De crío me gustaba mascar chicle
y correr, por el parque.
Era una libertad absoluta,
no tenía deudas,
ni preocupaciones,
ni problemas en mi raquítica
salud.
mascar chicle
y
correr tras una estrella.
A encontrarme conmigo,
como cuando me encontraba
con tu vagina, en las noches
cáusticas de sexo y lamentos de ballena
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