Me gusta leer a Kenneth Rexroth
a solas, mientras la gente
conduce y pasa desapercibida
en medio unos de otros.
Me siento aportado y me exporta
a todos esos corazones tibios
y ahumados de soledad .
La sensación es como un latido
trasformado en coz;
y es que hay poemas,
que llegan al alma y trasforman
tu cuerpo en un animal,
que muerde el mundo a su antojo.
Que preciosidad en palabras, que corazón debes de tener y que mente para escribir así...
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