Al filo de un número no elegido.

No me gusta
elegir nada,
prefiero ser elegido.

Vivo en materia
humeante, onírica,
aspirada en frío.

Rompo y soy deshonesto,
con todos mis principios;
no me gusta
que las cosas acaben,
por eso rompo mi parto
en medio de esta confusión.

Capacitado para el dolor,
no tener destino
para huir sin principios:
hasta el final de la vida.

Bucle sin embargo de dudas.

Cementerio de plástico.
Sigo bebiendo cerveza,
es navidad y en la atmósfera,
huele al cloro del verano.

Todo es cíclico,
hasta la estupidez de los dias,
y lo colérico del espíritu.

Cumpliendo tiempos de la mano de un reloj cojo.

Como el loco,
descerebro mis ideales
por conocer mis sueños.

La pared no es mas que un obstáculo.
El muro tan solo una esponja
con la que froto mis costras.

El tiempo y hora,
existe de manera reiterada
en un lacónico espacio de lo imaginado,
equilibra lo real
con lo cabal,
ese es el verdadero reto.

¿Dónde guardas tus fantasías:
en los sueños o en los ideales?

El tiempo tiene dos lecturas,
e infinidad de interpretaciones.

Salta, la alucinación
es real si cumples contigo.

De la tristeza, la angustia y otros elementos de esta receta

Tengo todos los ingredientes,
hace tiempo que escapo
por el sumidero de la desazón.

Algún día comeré de los platos
dulces.

De momento, sigue el hijoputa
haciendo zumo con mi corazón
desgajado.

Aceptación del mundo

Cae la noche,
Las estrellas
resbalan al reverso
de su ultratumba;
el universo da la espalda,
sólo queda esperar
la tenacidad
de la esperanza,
mientras la muerte
visita mi pecho
de cobre,
al tanto que mi corazón
explota en tiempos.

Tardes como ovillos, melancolía que dispara a bocajarro.

Me disparo,
en medio de esta
luvia abatida.

Estamos interrumpidos
dando luz constante,
ora blanca, ora amarilla.

Vivimos encendidos,
solo el vago recuerdo,
de alguien,
volverá a encendernos
después de muertos.

Iluminación de una lucha sin fe

Se me repite
de un tiempo
hasta ahora
el mismo sueño:
me masturbo
metiendo mi polla
en un poemario
de Silvia Plath,
me corro entre la muerte,
eyaculo suicidios,
vidas que entre versos,
son la simiente escasa
de mi existencia.

Deshilachando nombres, en medio de la amargura.

Barro simpre
para fuera,
no deseo más
de lo que en mi hallo;
barrer para dentro
no es exacto
y menos conciso.

Todo aquí es simpleza
y por eso crea
complicidad exacta.

No hay más que lo que
hace falta,
algo de calor, un poco
de pan, sexo y cerveza.

No barro nunca para dentro,
prefiero hacerlo hacia fuera,
así comparto lo simple,
y con ello me hago complice,
de un universo inestable.

Melancolía de barrio bajo.

He aprendido
a contener la dulzura.

Todos los males,
vienen precedidos
de una carta bien escrita.

Por mi sangre,
viaja una incontenible
y exasperada,
pelea de perros.

Tengo el corazón
como el fonamulista
resbaladizo,
necesito el silencio
que rasguea en mi,
el toc, toc;
de su corazón en mi oído,
arrancando la frontera de su
pecho:
quiero hacer caldo con sus huesos.

Atajos a la memoria del deshuesado.

Tierra entre
mis manos.

Esas que de pasta
onírica,
amasa los huesos
destrozados
por el poema.

No hay peor
calificación,
que la que el necio
redacta entre palabras,
sin conocer
su pronta respuesta.

Desolado y con la mente llena de enfermedades, todo es un chorro de yodo.

Cada poema que escribo,
es una menarquía que disfruto.

Beberte en las calles,
al tiempo que menstrúo,
hasta el final de la ciudad,
en la que nos espera
una botella llena,
un plato colmado.

Sexo oral,
vientre desangrado.

Imagino que comenzar es a la edad taitantos.

Imagino la soledad,
y me la creo.

En cualquiera de sus formas,
no es agradable si te atrapa.

Soledad es una especie de infusión
de todos tus miedos;
que acabas bebiendo.

Te arde hasta con hielo.

Sé que corres con un testigo
en la mano,
sé que te retuerces tanto...
que tus sabanas son un bocadillo
de soledad, que masticas,
con tu sueño blanco.

Sabes que sólo te encuentras,
solo en la ciudad... buscando

Bombon de angustia en árbol deshojado.

Miente,
di que no lo haces.

Hago apología
de mi destrucción,
me mato cuando no estas.

Bebo desconsoladamente,
Lloro con vicio desmedido.

La soledad es pequeña,
en medio de mi pecho.

La angustia y mis sabanas,
agua y aceite...

hojas amarillas por siempre.

Carne cruda en el grifo de la ducha.

Ella es mía;
en medio del silencio
la asalto y tiro de su pelo.

Ella es mía hasta la saciedad,
la desesperación,
la locura de tenerla incluso
en las horas ausentes.

Su ausencia guarda la estética
del onanismo del color,
eyaculo arco-iris contra la noche
oscura.

Ella es mía porque lo manda
ella y lo deseo yo.

Yo soy su vagina a todas
horas,
yo soy ella y me disfrazo
con su ropa, me travisto,
me convierto hasta en sus enfermedades
arañando mi cara, arrancando costras
de mi cuero cabelludo.

Pinto mi pene, con su barra de labios,
me pongo sus horquillas en mi escroto,
juego a ganar, y pierdo todo,
cuando hago de ella.

Miro sus cartas,
registro todo,
soy un enfermo
de su vida,
aprendo.

Lloro a solas,
y la añoro.

Ella es mía...
y es por esto, que puedes
quedarte con todo.

Hasta con la vida.

Traducción simultanea de lo pactado, de la palabra al sexo, del sexo al amor sin descanso.

Me escondo tras la palabra,
como el lobo acosado,
hago de todo un juego inerte
de orgasmos,
tengo el sexo desconsolado.

Camino de puntillas,
y como el cactus,
mejor no te pongas a mi lado.

Escribo en las pizarras,
de mi infancia,
tu nombre con mi rabo,
cuando ser un salvaje atrapado,
es despertar como un adulto
lleno de miedos, 
y desear tan solo,
correr desnudo,
beberte a tragos,
follar contigo
hasta en el descansillo,
de los hoteles donde vamos.

Nubes de barro, cielos de madera.

Arrancando uñas
contra la pizarra
de tus besos,
sólo me queda,
vivir contra el viento
inerte de la esfera.

Cada paso que das,
las flores se desvirgan.

Iré corriendo
por las calles, con la muerte
entre mis cabellos.

Ingiriendo bilis, apretando una esponja.

Me destiño,
envuelvo en lejía
todo lo que pienso.

Autoagredo mi ego;
vacilo a mi yo profundo.

Es la hora,
de matar las formas.

Bebo vino a solas, camino dolorido dejando mi rastro baboso de muerte.

Como una chistera,
es mi boca.

Cuando menos lo espero,
una palabra salta.

apelo a la esencia,
no a la forma,
por eso disfruto
hasta del humo silencioso
de su ausencia.

Su vagina,
creadora de un flujo
constante de frases,
es la magia del lenguaje.

Hablo con la muerte,
mirando a su vagina,
y ella me contesta
devolviendo una vida
en forma de orgasmo.

Me gusta escuchar su decálogo
de intensos sonidos,
como escuchar música por la calle;
llenas de color tu vida
con la vida del fuego.

Así es la continua relación
de la muerte y el sexo,
un pataleo, un codazo de uno a otra
para hacerse sitio;
mientras caminas silencioso con la ropa
mojada aún, de la lavadora.

Accidentes innombrables, que roen la manzana aún sin pudrir.

Como el ave
que busca carroña,
así en ocasiones
es el pasado insolente.

Una muerte con cara B...
en la que nunca recuerdas
la melodía, mas siempre,
la lírica.

Discos rayados,
agendas con tachones legibles.

Esta noche voy a matarte,
como si escribiese a máquina.

Pellizcando heridas abiertas.

Todo estomago
es como un anzuelo.

El corazón engaña
y mata.

El hígado habla,
escupiendo verdades.

Si lo piensas,
todo está tramado.

Incluso
cuando las ventanas
se rompen,
al cerrar, muy despacio,
las puertas.

