que hay cosas que se van,
y otras que sus dueños; se llevan.

Alguna vez lo he hecho, pero nunca,
me han llevado o se han llevado
algo que vivía en mi.

Ser uno ante la tormenta,
convertirse en lago,
mientras flota un pato muerto,
son cosas que nunca me había
planteado.

Por eso te pido, que si te lo llevas,
esto que sembramos y tiene vida,
si te lo llevas,
llévatelo lentamente,
como si un niño muriera en la cama
de un hospital sin nombre.
Llevatelo despacio, porque al llevártelo
ya se encargara el dolor de recordarmelo,
ya vendrá el niño a emborracharse conmigo.

Tráeme de nuevo donde estábamos,
dame el mejor de tus silencios.

Exhalando calor.

Hablando con ella le cuento secretos
que no he contado a nadie.

Le hablo de mi pasado,
de mis pasos,
de mis locuras,
de mis olvidos, de mis pérdidas
de razón en medio de la noche.

He hecho muchas locuras,
he cometido muchos errores,
he aprendido de ambos.

Le cuento secretos,
mientras mi pene, trepa por sus piernas
para dejar una hechizo en su vientre.


lo hago cuando lamo su vagina,
porque de niño
se aprende que los secretos
al oído, salen siempre por la boca.

Cenando en un As de trébol.

Empapado en mis historias,
me encharco al calor de las calles,
en estos extraños momentos,
es una necesidad médica, sus besos
y sus brazos.

Sé caminar solo, siempre lo he hecho,
pero ahora prefiero hacerlo con ella,
esto no es un poema, ni una historia,
es una cicatriz que no se cierra.

Encharcado en mi sangre, sueño
no cumplir sus expectativas,
encharcado en su saliva,
deseo cenar con ella en la mesa
del tiempo.

Ahora que acuchillo los minutos
y he metido mi corazón al microondas...
ahora, no luego, quiero cenar con ella.

Pero el destino es incierto, y el tiempo
eviterno, conocer cuando naces,
saber hacia dónde vas, con los bolsillos
llenos de agua, y los pies descalzos;
es ardua tarea, difícil cuando sabes:
Que el lobo que eres, se merienda la inocencia.

Sé de donde vengo; ahora, hacia donde voy.
En medio únicamente de sus brazos, torno mi pelo
en llanto,
torno mi alma en canto.
vuelvo sin volar, porque caminando
me hago más fuerte.

El ruido no me afecta, ni el silencio.
Afortunadamente para mi,
sigo siendo un niño y puedo aprender
a leer entre líneas, aún puedo,
tengo tiempo, mucho tiempo
que cumplir conmigo mismo
para crecer aprendiendo.

Suerte sin modo

Secando mi alma de estraza
a penas el papel recibe tinta,
rompo todas las minas...
Ya no tengo corazón
en medio de la estancia:
mala vida,
mala suerte,
mala muerte,
solo recibo cruces
cuando lanzo monedas
al aire.

Tiroteandome. Poeta en la cama XIX

Recuerda;
véncete a ti mismo,
es tu guerra sin cuartel,
dormirás al raso,
en sábanas de madera.

Soñarás con despertar
y que tus ojos cuelguen
del pomo de la puerta...
Ahí será el momento
donde el tiroteo
a discreción te atrape...

Recuerda: véncete a ti mismo,
será la mejor de tus victorias.

Sofá sin deseo. (A Miguel Marin)

Soy un incomodo
de la vida,
apenas tengo
un sofá y se me clavan
las plumas.
Cuando me siento,
me clavo las arterias
de tus ojos.

Ralentizo lo que me gusta
para soñar con ello y,
la cabeza busca centrifugar
la angustia.

Soy un incomodo
en esta vida.
Pocas veces descanso
remando sin problemas.

Desesperando el abrazo.

Las cosas
nunca son como uno
quiere,
es mejor no esperar
y acostumbrar el alma
a lo inesperado.

La vida es una llave
que abre muchas puertas...
una llave, que para no perderse
lleva un llavero de muerte.

Merodeando en su calle.

Sangrando entre mis dedos
y mis uñas,
renace el poema
mientras la recuerdo.

Llorando a solas
por los padrastros
del pecho, la onirizo
como a un esguince
del silencio.

Prefiero estar solo
si no devoro su entraña,
me gusta orinar en su puerta
cuando ella sueña oro.

Conduciendo con el peso del sueño

Es casi irremediable,
no puedo olvidarme nunca
de algunas cosas, y menos
de algunas personas y sus cosas,
esta noche ha caído con el peso
de la oscuridad, del cansancio
y el sueño.

El camello tenía el móvil desconectado
y la droga, no me apetecía.
Sólo el sueño, sólo el sueño solamente
a solas, en medio de la escogida, por mi
mientras conducía con las ventanas
bajadas, la soledad dibujaba un cipres
en la espalda.

Deseaba escribir un poema pero no sabía
que tema en concreto, siempre indeciso
con el verso, siempre caminando por el cable
del tumor, arrastrando la diligencia del pasado,
ese cabrón del que aprendo, porque me equivoco
siempre...
esta noche no sabía sobre que escribir,
esta noche más vacío que un saco de escombro,
me sentía advenedizo al derrotismo,
no hay vino, no hay manos en mi cabeza,
no hay nada esta noche de aliento únicamente
unos ojos que se cierran, y unos labios
que respiran mientras no están los míos.

Pero esta noche, una luna que mengua,
dibujó un arco iris de blancos en el oscuro
cielo.

Con apenas unos céntimos en el bolsillo
pude componer un poema de euro y medio,
por un euro y medio, el verso se dibuja en el embrague
del coche,
por apenas una lastima, casi choco con mi destino,
algo que me hubiese aburrido de por vida.