Estigmas en los ojos de mi deseo.

Si pudiera,
te doblaba como un sello
y te pegaba a mi pecho,
poniendo en el remite: Tus besos.

Quiero meterte en mi bolsillo pequeño,
coserte la boca con mi vello púbico,
desearte felicidad con mis manos.

Tocar tu vagina, es como tocar un piano.

Quiero ser el ogro que duerme bajo tu cama,
salir por la noche, y traumatizarte con sexo.

De niño, quería cabalgar dragones,
tus sueños, son más feroces.

No fabrico miedo,
no fabrico.

Silencios, sorpresas, imaginación intensa, verbos que se deshacen en la boca.

Me gusta leer,
me hace pasar largos ratos
casi a solas,
creo en mi cabeza,
colores que no sabía
de su existencia.

Me llena leer,
me atormenta a veces,
me crea sentimientos
extraños,
rara vis, rara relación.

No lo he leído todo,
pero leo todo lo que puedo.

Leo libros,
leo revistas,
leo cartas,
correos,
mensajes,
leo recetas de cocina
en el reverso de los paquetes
de pasta,
leo prospectos de medicinas, las que tomo;
leo el reverso de los botes de gel,
leo zapatos,
leo ríos,
leo sonrisas,
leo cuadros,
leo la constancia,
la felicidad,
el amor,
lo inerte,
lo vivo,
leo la nada,
leo el vacío,
leo a los niños,
leo los pasos,
leo las personas,
la gente,
leo incluso cuando hablo con otros,
o con otras.

Leo acostado,
leo sentado,
leo de pie,
leo cagando,
leo tirado,
leo acurrucado,
leo haciendo el amor,
leo follando.

Leo en los bares,
en la calle,
en los parques,
en casa de otros,
leo en centros comerciales.

Leo a oscuras,
leo con el sol,
leo con la luna,
leo contigo que ahora lees.

Leo en la constancia del espíritu,
en el filo de la cordura,
que también es el de la locura.

Me gusta leer, y leo con ella.
Ella es la mejor de las lecturas,
leo sus palabras, sus gestos,
sus sonrisas, su despertar, sus enfados.

Leo sus defectos, leo sus pasos,
leo su distancia...

y después de todo leerla:
La leo.


Sangre en las pestañas.

Ya no queda nada en la despensa,
se ha vaciado en cesto
de la ropa sucia,
esta casa es más casa que nunca,
esta locura mía, es un geranio
que huele a asesinato,
se siente en la plaza,
los gritos.

Lloverá esperma en los desiertos.

Nacerán brotando a bocajarro,
arbustos de muerte verde.

Mi corazón es viernes 13,
mi corazón es un gato negro,
un paseo bajo la escalera,
es todo menos supersticioso,
lleva colgado de sus vaqueros,
el llavero de tu alma.

Viajando a Urano.

Ella en la ducha,
yo con una erección,
en la cocina.

Entre mis manos,
un libro de: Sylvia Plath.

Me huele a chocho,
hasta la menestra.

Soy un salido,
se me quema la bechamel,
hasta en una cama de pubis.

Entre tanto, me incomoda hacerlo, pero he de hacerlo para que el universo no me atosigue, con las ramas de la verdad, que se avergüenza de parir plancton.

Ver el espacio unisono,
la igualdad, teñida de lejía.

Los huesos, son de vez en cuando,
negros.

Si aspiras fuerte, ves la insolencia
de lo expuesto; de ti, en otros.

Caer en la equivocación,
no es más que un intermedio,
en la película que protagonizas,
tan sólo, patrocina, el centro,
neurálgico de tu experiencia.

Siempre quise ser diminuto,
pequeño, colarme por los agujeros
del queso,
descansar en los pliegues exactos,
en esa frontera que dibuja el cielo,
con forma de arruga; en su cara.

Lo extraño es ordinario,
lo ordinario es aburrido,
enrocar las piezas,
cambiar la dirección
del engranaje, ser coda,
en un universo de corcheas.