Ojos cerrados como calambres en las piernas.

Tengo que dejar
de pensar
en mi cuero cabelludo,
y en mis uñas,
y en quedar siempre bien,
y en beber tan poco,
Y en el ruido de mi cabeza.

Es necesario dejar de ser yo
para pasar más tiempo,
con mi otro ego...
he de estar conmigo
para centrarme en ti,
como lo deseo en mi;
siendo tú, la sustancia
bipolar de mi yo.

Todas las desidias,
las llevo colgadas
de mi llavero,
por eso el suelo de casa
está preso,
y, mi coche,
en ocasiones,
no arranca.

Luces en un balcón negro.

No encuentro
a veces,
lo que imagino.

Me empujo
y me digo...
"Ya has acabado;
tanto rascarte,
y no hallas el premio"

Se consciente,
has jugado tanto
a esto, en este rincón...
que te has vaciado
el bolsillo,  pagando cervezas
y escribiendo poemas.

Apuesto a esto...
a la desesperación,
a la borrachera,
al olvido
que tanto me rescata
de entre las rocas
imaginarias,
que provocan
las voces que escucho.

Nadie lo sabía hasta ahora,
cuando escribo así,
le estoy tirando la toalla
a la muerte, a la cara.

No es nada importante,
tan solo un poco más
de desesperación en medio
de la madrugada;
puedes estar tranquilo,
o tranquila,
esto...
no te arrancará los dientes
cuando la sopa te arañe.

Duermevela y ectoplasmas, que residen en mi ruido.

Tengo una luna a menos cuarto,
tres cartas vacías,
y un lagrimal que se adelanta.
En mi mano pudro el tiempo
que se desespera al no hallar
el juego.
Si esta noche llegaras,
vestiría de palabra tu rabia,
escribiría entre mis piernas:
tu nombre...
haría de tu sueño una cacería.
He partido en dos, con serrucho
y navaja, todas las luces.
Me gusta decirte a oscuras:
llevo tu nombre, tatuado en el pene.

Soledad interestelar que chapuza su vida, en café rancio, en el cigarro viejo y melancólico.

Hay sol por todos los lados,
conduzco al supermercado,
soy un extraño en medio del cielo.

La gente fuma y bebe café,
sentado en una nube espero
el humo de sus corazones.

Examen de conciencia al hombre
extraño, que vino pensando distinto.

Apuro mi cerveza a las once de la mañana,
sentado en una nube espero
el humo de sus corazones,
como el mendigo, saco la miga
del sol, para untarla de aliento.

Hay demasiados infiernos,
pero nos ha tocado este,
en el que la luz sale,
con un paroxismo
inherente.

La gente fuma al sol,
al tiempo que apura su adicción
a la soledad encubierta por otros...
y mientras,
sentado en una nube,
espero el humo de vuestros corazones,
como la oferta del dos por uno,
en el mostrador de la carne muerta,
esa que una vez tuvo la misma esperanza
de vida,
esa que ahora resucita saciando
el hambre de compañía.

Y mientras, sentado en una nube,
espero el humo de vuestros corazones.

Vigilando el punto debil. Entrando en bares enjutos.

Ella,
pronombre absoluto,
adjetivo adjunto
a mi emoción alienada.

Esa ella,
rara avis
de lo que sueño.

A veces me duele tanto,
tanto y más, que incluso sufro...
duele en la pesadilla de andar
despierto...

En el sexo de mordisco
que centella; cuando
Chasmata rumorea
y la tierra tiembla.

Entre soledades, mantengo mi nihilismo.

Resolverlo todo
a vuela pluma,
con el soplido
de la espera;
ahuyentando
ese tierno olor
a muerte
desgajada.

Salomón y las cáscaras de nueces.

Recuerdo no haber estado
en Boston...
ni siquiera encontrarme
tréboles al chupar,
la tapa del yogur.

Es posible encontrarte
en medio de una podredumbre
alicatada de dinero.

El futuro es el juego
del presente,
al exprimirte
para después,
soportar tus desidias.

Aun me queda cuando el amor
llega... y es como si
escuchara música de vinilos
viejos...cuanto más te pincho,
más identidad toman
tus gemidos.

Follar contigo,
es como si la justicia,
se compartiera.

Saboreando la giste caducada.

Todos sabemos,
que la muerte no es soledad,
si no un cambio,
en la materia de los sueños.

Desde una piedra,
hasta un planeta;
hay un millón de especies,
que lloran.
Otro millón mueren.

Ninguna coincide
en el mismo lugar.
Todas aman igual.

Vivo en un edificio
desconchado,
hasta el ascensor
adolescente,
se explota el acné,
mirándose en los niños.

Reencuentros en mi soledad, cuando el sol ha salido por un oeste erróneo.

Siempre desee ser una calabaza,
buscar una bruja buena,
ser la carroza que trota
por la noche, al borde
de una muerte programada.

Vivo en paralelo,
allí dónde los arboles
crecen contra el suelo.

Las lagrimas,
en este lado,
son contracorriente,
y la sonrisa es estar triste,
cuando menos lo esperas.

Es un lado extremo,
se opone a todo lo que existe,
aparecen personas que en el tuyo,
ya no viven,
hablo con muertos y otros que me invento,
y la locura la tiene quien desconoce,
desolando la vida con ignorancia.

Si vienes, hazlo con un cartón en la cabeza,
y cerveza en una mano, la otra, ya me encargo
de llenártela, con el reflejo de una mirada
en la mañana.

En ocasiones miro de reojo y creo que me siguen,
afortunadamente, nunca estoy solo.

Ella ríe hasta en pesadillas.

Nefelibata,
procastina actos
de su eviternidad;
para trazar en oleo
su borracherra de sueños.

Morir matando,
es madrugar
tras dormirse
en el sofá,
la noche antes.

Es por todo esto
que celebro:
la menstruación...
esa guerra sin muertos
en la que la muerte,
recibe un dictado
con lección de humildad.

Cuadros con olor a tocino rancio.

Seguimos naciendo,
para lo mismo.

Ir al supermercado
para revisar;
comprar lo mismo,
lo barato.

Buscamos la inocencia,
hasta en el color de las marcas;
esas que disfraza la muerte
en forma de precio,
siempre bajo.

Seguimos naciendo,
para lo mismo.

Hablamos con el corazón
en la mano;
pero nuestra vida,
sigue estando de oferta.

Somos la marca blanca,
en un mundo de deshauciados.

Domando caballos de fuego.

Mato a la gente
en mi cabeza.
La muerte es jugar
al escondite
con tu suerte.

Mato y lloro,
bajo el sufrimiento
extremo,
mato y amo todo
cuanto tengo;
por eso os digo
que hace años
que estáis
todos muertos.

Esperma en mis vinilos de jazz.

Porque mirarme
en tus ojos,
es romper espejos,
esa mala suerte
de acabar por 7 años,
con la desidia
del mundo.

Mozart comiéndose las uñas, Wagner masturbándose en la cocina.

Desde cualquier lugar
me oigo,
pero nunca me hallo
en lo dictado.

Bebo con ansias
el fin del mundo...
es perfecto
para perderlo todo.

Es momento de recoger
cenizas, en el tallo
de las tinieblas,
mañana dudarás:
es el comienzo del nuevo día.

Pregúntate todo,
así resolverás
las dudas
de tu propia muerte.

Esta noche no irá
nadie a verte.

Bebete tus ecos,
son el orín, en el desierto
de tus pánicos.

Puente inexorable entre lo vacío y la muerte.

Transparencias,
espectros en la oscuridad
de nuestra existencia;
a veces mortales,
otras vitales.

Así es la esperanza:

un sueño que juega
a una rayuela,
con caídas al vacío.

Demasiada existencia, en el pasado oscuro.

Y cuando toda esta locura
pase, quedará tan solo,
mirar atras y arrepentirse,
por lo que hemos dejado.

Ocasionalmente,
de vez en cuando,
a veces,
a lo mejor...

Afortunadamente
nos queda la memoria,
y algo de ansiedad
bajo la lengua.

Trozos de sangre en el dinero.

Yo no tengo más piezas para este puzzle,
anda mellado y avejentado.

Tengo cajas de cartón,
cementerios vacíos de palabras
para guardar todas las resacas.

En medio de toda la pelea,
las apuestas se cierran,
el débil mira con cara de muerto.

Anoche estuve de bares,
camino de nuevo,
bailando con una muerte
que se emborracha,
cuando lloro y miro al suelo.

