Liado, en las calles,
llevo en la mano
cuando ella no está
un escozor satisfactorio.
Bebo con esa mano,
me la sujeto cuando meo
con esa mano,
la huelo,
Son los restos de su aroma,
es la erosión, de su piel,
en mi piel.
Mientras ella duerme,
yo malgasto el tiempo
desparramandome
en la noche
como un gato cojo,
como un lobo solo.
Borracho y socarrón,
llevo su amor en la mano
como si fueran las diez
de la mañana de un soleado
y melancólico miércoles
cualquiera,
sin darme cuenta en verdad,
que es un regalo al dolor,
una cura a mi estancia.
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