Una vez leí: La soledad,
es la madre de todas las sabidurías.

Alego: La exactitud del error,
yace en la repetición de los patrones,
en no cambiar las vías, en continuar
los caminos cómodos.

Revivo sentimientos,
mas no experiencias,
reclamo la emoción,
rechazo la rutina.

Ahora duermo entre sauces,
ellos enjugan mis juegos,
me ha tocado ser el llorón,
y carezco de hojas.

Es momento de huir despacio,
despacio,
lento,
muy lento,
como un arpa.

Noches, con mañanas a lo lejos.

Un hombre y su camino,
una decisión y una confusión.

Nunca sigas la cuestión,
como algo disoluto,
sino como una quimera
de inteligencia,
una sonrisa por descubrir.

Atraviesa el rellano de lo pensado
en medio de un torbellino.
Al borde de la desaparición,
empezaras de nuevo a sonreír.

Para siempre en tu habitación,
donde los monstruos acechan
pero no matan,
podrás ir poco a poco subiendo
la persiana.

La luz dibujará con sus dedos,
caminos infinitesimales,
dudas sobre la elección.

Vida desde lo oscuro,
la luz al final del túnel,
es la muerte que por fin,
te hará renacer en llanto.

Infusión de vísceras, tras el baile de mascaras.

Imagino humos,
columnas de colores,
que trepan por mi cabeza,
es una sensación plácida,
en medio del mundo que gira.

Son las tres y media de la madrugada,
voy borracho,
y no ceso en mi guerra;
pierdo todas las batallas,
pero sé que al final de todo,
la guerra será nuestra,
habremos tintado de rojo sangre,
el campo de mil batallas perdidas.

Imagino humo de colores,
pero voy borracho, y nadie
me hace caso,
a no ser que sea un recién nacido,
que ata su cordón, a sus zapatos.

Cierra el cerebro, no pienses,
abandónate al verbo dañino
de la muerte.

Amasando el pan, antes del desayuno.

Me gusta tener sexo,
con ella,
por las mañanas,
para luego hacerle el amor,
desenredando su pelo.

Morder su espalda,
acariciar su vientre,
lamer su boca;
besar su vagina.

Me gusta tener sexo
por las mañanas,
para hacerle el amor
después,
con mis manos,
perderme en la utopía,
de sus muros enjutos
de saliva.

Sufriendo a deshoras.

Penetro mi estilográfica,
empapando la punta,
en tinta.

Chorrea y mancho,
el papel,
de tinta y vida.

Escribo su vagina,
en el aire,
vagina en el viento.
Vagina todo el tiempo.

Tanka de la desesperación por las mentiras de adviento.

Entre cordones,
va mi vida caminando.

Del ombligo a los zapatos,
hay un sendero materno.

Como un contrabajo,
acaricio la música,
que parieron conmigo.

Aguardándote en espera incierta,
siempre me jacto de mi paciencia,
y vienes con mi nombre a gritos,
en las horas inciertas.


Volando espantapájaros, bajo la angustia de la histeria.

Interminable.
Inextinguible.

Barco pequeño,
charco vacío.

Me voy tranquilo,
a la orilla de la muerte,
a mirarme en tus espejos.

Mi corazón está a la sombra
de una flor petra.

El sendero es discontinuo,
en ocasiones, aburrido y corto.

Hay una puerta en tu frente,
un número en vientre,
un reja en tus pasos.

Voy cerrando poco a poco,
arrancando en mi,
aquello que huye de ti.

Soy jardinero, arranco fatigas
de tu cuerpo,
dejo volar de mi, el mal floreciente,
de esta humanidad podrida.

Hay sedas rotas manchadas de sangre,
hay colmillos que nunca han desgarrado carne.

Discusiones en una cena, antes de llegar a casa de Po.

Como en una alacena,
mantengo todo el alimento,
recogido del río:
el corazón arrancado en mi mano,
el alma desahuciada de tiempo.