Acosado por una picadura constante.

Romper es un contenido
plagado de sonidos;
verdades como puños,
es la soledad del guerrero.

Acecho de forma vasta,
el ictus inamovible
de mi esperanza.

Llego siempre tarde,
porque nunca despierto.

Melodía de la vejez anticipada.

Reencontrarte.

Formas parte de un tú,
o un yo,
que sin ser vosotros
estáis manchados de ellos
que somos todos,
sin haberlo buscado.

Remueves el pasado,
con brazos de adolescente,
y el corazón gira,
como una lavadora
de ochenta años.

La vuelta atrás,
es caerte en el carro
de las chuches;
cuando salías
del colegio,
a los nueve años.

Te miras por las mañana
y acabas afeitándote
las lagrimas;
todo te crea pelo.

La clave es la tristeza;
esa mano izquierda
que interpreta la pena.

Suave,
piano,
piano,
suave:
el fa, es el alma,
que genera bases.



Rajas en la espalda como huchas de la violación emocional.

Me incluyo en esa sinfonía
disonante; el desorden mental
ajeno.
Como el ajenjo,
o el espíritu, intento no buscar
explicación a mis vicios,
tan solo cumplirlos: por devoción.

Pasado está lo ordenado,
es momento de la muerte desordenada,
del engaño temporal,
que desarrolla un corazón de amoniaco.

Egipto es en nosotros,
la muerte de los peces mudos.

Ra, es la giste de la mirada fronteriza
en la playa,
mientras Amón-tonas,
canciones en el diván de tus pies.

Cuando el sueño dibuja monstruos.

Corazón como acerico,
todo costurón,
cicatriza en vida,
alma costurera;
al morir,
solo veo fosfenos
entretejidos con mi sepelio.

Cuando los jazmines son ríos de lava.

Horas bajas,
cerca del suelo,
está la borrachera
en la tierra.

Sólo el agua
revive el segundero;
borracho viajo,
cerca del sendero.

Así es aniquilarse
de forma ordinaria,
sabiendo que todo
comienza cada 4 horas.

Buscando marfiles; en el final del túnel, es la luz autentica.

Porque hay rabias,
no disueltas,
en medio del ciclón
vital.

Siempre busqué la independencia,
perseguí la autosuficiencia,
pero olvidé la autoeficacia.

Ahora en el final de una copa,
solo hallo resacas,
mas nunca la medalla.

Vivir no es recibir un premio,
el significado de ello,
es solventar el dolor,
para continuar riendo.

Acotando espacios oníricos.

Desayunando
Tostada y café solo,
pienso en tu raja.

+++++++

Relamo en sueños
todos los  desayunos,
nunca despierto.

Escribo conciertos con mi indice, en cristales llenos de vaho y lluvias.

A oscuras recibo la ducha
de la mañana nublada,
mimesis con las gotas de agua,
empatizo con el mundo y olvido
problemas, que viajan con el agua,
por el sumidero hacia abajo.

A oscuras toda la luz, es el agua,
gimo, suspiro y hablo a solas,
tengo tantas personalidades
que puedo hablar de lo que quieras.

A oscuras decido entregar la pasión
a cualquier comienzo,
y la locura a cualquier termino.

Fuera sigue nublado y llueve,
en la luz gris,
la lluvia es un sol de gotas,
una sinfonía disonante de méritos,
una rapsodia que elimina, resbalando,
cualquier pasado cargado de inquina.

Todo es agua, y todo es lluvia,
todos nos mojamos,
casi todos caminamos bajo ella.

Decidí hace tiempo, ser el vaso
que siempre se llena.

Juegos extraños mientras miro tus ojos.

Estancias como papel arrugado
encima de la mesa,
todas las flores tienen asma,
caminamos asfixiados con pies locos.

Comencé un extraño juego,
ando enredado desde pequeño,
es algo inquietante y divertido;
porque la muerte va contando
los pasos que doy,
inicio todo con pasión,
y lo acabo con locura,
cuando no es así:
me suspende y me arresta.

Así es todo esto,
una especie de monopoly
de los espacios
 momentos solitarios,
que olvidados se angustian
en una taza de café,
donde el azúcar nunca fue sueño.

Vuelos baratos de alquiler, dentro de mis fotos

Suspenso en la materia,
lo mío siempre fueron los gases;
por eso duermo, en el coche,
con el motor arrancado.
Disfrazando las ovejas,
en sueños de sangre.

Correr en un estado de sitio.

Porque en un reloj de sol,
las horas son sombra.

Porque en un reloj de arena,
las horas se escurren raudas.

Porque en un reloj de muñeca,
las manecillas son bisturís
que subrayan tus venas.

Porque el tiempo corre y mata.
Asesino exogámico:
por qué no dejo de mirar
lo que mata, en puesto
de lo que no llega.

El ave fénix es un avión de papel.

Morir en medio
de tus vesanias,
es resucitar,
sin caerte,
de la cuerda floja.

Así es sufrir y labrar;
un sino de querer olvidar,
usar el sudor,
como tinta de vida,
y olvido.

Muertes que respiran como relojes mudos.

Lleva siempre
un gran suicidio
en el bolsillo.

Quiere pagar
con el en todos los bares,
mas nunca se lo aceptan.

Es tan inmenso,
que jamás lo desean,
por falta de cambio.

Religión violada, mieles desgarradas.

Arrugo nubes,
con el parpadeo
ácido de mi estancia;

Inquieto, cansado...
reflexivo:
ya no pienso en mi,
y tampoco en el camino.

Olvidé y sufrí,
como ahora siento
la verdad del infiel
que muere, ahora,
impotente; en medio
de la voz.

Arte invisible en la sombra de tu nombre.

Arrastrar suelo;
maldito dinero,
desesperar la garganta,
no tener techo ni cielo.

Con locura caminar por casa
erecto y duro,
aclamar y gritar tu nombre,
meter la polla hasta en el cesto
de la ropa sucia;
todo arde.

Bebo cerveza y eructo,
no me peino, ni me ducho;
me visto con el semen seco,
aún por mi sexo,
nocturno.

Salgo a la calle,
soy grafitero,
todo el arte es callejero,
sexo muerto que  revive.

Estrellando cielos, contra sueños.

Tragarme todo
como un tallo infinito,
vivir amarga.

++++++

Huir hacia la muerte,
como un niño inmaduro,
es olvidarme de lo construido.

+++++

Mátate mientras sueñas,
nadie vendrá a acariciarte.

Entablo roturas mínimas.

Sangre de estatuas
limpian mañanas caídas,
recogen besos
desperdiciados de la noche.

Abro las puertas
con la ayuda de luces,
ahora inconsciente,
pienso en todo lo que puedo
y no hago, por desconsuelo.

Fracasar es la semilla fea,
que te siembras por inconsciencia,
al andar con freno.

Regando la vida con imaginación torcida.

Pudro la tierra,
pudro la tierra,
pudro la tierra.

Todos los días son domingo tarde,
todos los días son domingo  tarde,
todos los días son domingo tarde.

Todas las  noches lunes por la mañana,
todas las noches lunes por la mañana,
todas las noches lunes por la mañana.

Pudro la tierra,
esto no es una oración,
si no un mantra,
en medio de la desesperación.

Pudro la tierra,
pudro la tierra,
pudro la tierra.

Anagnorisis y peripecia III.

Catarsis es mirar de frente
y verte en un bar, bebiendo,
rodeado de gente.

Anagnorisis
es que beses mi cuello
mientras bebo.

Peripecia,
es leer esto
sin que parezca nuevo.

Al tanto Edipo,
cuela sus ojos
en una copa
sin vino.

Perdiendo mi estigma humano, en medio de un brote esquizo.

Como un pegote
de pegamento,
en medio
de un montón de agua;
no sabes lo que es sufrir,
hasta que flotas
en nada,
cuando la nada;
es la vida concisa
que genera oxígeno.

Deambulo nocturno
entre el aire,
mientras me asfixio
respirando.

Las burbujas de mi exhalación,
me guían a la muerte de la luz.

Alucinaciones en medio del sueño.

Reto ante el verso.
Ritual de muerte;
mientras escucho,
el canto del pájaro.

Mal agüero en la noche,
no encuentro bares abiertos,
que socorran mi destino enteco.

La muerte revuelve el karma,
todas mis entrañas,
son desaforado magma.

Ando de puntillas por el bosque,
llevo en la mano un vaso lleno,
se desborda a cada paso,
mi ebriedad es un susto
que diez minutos dura.

