Navego en brisas

Me entró el viento,
no el del aire,
sino el del sufrimiento.
Me vino su vientre,
no el de madre,
mas sí el del fuego
que en mi arde.


Me vino el jazmín,
me llegó el aroma,
y he muerto en un mar
al tiempo,
no de las horas,
sino del frío violento.

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