Rasco con mi dedo las etiquetas, buscando el premio que no llega.

Tengo cien vivencias,
una vida,
y mil ausencias.

Recuerdo de manera fácil
todos los que se han ido
los que ya no están.

Miro hacia arriba cuando duermo
y te veo, abro los ojos
y no te observo.

Al contrario que el gato
tengo siete muertes,
que exprimo en los bares
mientras miro el reflejo
de mis ojos en lo que bebo.

Me mato cuando trago,
soy parido por las puertas
al salir a la calle.

Todas las noches son iguales
todos las aceras hablan,
dicen que me cuidan
porque quieren mis muertes
para ellas,
mientras para mi, todos sus males.

Mirando el cielo que piso.

Cuento mi desesperación
por los arañazos
en mis paredes.

Mi ciclo es como el disco
que rayas de tanto escuchar.

Cuento como el preso
las marcas de la pared,
grafitis insensatos
dentro de cuatro paredes mudas.

Cuento,
esa pieza imaginaria
que relato por lo bajo,
mientras todo es un disfraz
inevitable de sensatez mugrienta.

Dentro de la piel hay un reloj que pocos miran.

Para que el movimiento
sea lo más exacto,
has de prever
cuando el parpadeo
arde sin asunto, ni creencia.

Has de poner el pie lentamente,
y la vida florecerá
en medio de la ciudad
ruidosa y repleta de mugre.

Parpadea lentamente,
el secreto es hacerlo,
saber que lo haces.

Mira a tus lados,
como si miraras hierba,
árboles,
abejas,
mirlos,
lobos,
e incluso peces
que nadan por el aire.

Mira y avanza,
en silencio,
como el bicho raro
de la selva.

Con el corazón
a punto de reventar,
para llenarlo todo
de vida desparramada
por las esquinas sucias.

Como el semáforo
que se te pone en verde
a todas horas,
en cualquier momento.

Viaje al silencio

Cubiertas las estancias
solo nos queda
la duda acuosa
de no ser nada.

Imaginada compañía
que genera llaves
a todas las puertas,
se cansan las preguntas
de no ser resueltas.

Tropiezos a expensas del hambre.

Cuatro clavitos
tiene mi cama,
mis dos ojos
me vigilan.

++++++

Escribo
porque la vida
es una ecuación
y yo soy de letras.

+++++++

Siempre que alguien
se va,
mi corazón
hace como las lavadoras;
desordena mis calcetines
para dar un tras pies
tras tres tristes dudas.
Esas que desgranan
la vida con prisa.

++++++++

Sale el sol
sin pedir permiso,
como la sonrisa
exuberante de su boca
mañanera.

Punteo del hambre y el equipaje vacío.

He realizado
muchas impurezas
por buscar en el mundo,
como el que rebusca
en la basura,
el tesoro para el estómago.

Siempre deambulo
por el hambre;
una mentira callejera
para mendigarle besos,
y beberme con ella
una cerveza.

Capitulo solitario de dolor confuso.

Suspira y lee.

Embebida en la lectura
no es consciente del viento
que le mueve el pelo.

Dentro de su pecho,
en esa caja, corren las aventuras
que las letras describen.

Suspira,
gesticula,
mira al horizonte...
dibuja un mar
en medio de la ciudad
decadente.

Como cerrada al mundo
pero con el corazón entreabierto
descifra el infinito con el número
de páginas.

Suspira y lee,
la vida es un libro,
vivir una lectura.

Ecuación para sombras sin nombre.

¿Para qué sirve el movimiento?

Es una constante,
sin espacio que resuelto
sin pregunta
resuelvo con

l
i
r
i
c
a.

El movimiento
transaccional
de lo emotivo,
lo emotivo
como movimiento.

Delante de mi casa
hay un jardín quieto,
en medio del jardín
todo es movimiento,
lo visible
y lo imperceptible.

Viajo como movimiento,
descuido lo quieto
que se mueve dentro de sus emociones
por eso me ataca
y mientras, yo...
me muevo
me muevo
me muevo.

Resuelve la ecuación
de este movimiento.

Me muevo entre quietudes,
y el río pasa tranquilo
por el jardín quieto.

Busco entre la hierba,
pequeñas lespedezas,
para tu pecho.