Miro el vaso,
miro el contenido,
lo bebo en medio
del frondoso bambú,
verde como el bosque,
verde como el graznido,
verde como la muerte, verde,
una vez bebido, muero,
y, desfallecen todos mis desasosiegos.

¿Te imaginas que ocurriera? Entonces es posible.

Amar no es preconcebir
una colonización exacta.

Amar es parir los días
sin nostalgia del día anterior.

Amar es mirar el pasado
con valentía,
para llenarte de experiencia.

Amar es llorar tus decisiones
amadas,
y tus amadas decisiones.

Amar es saber que amas;
porque elegiste amar,
por encima de la elección
equivocada.

Amar no tiene fronteras,
ni paño,
ni vida,
ni muerte.

Amar sólo tiene
una verdad,
y una madurez
escrita por el mismo amor:
libertad y elección.

A la pequeñusa.

Revolviendo materias preconcebidas.

Lejos de mi,
cuando no estoy,
es cuando más encajo.

Siempre quise llegar lejos,
mas siempre conmigo;
pero no me es posible,
me abandono siempre
a todo esto.

Queriendo alcanzar el hecho inenarrable.

Llega despacio,
lenta hora del sueño,
el semen hierve.

++++++

Mueren suspiros,
una atroz desmedida
de muerte lenta.

+++++++

No somos sombras,
sí, respuestas de carne,
la ciudad ebria,
tambalea su alma.

De ahora en adelante, comeremos lava lunar.

Manifiesto la ruinosa
estancia del fuego,
la tregua es un tiro
a la lengua...
lo oirás a leguas.

Calles llenas de letras,
almas repletas de versos,
bancos hasta arriba de deudas,
la noche es nuestra,
el poema es bandera
de las lunas sin retales.

Vendran sin embargos,
cargados de promesas;
será cuando nosotros
recordemos...
sin embargo, habremos olvidado.

Presas de odio y uranos.

No contengo
lo no entendido,
lo avispado,
es,
trasformarlo en río.

El sarcasmo,
un salvavidas diario.

Oraciones al borde de un cuello estrecho de botella, a medias.

Horror, pavor.

El acto de vivir es,
el acto de crear.

Si dejas de crear,
vivir es la muerte,
que mira hacia atrás.

Me gusta entrelazarme
en campanadas de muerte,
en noches opacas,
en los pueblos asesinos
en los que la memoria
mata sirenas y quimeras.

A solas, siempre,
en un duelo sin armas,
mi alma es un fusil peor
que cualquier revolver.

Aún tengo munición para mataros,
estoy vivo y escribo,
lo cual, no significa nada,
tan solo, que lo mismo muero,
o mi alma me reta y me asesina.

Pavor, horror... me devoro,
sin saciarme de muerte,
acto egoísta,
vida perpetua.

Noche vikinga.

He visto, desde lejos, que entre tu pelo,
traes hilos de rayo huérfano.

Deja que esta noche, mezcle
mi saliva con ello;
seremos una tormenta en el sueño

Humboldt es un envidioso, el azúcar de su estudio quedó lejos de una puerta al mar que menstrúa sexo.

He aprendido
a interpretar
mi confusa existencia,
trasformando
los puntos en galernas.

Ahora me vienen jaloques,
y bogo.
Al Lebeche le sío;
a Tramontana
le doy la espalda.

Siempre he sido
de abrir los brazos
al ostro,
para que me entren
sin medida todos tus céfiros.

El mar tiene una puerta
donde la vista,
es un corredor de un ultra-fondo
con ampollas selladas.

Jamás mirar tuvo tanta magnitud,
en la variable marinera.

Por los laterales,
llegan las lagrimas
del aire,
hasta el ciprés bálano.

La rosa de los vientos,
es una mujer abierta de piernas,
a la que se entra asaltando:
su puerta corrediza.

Para: Acha, Rocha y Cacha.

Atracando a la luna, con navaja de colmillos.

Lo nuestro, y lo sabes,
es concebido entre bares.

Canalla y lobuno,
siempre llego a ti,
con la noche,
el salvajismo.

Lo nuestro es,
y lo sabías,
Promiscuidad
y
alevosía.

Titubeando el deseo de lo extraño.

Entre todas las
espumas, la sucia
es deseada.

+++++++

Viajando al alma
el sendero es costoso,
no hay sangre limpia.

++++++++

Hay una entrada
hacia el oceano.
Ahogaré mi pena
nadando a solas.

Botellas vacías, besos llenos.

Camino por el zaguán
estrecho de la muerte.

Percibo el hirsuto abismo,
hacia una verdad absoluta.

El sol me exprime,
la luna me desangra,
aún vivo en la maleza,
me deslizo
entre luces y sombras.

Estado extático,
todo el universo flota.

Veo luz, incluso al cerrar
los ojos.

Deseando no levantarme.

Disfrazarme de Mediterráneo,
en esta noche calurosa.

Voy a besar tanto tu cuello,
que serás la estatua de sal,
derretida de mi saliva.

Cualquier océano,  ya es mentira.

Ahora que soy frágil y respiro.

Me entrego a tu vicio,
ese que me descubre jugando
con el olvido.

Es el haber ciego,
el pasado removido,
un montón de estantes
llenos de muñecos sin cabeza.

La locura desaforada
que huye entre las palabras
usadas de los bares rancios.

Escapo entre todo lo tuyo,
como si fuera agua sucia,
por el sumidero.

Escapo hacia ti,
encontrando una libertad,
que jamás adivinè,
cuando respiraba
en esos bares,
el humo que no era mío.

Arrastro los pies cuando ando.

Aún quedan coches
de colores,
circulando por tus calles.
Yo, mientras,
amaso un manojo
de hierros y escombro.
Sueño y deseo
algún día,
estamparme
contra un arco iris,
más triste que sabor
de tu vagina.
Hasta entonces,
mi coche será siempre,
color negro.

Llorando a escondidas el anhelo, gana la partida.

Con todos mis silencios,
voy a hacerte un ramo
de palabras vivas.

Chuparte el coño
es como lanzar
al viento,
hojas muertas.

Pacificando al mundo con diéresis en los hitos

Esquinados por todo el mundo,
lloran solitarios,
abandonados,
enamorados.

La palabra corre,
por un horizonte
dibujado de montañas grises.

La soledad es un orgasmo
elegido, aun en medio
del bosque de bambú.

Tu coño es un piano,
voy a llorar tanto,
al correrme,
que creerás que te estoy
follando
con un magnum 44.

Siendo cazado por como vivo.

Se le llena la boca
con lo que digo.

Me escucha como al vino.

Mi esperma la completa.

Su vagina abre todas las puertas.

Soy dueño de todas las casas,
tengo todo lo que piso.

Os lo digo,  soy dueño
de donde vivo,
ella es mi  friso
C
  O
R
  R
    I
D
O.

Escuchando el crujir de las ruedas.

Castillos de arena,
princesas de cuento,
mascaras de estaño.

Todos los sueños
están ebrios,
trementina y farlopa,
las calles desahuciadas
de nombres,
los hombres
llorando por las esquinas.

Todos los aullidos
caben en un tercio
de cerveza.

Calles sudadas.

Los pasos
como parpadeos
de un cocainómano,
dibujan la soledad
que se escurre por
las horas escondidas.

Contando estrellas, adormecido en un lecho.

Tengo todas las llaves,
las del río,
las del rito,
las del cambio.

Sólo tú lo sabes,
puedes sentarte
mas no amaestrarte.

Tengo todas las llaves,
nada tiene puertas
nada es una jaula,
pero te retuerces y ardes.

Pides socorro, y encuentras solo una palabra.

Cuando correr
es un verbo inmóvil,
te emborrachas
mientras matas
los insectos
que revolotean
alrededor
de los astros
inimaginables
que circundan
el pecho
con
el
que
r
e
s
p
i
r
a
s.

Asfixiante en el rito
de tu espanto,
encuentra la cura banal
a tus miedos,
mata al cuervo que aún no vuela.

No escribas poemas,
es peor que la ouija.

Abrázame ahora que no soy nadie, dentro de media hora estaré blanco como la pared de tu espanto.

Tengo claro,
que morir;
es beber cerveza
y no saber la hora que es.

El sol hace más daño,
que las lunas llenas.

Llenarme de lunas,
es como amasar pan
en una fragua de esperanza.

Lléname de lunas:
tu vagina es oscura,
las madres son claras,
por eso mi sombra es alargada
como una noche que azota al día.