Hay una senda,
que lleva hasta tu casa,
he de cruzar el bosque,
denso de hierba y bambú,
es invierno y hace frío,
al final del camino,
la luz de tu viejo candil,
hace imaginar
el cuenco de caldo y huevo,
el vaso de vino.

Llevo en mi espalda un hatillo indivisible,
hay en él, pan caliente y un libro Shiki.

Estimado Po, no conozco aún,
miedo por el frío,
mas sí,
por la ausencia de poema y amistad.

Pues es el poema la esencia del todo,
como la amistad el conjunto vacío,
recogido en vida.

Poesía,
poema,
o
amistad,
hermandad,

Distintas vías,
significados,
contrasentidos,

Quien al poema le llama, poesía;
es llamar a cualquier muerte asesinato.

Prefijos que establecen conferencias con lo más lejano de tu existencia interna.

Anguloso y freático,
me movía por los bares
con la cerveza en la mano
y la sonrisa en los pies.

Parecía el susto,
que espanta la muerte;
mientras rompía el movimiento
del cielo.

Resbalaba en cada punto de partida,
trituraba cada opinión vertida.

Era difícil ser un payaso,
hasta que descubres,
que los bares son un circo.

Era difícil ser equilibrista,
hasta que me di cuenta,
que tu amor era un cable de acero.

Nunca fui de ciencia,
porque lo mío fue la letra,
por eso ando desconociendo,
la cierta verdad de la experiencia.

La ciencia y la letra, tienen ante todo,
un prefijo para llamarlas:
Cons.
Es el que te hace las conferencias
más profundas del ego, sin caer,
en el "centrismo", o el "ísmo".

El aguante de lo externo,
soportarte a ti mismo,
sin pensar que eres un super-héroe,
sino, uno más, que a diferencia escucha.



Libertades en medio de adoquines de bilis.

Eres libre,
como lo somos los demás,
en el hogar de la exactitud,
tu reprimenda de cactus de espuma,
reverdece en flor de quilombo,

La esperanza camina de puntillas,
y es una sorpresa negra.

No recuerdes nada, ya llegan solos
cuando más lo necesitas.

A todos nos disgusta la soledad,
mas, todavía más, el vacío.

Llénate de ti mismo,
camina por la ciudad,
que ajena a todo,
se hace tuya, a cada emoción
vivida.

Ahincando escoria, diamante de ceniza hirsuta.

Hay un espectro,
debajo de mis sabanas,
un viaje blanco,
que empapa el cielo.

+++++++

La muerte viva,
es un invierno de amor,
un frío docto.

+++++++

Cabe en un risco,
la escasa mirada mía,
aliento apocado.

+++++++

Sumiso y enjuto
malvivido timorato,
apenas llega.

+++++++

Si huesos somos,
manda la parca negra,
somos pavesa.

Llegué tarde a clase, y me castigaron en el pasillo por siempre.

Así como miro,
recibo en la mácula
de mi propia imagen;
tu imagen,
de lagrima absoluta.

Así es como te quiero,
con la percepción,
exacta y minúscula,
de lo percibido en lo conciso.

Papel de estas letras,
es el justificante del colegio,
las ganas de quedarme en ti,
y que me ponga falta de asistencia,
el universo.

a Laura Bettonica.

Medicina con receta de vuelta.

Vacíos,
capas enteras,
que cubren la nada.

En ocasiones,
la piel y el hueso,
es papel que recubre,
un bocadillo de excremento.

Listado de vallas, tropiezos de incoherencia imaginativa.

Hay un charco en la luna,
una calavera en todos mis sueños.

Onírico y maleante,
me gusta lamer la espuma
de la cerveza, mientras
lo poético me resulta
odioso.

Entro a los baños,
para torturar mi imaginación.

Una especie de oración,
nace de mi pene,
cuando siento sus dientes
en mi espalda.

Disfruto acariciando
el jacinto de sangre,
sumiso, cae sobre mi cara
su cascada,
no me llega la sangre a las manos,
atarme en uno de sus poros,
es mejor que despertar cada día.

Ahora dejo de ser todo;
hasta mañana sin verbo.