Rincones de un amanecer rodeado de nostalgias.

Abundo como si nada,
deshojando muertes
a margaritas pochas.

Asomado a mi balcón
veo el gato del vecino.

Llevo zapatos pequeños,
para la ambición de mis pasos.

Aún espero que llueva algún día
como cuando bebía zumos,
y vigilaba las estrellas.