Adoro la imagen maternal,
lamento mi conjugación
como amante.

Duermo con las manos entreletradas.

Vamos a morir todos,
vivamos como únicos.

Unicornio borracho,
el Proyecto Hombre,
se equivocó de sexo.

Muérete Adan,
eres la escoria de la historia.

Si me amaras tres veces, la intensidad sería cien años por micro-sonido.

Culpable de verano,
el calor místico
es renacer entre sus dedos.

Mientras ocurren las estaciones,
y el frío y el calor juegan
con las temperaturas;
bajo tus bragas,
ocurren todos los huracanes.

Amor: mi lefa,
mi leche,
mi esperma,
mi semen...
es el tsunami que tanto temes.

He visto como tragas el sorbo
de café,
o de vino,
incluso la ensalada pasada de vinagre;
los parques acuáticos,
disfrazan leones de tigres albinos.

Mi espuma es la vida de tu sistema
linfático.


Cacareo de gallo ronco.

Vivir es romperte
los bolsillos del pantalón,
para masturbarte en público.

Enjaulando las uñas comidas.

Mientras me escribo,
te mato.

Es como darle de comer a un hamster.

Disfrutas en lo mínimo
de la tragedia,
porque vivir es un hallazgo
entre las piedras.

Entrega de la carta, que andaba perdida veinte años.

Siempre quise escribir
artículos,
mas los adjetivos
me golpeaban.

Ser el malo del colegio,
no es ser el abusón.

Resolución del drama.

Todo esto,
a lo que te acostumbras;
es una mentira tramada.

Procura que tu final,
sea, no lo que luchas
por conseguir,
sino, disfrutar
lo que has logrado.

El vino es un susurro
que acaba en resaca.

Anagnorisis y peripecia II

No podrás leer esto,
dentro de cien años.

Si vienes a la tierra a que todo salga como deseas, has muerto antes de llegar en la sangre que tu madre derrama al parirte.

La extensión de la lectura,
es una ignorancia
del absolutismo, e incomprendido
viaje: al introito de venus.

Rebusco en mis bolsillos, la necesidad de viajar.

Fehaciente,
inherecia,
machaca en el mortero
la vergüenza ajena.

Una voz ronca me insta a ser juez
de una muerte, parida por la vagina
en la que mi sangre se trasformó
en imágenes cubistas.

El tiempo es arena en el prepucio.

Planchando las arrugas de la edad.

Esta es la entrega al olvido,
ya no me acuerdo de nada,
tan solo de ti,
esa que revolotea como una mosca
alrededor de un cadáver,
llevado a la putrefacción
del poema.

Aullidos que hacen eco, en una taza de café con cerveza.

Cambia el viento
con la voz ajena,
eres el ticket roto
del viaje.

+++++

En el bode de tu vaso,
han parido muchas mujeres,
su harapiento óvulo sangriento.

Jamás serás padre,
porque te cercenaron
la vida en el equinoccio
de tu invierno.

Sorbe con pajilla,
el fracaso de tu inherencia,
esa que no soportas.

+++++

Vomito haikus
en el noche abyecta,
madrugar es morir.

++++

Ya no existe la música
menor de los acordes llorones,
ahora hay que ser fuerte.

++++

Si escribo todo esta noche,
mañana estaré suicidado
por mis conjunciones,
matado por la belleza
de la ausencia,
la estética de esto;
no la contempló
Calvino.

+++++

Van-Goh,
me quedan dos orejas,
pero solo un testículo.

Se quema el desayuno mientras hablas por teléfono.

Salto sobre el fuego,
sutil sable de la mentira
proyectada.

Al candor del aullido,
doman la manta,
de una mesa camilla.

Yo no quiero más que morir,
después ya se verá,
porque para lo hay que ver,
mejor quedarse cojo
de la mirada, de los ojos,
mejor arrastrar arena,
para trazar un sendero,
hasta las aguas profundas.

Inversión de los estados. La muerte es una caja de cerillas.

Morir a contrarreloj,
sé que exprimo la parca
como una naranja borde.

Me bebo el zumo amargo,
en cada desayuno.

Desayuno a las siete de la tarde,
mientras, me debato entre lo acaecido
y la conjetura.

Ahora muero a contrarreloj,
dejando que florezca la vida
escondida por tus esquinas,
para morir sin tiempo
con todo esto,
en medio de esto,
que al final será recordado
como un leve aquello.

Fruta caída del árbol, pasos como parpadeo hacia la ignorancia de lo aprendido.

Papel blanco,
tintero vacío.

Cerebro seco al calor,
del doloroso espejo.

La verdad es peinarte
con un cepillo ardiendo.

Vivir con las flores
en la mano,
es saber que ya están muertas.

Eterno viaje a la experiencia
asombrosa del dolor.

Sólo aprendes,
si la sal la echas en la herida
y no en la ensalada.

Mastico la carne cruda,
me retuerzo en mi pecho,
ahora pesco con mi veneno,
el corazón que echo de menos.

Velas submarinas.

Refloté mi yo,
sin aire, ni esperanzas,
refloté en medio de una
sala absurda,
sin televisión ni aseos.

Anduve erróneo
con maderas de balsa.

Reflotar es bello,
hundes tu ego en un mar
de angustia y sales a respirar
sin ayuda.

El oxigeno se vuelve
abrazo.

Recuerda, reflota.

Hundirse no es malo,
si en vez de pensar
que eres peso muerto,
te disfrazas de submarino.

Navegar hundido,
es ungir vida al pecho.

Descansa la amapola, en los brazos del sueño.

La luna mira
infectada de ojos,
un gato negro.

+++++

Hay una muerte
parada en el pasillo,
noche inquieta
de pasos alocados.
No habrá jarras de vino
para los ancianos.

Viajo a Urano, saltando como un niño.

Hay luces que no avisan,
así, hay unas cuantas
que nos visitan cuando menos esperas.

Hay olimpos que sueltan
a sus dioses, para que bebas
con ellos, una cerveza a solas.

Así es como se salva uno
de vez en cuando.
Me abandono a lo divino,
para caer con fuerza
al dolor de la tierra.

El drama es una vida
intensa.

Arrancando cactus con las manos quemadas.

No busco barro,
sí, belleza en el fondo
del agua sucia.

++++

Compré gerveras,
calor en el viaje,
llegaron muertas.

++++

Vivir sin destino,
causa de dolor ciego
hasta la muerte.

Explotándome la primera espinilla, paso la maquina de afeitar para sesgar la crítica.

Tenía que decirlo ahora,
me lo preguntan a menudo,
¿por qué te dedicas a la escritura?
muero de miedo por lo que contesto:

Escribo porque oigo voces,
siempre han estado conmigo,
nunca me abandonaron,
quizá en alguna ocasión,
pero solo a veces.

De niño tenía un perro imaginario,
era un San Bernardo y se llamaba
Boris.
Se me perdía de vez en cuando,
y las mujeres mayores me ayudaban
a buscarlo;
pedía al carnicero patas de pollo,
y Boris, se las comía.

Andaba loco todo el barrio con mi imaginación,
...¡tan real para mi!.
¡Tan poco solo me sentía
gracias a ella!.

Después los ladridos se convirtieron
en voces, y las voces tomaron
forma, por eso hablaba a solas
para unos, y en compañía para mi solo.

Ocasionalmente sigo hablando solo,
muy a menudo;
es la manera de seguir con ellos,
no decepcionar a los que están
conmigo.

Cualquier lugar es bueno,
siempre estoy absorto,
vuelvo de esas visitas
robado de alma,
con la tristeza tan desarrollada,
que puedo enredar mis dedos
entre sus cabellos.

No es que sea un loco,
ni un tarado,
ni un pirado,
solamente,
estoy más acompañado que vosotros.

Enfermé de niño, y ahora me curo con tu sexo húmedo.

Deslizo a menudo,
mi muerte entre tus dedos.

Callada, sientes mi pene
que palpita debajo de mis pantalones.

A veces me corro,
sin tocarme, sin que me toques.

Camino empapado
por toda la ciudad,
manchado.

El cáncer me dejó estéril,
pero ahora mi lefa
es como el pastel que no engorda.

Mi esperma es la sacarina
de los bares,
los gritos de nuestras paredes,
la espuma de nuestra cerveza.

Sabes que me masturbo
como un perro,
ando todo el día sucio.

Tú, responsable de mis actos,
tú, imaginario de mis bosques.

