Alas de signo

Hoy me senté en el parque
que hay junto a la avenida
grande de dónde vivo.

Hacía sol y estaba tranquilo,
esperaba a que llegase el autobús,
me gustan los autobuses.

Subí, había una mujer con un niño
y un viejo con un cartón, escondido,
de vino.

y entre ellos, sentado, estaba yo.

Si alguna vez no vi un paréntesis
de mi vida, jamás lo tuve tan claro.

Lecciones absurdas,
de tiempo,
más,
espacio.

Entre la inocencia,
y la vejez solitaria,
anida siempre alguien
que camina más herido,
que un gorrión
al que han disparado,
con años.

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