Ave Fénix congelado por acción deshecha.

Mi fracaso es una constante
que se ha convertido
en constancia en medio
de la esperanza.

Así llevo en el alma
el no abandonar,
porque por el abandono
llevo en cuesta,
este recurso dejado,
para lo que hago,
fuera de una guerra perdida.

La constancia de un fracaso
es el método de la vida,
así como la muerte,
el mejor remedio,
para el sufrimiento de la existencia.

Vitalidad entrada en carnes con emociones que acarrean piezas rotas de un juego con cartón en su alma.

Se me rompen los dedos
y parto en dos las euforias
de los hemisferios extraviados.

No tengo en cuenta
ninguna historia,
siento a todas horas
una soledad que no cesa.

Ya no hay pinturas
en medio de las calles sucias,
ni besos manchados de cerveza,
ni alientos con aroma a tabaco,
ni drogas que abran nuevos
imaginarios para deshacerlos
con la desesperación
creativa; esclava
de la autodestrucción.

Me gusta perderme
en la clave inexacta
de las palabras que lanzas
como si no supiera
lo que dices.

Joder,
ahora estoy atrasado
en medio de un reloj parado.

El sentido de la existencia
es la arena descarrilada
que busca un agujero
por el cual caer...
como yo cuando te imagino
mientras muero en un reloj
de arena mojada.

Esfuerzo de la molestia supina.

Tenemos lo mismo
que todos tienen.

Muerte deletreada
y vida destinada.

Cadáveres humanos,
las piezas óseas
que nos sostienen,
son testigos del interés
de una conducta enferma.

Reparando los pasos con barro del dolor.

Despego mi espalda del suelo,
tapo mis grietas con el barro.

Resiliente me encamino
de nuevo a mi propia
encomia de tapar
aquello que duele
con la belleza cercana.

Soy como el cuenco
roto entre tus manos,

Llegué roto y me armó de nuevo,
llegué partido y supo usar
el pegamento que sus heridas
traían, jamás escuché queja
mas sí un canto que se elevaba
por encima de nuestra soledad.

Entradas con traspiés dentro de una humanidad que apesta.

Mi consciencia
se levanta dentro
de un contratiempo
que no está en su era.

Recambia las piezas
que le faltan,
por puras faltas
de ortografía callada.

Amasa espacios
callados que resultan
resolver laberintos,
sin tierra ni hierba.

Se debate entre ideas,
pero nunca, ninguna, gana;
únicamente se juzgan
entre voces huidas
del sentido común,
que baila lejos
con los que lloran.

Caer con cara de decepción
es tener la sabiduría
de una lucha sin cuartel.

Rapsodia de símbolos que representan el fracaso de la sangre sobria.

También pacto
conmigo mismo,
nostalgias con raíces
tan profundas
como los recuerdos de mi infancia.

Como el enso soy simple
a primera vista,
pero simbolizo todos los miedos,
y hasta los sustos
que guardo en mi bolsillo
son de color oscuro.

Huelga per se
que soy indómito
a mi reflejo,
por eso acabo harto
y maldito, colmando
calles ebrias de sustento
vetusto.

Despreciando las sombras de mis demonios.

Vacío
escupo en mis manos
las palabras que no escribo.

Peino mi pelo estirando
hacia atrás fuerte,
deseando apagar
todo lo que ocurre
de manera constante.

Me cepillo en silencio
apagando el fuego del pecho,
sintiendo en mi lecho
lo común,
de mi ego miserable.