Cuestiones a una pregunta.

A veces miro por donde miras tú,
no sé si tu miras lo que yo miro,
pero mirar no es observar.

Quiero mirar como tú miras;
pero a veces, no siempre.

Es una cuestión práctica,
pragmática de lo absurdo,
desear algo que haces
pero no desear realizarlo.

No sé si me explico,
o quizás es que no me entiendes,
porque no saber ponerte las palabras
que digo en tu boca,
no es error, es argumento
de solución.

Planteo una ecuación:

En ocasiones en cuestión de beso,
idealizar lo hecho.

Caries espaciales.

Es lento el paso del sol.

Sus tetas viven bajo el suelo lunar.

Cuento a escondidas los días,
bajo el calor,
ante el caminar.

Sideral es el espacio virtual,
de su vagina.

Sus óvulos son de mercurio
                                                   y sangre, y saliva.


Me gusta pasar el dedo por las paredes
cuando ando por las calles,
la rugosidad me entrena para encontrarla:

bajo la luna,
bajo el mercurio,
ante la senda,
desde la pérdida.

                                            Esto lo rompo para no tener
                                                                                       que dar explicaciones
                                             acerca de lo pactado con ella.

El amor es como el humor sardónico,
en ocasiones no nace de dentro.

Suicidio entre una rapsodia amarilla.

Saber lo que eres
antes de matarte.
Saber amarte
después de amarme.

Listón alto de confusión.

Imaginación archivada
entre folios negros,
bajo tinta ebria,
junto al beso enterrado
debajo de tus óvulos.

Amando lo inenarrable.

Locura en color,
es cuando ella gime
al viento solo.

+++++

Viaje de tigres,
vivir es un periplo
de la extrañeza.

+++++

No vino nadie,
el nenúfar se ahoga.
Sangre en el lago.

+++++

Mamo su flujo,
vagina, alimento vital
de este desesperado.

Arrancando horas al cuadro de Saturno, Goya anda aún jodido, por la soledad de su sordera.

Acepto mi muerte y la unjo contra mi pecho.
Camino como una tostada solitaria,
soy una rebanada de pan seco,
todas las calles aceitosas aclaman mi nombre.

No sé por donde sacar tanto ruido,
el calor me allana y me llena de aburrimiento,
no soporto mi sombra de humor tácito.

Acepto mi muerte en esta vida sin sal,
y la unjo contra mi pecho.

Ahora solo quiero que seas mi vaso lleno,
crucificame sin pecar,
matame contando las pecas de tu espalda,
mientras mi pene plancha las arrugas
de tu vagina.

Devoraré tu cérvix un día de estos.
seré elevado por los dioses, del olimpo.

Tanta gastronomía no la conocen los dioses,
la vida es contar muertes en tus senos.

Antígona destrozando Egipto; no ve más allá de su pulgar maltrecho.

Como veranda,
es su amor veraniego,
huele todo a jazmín,
una vez amanecido.

+++++

Solo en el azahar,
renuncia el viento ebrio
y no es besado.

+++++

Duerme el tilo
lloroso, destrozado,
abandonado.

+++++

Actúa sola
como rabia tardía,
el bambú sufre.

Mirando un escaparate lleno de alfombras.

Copa de vino tinto,
copa de vino tinto,
santo liquido,
en competencia con el blanco,
sabio y santo.

Li-po ya me lo dijo.

Las uñas de mis pies
crecen desmesuradamente,
atraviesan cualquier zapato,
y se estrellan contra el techo
terráqueo.

Tengo agujeros en casi todos
mis calcetines,
soy un hombre serio.

Tropiezo con todo,
la torpeza es mi virtud,
soy un hombre serio.

Asalto a cualquier reverendo,
hacer caso no es lo mío.

¿Te he dicho que soy un hombre serio?

Aparco en segunda fila,
conduzco con prudencia.

Santa sabiduría,
siempre me emborracho de letras.

Soy un hombre ebrio.

Todo esto lo pienso
recordando la noche,
que estuve junto a George Clooney,
tomando un gin-tonic.

Haz de lo que sueñas un molde de plastilina, juega y mancha de barro tu cara.

Rasgo incontenible
el suelo con mis pasos.

No voy hacia atrás,
y como la libélula,
soy el insecto
del guerrero.

No cambio nada por nada,
pero todo tiene un cambio,
un giro; elige:

¿A mejor o a peor?

Las cortinas que no se cosen,
se corren; elige:

¿Te coses o te corres?

Todo objeto es un ser vivo,
hasta los pantalones en los armarios,
gritan tu nombre de cueva insondable.

Piénsalo, es hora de identificarte,
pero huye de las etiquetas,
esas llevan precio y definición.

Esta noche dormiré conmigo,
ella estará a mi lado,
yo con mis sueños,
ella con los suyos,
elige:

¿Te los quedas o los compartes?

Mañana compraré pan recién hecho,
tengo aceite y sal,
pero untaré mi pan en su vagina.

Soñaré que la vida es elegir lo que me gusta,
no lo que imponen.

Sé que tú también, lo harás.

Es un mínimo saturno, la caspa del día comenzado.

Desordenado el día,
a penas comenzado;
es confusión abyecta,
e implica estar cansado.

Sombreando con verde,
el color del sueño,
desfallecido y solo,
parece que nada atiende.

Locura del diario,
son las noticias dadas,
matar al hombre,
con las esperanzas engañadas,
temible afición del poder votado.

Así empieza lo acabado,
con la razón injertada,
sobre la tinta parca,
parto aburrido,
y al acabar el día, olvidado.


Meteorología de abandono.

Espanto mi sombra,
soy el ciclón de lo absurdo,
me arranco las ganas
con la soledad de lo imaginado.

La mentira es una visita
de la cobardía.

Huyo por el sumidero
de la angustia.

Me mato conmigo,
me atraganto sonriendo.

He levado anclas, sopla el viento y voy contra todo.

Se derrumba,
la ola destructiva lo destroza todo.

Es un mal que toca lo absoluto
y te deja desnudo.
Tan solo ladrillos,
tan solo alma;
tan sólo el corazón.

Miro alrededor,
la vida fluye y la gente sonríe.

Justo es a mi, o a ti,
justo es a los dos,
en medio de la apocalipsis,
en la que ocurre,
todo se cae por los suelos:

las barreras,
las alambradas,
las diferencias.

Seguimos en esto,
sabemos que tras la muerte
continuará aunque no estemos,
la saliva será el pegamento
de los odios,
el sudor de las manos,
el agua que limpia el suelo.

Ocasionalmente me estrello,
y lloro,
el mundo se me acaba,
todo ocurre y no hago nada.

Termina tu beso de las mañanas,
y el universo sigue su rutina diaria.

Por bueno, te maltratan, pobre perro de las esquinas.

Ruge el tigre
en mi pecho de espada,
la guerra miente.

++++++

El vino se torna
amargo en mi paladar,
el adviento huye.

+++++++

No soporto la lluvia
inmensa en el horizonte,
pequeño vaso en mis labios.

++++++

Rota estructura
arreciada en el Enso,
la soledad me estruja.

++++++

Fin de los labios de papel.
Conclusión del sexo feliz.
La culpa hace la muerte,
una disentería dulce.

Resucitaré del papel, y mi palabra será un hecho.

Me estoy secando, pensaba.
Se me repiten las palabras,
estoy fuera de léxico.

Soy un bombón amargo
intrauterino.

Interminable, me dibuja
la noche, bebido por bares,
absorto por otros.

Todos son vampiros,
meten la mano en mi bolsillo.

Se me agolpa el sufrimiento,
y mi corazón es un ancla de asfalto.

La lengua no corre, y los dedos envejecen.

Se me repiten las palabras, estoy fuera de léxico.

Me quejo, de la queja y la queja me vomita,
bucle estúpido, inenarrable; bosque de vaginas cortadas.

Solo quiero ser re-parido, empapado en placentas ajenas.

Se me repiten las palabras y me quejo,
se me repiten los besos y renazco.

Lo mejor que hago a veces es amarrarme a la cerveza.

Así como renazco en los besos, deseo renacer en la queja.

Y si tengo que escribir la misma palabra, no hacerlo,
si no besarla, y chupar su placenta.

Las palabras siempre van al mismo monte,
como los besos, como las cabras.

y allí, en ese monte, siempre hay un lobo para devorarlas.

Infusionando mi odre, exprimo la muerte hasta verte ardiendo.

Acostumbrado a mi ceguera,
relamo muchas veces
lo más callado de mi.

Complico llegar a una mano,
cuando cercenarla
es menos doloroso.

No hay vino en mis ojos,
únicamente alcohol,
deseando ser agua oxigenada.

Por eso acariciarte el pelo,
es moverme entre lianas,
al tiempo que muero.

Comiendo cerezas, a la hora del vino.

Lleva mis gemidos,
dentro de su vagina,
prendidos a la pared
de su útero,
con las chinchetas
de mis colmillos.

Haber lamido y mordisqueado su clítoris.
acariciar su punto "A"
porque el "G" es fácil,
con mis dedos, que son palos de escoba.

Lleva mis gruñidos arañando
su coño por dentro,
a veces se tambalea y se marea,
está envenenada,
y no sabe por qué le pasa.

Muerte dictada
en mi lengua perdida,
siempre vuelvo,

el sendero de la saliva,
es el agua suya que me bebo,
benditos fluidos femeninos.

No mido las distancias, porque no vuelo.

No comprendo muchas cosas,
sin saber nadar,
no me hundo.
Y como el agua,
son vuestras palabras
que viajan entre nuestras
bocas.
Quiero aprender,
para no saber,
la sabiduría del mirlo,
al posarse en el árbol,
para mi la quisiera.
Esta noche,
la luna follará
con nosotros,
y la luz taciturna
saldrá por el norte,
será breve, no lo pierdas.
El mirlo se habrá ido,
pero nosotros
seguiremos en los bares,
calles sin salida,
estampando amor
contra las paredes.

Corre, fuera llueve y todo está regándose.

Hay muchos cambios,
porque todo cambia.

El quehacer es el porvenir,
el futuro pasa constantemente.

O disparas a la sien del reloj,
o te matas entre el tiempo muerto.

Asesinar al tiempo, es matar
las horas yacentes.

Vivir es pisar segundos,
en medio de una lluvia
que todo lo empapa.

Si todo fuese fuego, no sufriría por lo mínimo.

Ya no tengo viento, ni agua.
Soy el elemento cerdo.
varío en función de lo agrio,
tienes de recursos, los silencios.

Caparazones de costra indómita,
donde te ocultas por miedo,
indecisión y sufrimiento.

Hay mucho azúcar en lo que imagino,
hay mucho vinagre en mi boca,
navego en tu nombre,
por lodazales con los dedos rotos.

Ni invado, ni salto su respeto.

Imagino extrañezas;
como que me convierto
en liquido,
para colarme por sus poros.

Ella es porosa y osmótica,
pero no huele a mi,
ni soy su esencia.

Por eso me amarga,
no ser mi propio esperma.

Acercamiento a la ciencia de mis deseos.

Como el árbol,
estreno colores cada tres meses.

Soy variable, como la norma,
voluble como el tamaño.

Prefiero el paseo en otoño,
y la siesta en verano.

Me ha gustado siempre deshacer,
y meterme en líos.

Adoro los callejones sin salida,
me recuerdan a las vaginas,
parece que no hay nada,
en cambio siempre saco:
algo de vida.

De niño me masturbaba
con rodajas de jamón york,
lo más parecido a un chocho (imaginaba)

Ahora miro por la ventana,
y me siento al sol, cuando puedo.

Tengo una salud de goma,
pero puedes cocinar mi pene
en tu boca.

Todo es relativo.

En este juego es igual.
Materialmente imposible.
Cabe la posibilidad, Cabe entera.

El alcohol es peor fórmula.

Hasta la materia está hecha de besos.

Parece que lo has conseguido,
pero aún estás vivo;
lo mismo estás perdido.

Cronómetros indebidos.

Cada cinco minutos o cien años,
echo esa cabezada curable de almas.

Suelo estar callado y sonriente,
como un gusano entre la arena.

Puede que algún día lo inseguro,
sea posible.

Me gusta bailar en la cocina,
música infernal de los fuegos,
todo bien hecho, y lentamente.

Me gusta satisfacerme con cualquier cosa,
abro el frigorífico
y miro de arriba a abajo,
todo está ordenado y brillante,
la indecisión ante lo correcto,
me enturbia el alma,
no acabo de elegir nada bonito,
por eso siempre voy
donde la muerte congelada,
para hacer hamburguesas
con relleno de sabanas.

Desmigando mi pene, mientras te observo.

Me apunto a ese extraño carácter tuyo,
puedo pagarte la mensualidad, con sexo.

Estar suscrito a tu vida, como un pasajero raro.

Esperar con ansiedad, la hora de la comida,
beber como un salvaje, mientras hablo.

Eres como una terapia extra-corpórea,
no entiendo nada, mas,
me excita lo indescifrable
de como huyes del fuego.

Sabes de mi pasión por la muerte,
has cambiado mi credo,
antes la quería, ahora la espero.

Prefiero que la belleza me suicide,
y tarde cien años en morir.

Hemos diseñado un comienzo,
todo lo demás, será relleno.

En el rellano de tus huesos.

Tengo hechas las maletas.

Las he llenado de piedras,
sexo y tierra.

Voy a viajar de forma

P
E
R
P
E
T
U
A.

Quizá no venga, pero irás
por todas partes.

El equipaje no pesa,
el camino no es infinito,
la puerta de casa está abierta.

Anoche tuve una pesadilla,
un cuervo me huía,
un buitre me besaba.

Vendrás a todas partes,
me verás de lejos,
sabrás quien soy
por mi cojera.

Estaré asesinando relojes,
matando la espera.

Ases, reyes y disparos contra la ruina.

Quiero el camino tuyo,
para lamer esos pasos
de reina de picas.

Camino por el azahar,
opulento y dionisíaco,
soy tu sátiro durante las resacas.

Ahora convertido en certeza,
huyo de los viernes,
me escondo tras la vida.

Tengo cortinas sucias,
con manchas de lejía,
mi esperma es una serpiente
que repta, y entra en tus agujeros,
imaginando que son cuevas.

Soy el pescador de naipes,
uso el mejor cebo y no picas.

Si quiero música, pego mi oído a su pecho.

Tengo mucho ruido,
me gusta disfrutarlo a solas.

Bebo con el, en bares ceporros.

Camino con el por calles estúpidas.

Es mi ruido, todo lo distorsiona,
me lleva al fondo, donde no sé quien soy,
y a penas reconozco las paredes,
contra las que me castigo.

Tiene varias formas y en ocasiones,
la muerte es un filete que devoro
cenando.

Me retuerce las caras y las lecturas,
me entorpece la lengua,
me convierte en un detestable silencio.

Voy haciendo ruido, y nadie me manda callar,
ruido interno, ruido infierno,
sintonizo con la muerte
y escucho la música de lo extraño,
en la onda corta de la edad que avanza.

Todo lo entiendo distinto,
incluso el vino tinto, deja de ser santo,
para convertirse en necio.

Matando el establecimiento de llamada.

Los días están hechos.
la vida no.

El templo anual,
gira en sus cuatro estaciones.

La sombra de las magdalenas
tienen la no vida, del sol.

La medicación efectúa su viaje.

La noche es siempre que duermes.

Contradigo, contrabando,
demasiado cristal para tan poco mundo.

Actividad cerebral,
muerta por corazones asesinos,
espabilad ante el fuego de la vela,
la cera excitará vuestros sexos,
antes de que la lujuria muera.

Haz la vida, matando días.

Desesperado espero.

Noche cerrada,
eterna sin tu beso
el cielo aburre.

Juego de niños que mueren, sin saberse roto.

Muy roto todo,
no deconstruido.

Roto, muy roto;
tanto que lo roto
no es roto, sino deslucido.

Roto como el niño caído,
como la luz rota sobre la cama
que atraviesa las persianas.

Roto lo dicho, roto.
Es el juego de romper
lo roto, para romperlo.

No hay pilas para lo roto,
ni enchufe, ni pegamento,
no hay nada.

Sólo lo roto, es roto,
autentico.

Rómpete y se de nadie,
pertenece al suelo,
a la calle, al escombro,
al vertedero.

Roto, roto, roto.

Cerca, valla, espinos y ganas.

Camina como si fuese un arpegio.

Lleva la cara empolvada,
oculta el dolor,
es como una geisha ebria
y asqueada.

Suele ser la liebre que salta,
la que no esperas.

Me he emborrachado mucho,
pensando en ella,
hasta he mirado el botiquín,
en ocasiones, mientras me empuja.

Toma formas diversas,
es una autentica fiera.

Me seduce siempre que escribo,
me cierra los ojos cuando duermo,
me toca en los orgasmos,
me mata y me perdona,
me afeita y me emborracha.

No todo es la verdad de la letra.

Corta un trozo de sandía.

Ha de tener forma de triangulo.

Encaja la parte de la piel, en la vagina.

Muerde poco a poco, lame, chupa.

Haz que el jugo resbale por tu barbilla,
entre tu barba, ve al clítoris, chorrea
y mancha, restriega.

Corta un trozo de sandía,
ha de tener forma de triangulo
Isósceles, como la apertura
del coño, como las piernas del triangulo.

Mordiscos pequeños, hasta que se adivine la cueva;
entonces verás la idea de la vida, como Platón,
creerás en la sombra, pero no en la forma,
serán verdad los preconcebidos sin sexo.

Son esas sombras las que tienen la vida,
y sobre la idea, nacerá la excéntrica y sátira
lengua.

Porque la mujer es isósceles,
un reflejo de formas,
una verdad abundante.

Pero recuerda, a Socrates,
antes de acabar este poema.

Porque la muerte es mayeútica,
aunque no lo creas.




Dolores entre mis hirsutos quehaceres.

Me dejo crecer la barba,
como signo de dolor.

Hirsuta, enredada, canosa.

Es como un baúl en el trastero.

Me dejo barba por dejadez,
porque me duele despertarme,
caminar y saciarme.

Mi barba es como un sobrante
de mi, que me recuerda que estoy
aquí, y algún día, me afeitará la madrugada
y no amanecerá jamás.

Mi barba es mi dolor, la uso para verme
menos la cara.

Hoy hay dolores perfilados,
dolores disfrazados,
dolores que sueñan con la moda
del dolor y ser la última moda
del llanto, dolores con ropa cara.

Barbas falsas, no son de pelo
sino de esperanzas.

Camino con mi barba y mi dolor
solitario, por las aceras, cojeando
la vida para marcar a forja el camino
de mi pelo negro,
necesito en ocasiones un afeitado,
pero es lo más cercano al suicidio.

Me gusta llevar mi dolor, me recuerda
que sufrir es como una cerveza,
hay que tomarlo con gusto
y olvidar el afeitado.

Caballos de cartón, irremediable madurez aburrida.

Tengo ganas
de muchos cambios,
mientras me agarras
la mano invisible.

Escalar una montaña,
emborracharme en un barco.

Hace algún tiempo
que no cabalgo,
y mi caballo
ahora no es de cartón
sino de estropajo.

Tengo tus palabras,
en post it,
hasta en los muebles
de la cocina,
y siempre que las leo,
Artaud se hace insignificante.

El dolor diario es peor
que los incendios de verano,
lo calcinan todo.

Por eso me enamoré de ti,
a una vez que murió agosto.

Lactofilia antes del desayuno, peleas resueltas a la luz del sol.

Chupa mis pezones,
para saciar su exquisita
sed erótica.

Bebe de esos calostros,
relame ese esperma
que rezuma de mis tetas.

Al tanto levitamos entre angustias,
mientras arranco su camiseta de tirantes.

Es sexo es una consagración epitáfica,
la mejor de las guerras.

Me gusta ver como chupa de mis pezones
esos calostros de semen.

Adoro sentir que su sensualidad,
es la pornografía de mis besos.

Voy a pegarle un tiro o a meterle un navajazo
cuando se corra,
sé que ella, se convertirá en lago.

Sumergido en ella, me ahogaré en sus aguas,
y su lactofilia se diluirá en el café,
como el azúcar de nuestras riñas,
siempre por las mañanas.

Navegando por salsas terrestres.

La luna es redonda,
como sus pezones,
el sol también es redondo
como la luz de ella.

Ella es un carácter,
mas no un símbolo.

Entre sus piernas,
una metrópolis
exacta,
como la tierra,
se achata por los polos
para dar frutos imperperfectos,
como los ríos que fluyen,
hacia una cascada de orgasmos
cremosos.

Ligerezas de los extraños.

Esto es como andar
por un fino hilo de cobre,
la soledad, y la palabra enfrentada.

La sabiduría no es siempre
la razón.

El corazón lo lavo cada vez que puedo,
lo ensucio a menudo,
pero no hago daño y jamás lo haría.

La gominola del tonto,
es el sufrimiento del postrado.

Todo es baile,
la palabra enfrentada,
la vida,
el ímpetu de la defensa,
la acción maldita.

Puedo deshacerlo todo
y quemar el camino del medio,
el miedo, no camina por mi barrio.

Ahora he tendido las flores
al sol, parece un cuadro bonito,
pero pronto estarán muertas,
secas,
feas,
aún así tendrán color.

Sinfonía para un vaso de agua.

Es un chorreo continuo,
para frenar con ímpetu.

La pastilla en la palma
de la mano contraria,
que mira fijamente
a tus ojos
adivinando tu interior
antes de ser tragada.

Es un viaje cristalino,
en vaso usado para vino.

Los amigos no están ahora,
es el momento de beberla,
todo es una forma constante
de liquidez,
la ruina de un desolado vagabundo
que desconoce a todo el mundo.

Un desafío
en la pradera seca,
sin muerte vana.

Nadie lo sabe, el agua es fémina,
trata de arreglarse, antes de ser bebida.

Ella es  agua,
el vaso recibe hasta el último goteo,
una extrañeza antes del dolor,
gestual y fingido.

No están los amigos en el agua,
no está el amor en el agua,
no está la solución en el agua,
sólo el origen de nuestra vida,
que bebemos como si nada.

Bebo el vaso de agua,
trago el beso de agua.

Mi sed no se calma,
y todo el mundo es un desierto
si no bebo su agua.

Lo peor siempre dura.

Fuera del talento,
en este rincón
han corrido las letras
como el mejor de los vinos.

Sequía, un extraño
algo, que siempre temí.

Buscando lo que no hallo,
raro de mi mismo,
no puedes protegerme,
no puedo protegerme.

Ahora es el momento
de beber sin motivo,
hasta encontrar la lividez,
la lipotimia de mi espíritu.

Nunca fuiste un héroe,
menos un genio.

Apostado en mi brazo extraño.

Llevo el enfado,
contenido en sueño,
fragil locura.

++++++

Ancianos somos,
caminando a solas,
ella me toma.

+++++

Perfume de odre,
vieja senda anclada,
vestirme es una tortura.

Remontando ríos en bares olvidados.

Busqué en mi nada,
vacío inexpugnable
de una vida deleznable
que sobrevivió azarosa,
a la noche de la bebida
y la entrega.

Muertos los bambús,
asesinadas las hojas,
recorrí con sigilo,
mis pasos muertos.

Me masturbé
con todo eso.

Acaecía como la tarde,
delegado a traer la noche.

Viví en lugares peores,
bebí con personas peores,
Miré en espejos cosas peores.

Yo,
yo,
egoyo,
vacío
como el papel blanco.

Arranqué la primera letra,
hasta ahora violada
por el fracaso.

Importancias en la reflexión abyecta.

Vivo en la muerte,
aislado de la palabra viva.

Como una especie
de animal raro.

Lamo la escarcha
del tiempo.

Me miro
y observo un puñado
de sensibilidades
ocultas.

Necias putas
no me valen.

Mismo,
mimo,
mismo,
todo es.

Lo mismo,
un aterrador ismo.

Tengo la idea
sembrada,
la riego mientras orino,
ahora crecen flores
en los paseos.

El amor es la parada del camino.
La muerte es la patada al cielo.

Ahora lloran todos,
y ellas cantan.

Horizontes con miradas, en medio de tu pubis.

Rezumando espuma
por la comisura desesperada
de mi boca,
abordo tu pecho,
para llevarme
preso entre los dientes,
tu corazón,
hasta tu vagina
de madre parida.

Lugar donde se juntan
las sangres del orgasmo
y del parto,
de mi boca,
y mi ansia,
para de esta forma
trasformar tu calma
en redacción prosaica
de mi irreflexivo aislamiento.

Echando de menos el colchón de casa, tus brazos, y que pases tu mano por mi pelo.

Me emborraché con un piano.

Los dos con mucha desafinación,
poca melodía.
Ambos sin ser tocados.

Ninguno llevábamos whisky
sobre la tapa de los sesos.

Noche eterna de bares,
canciones que no conoces,
bebes con quien menos esperas,
con quien peor conoces,
entonces llega el sol con su espada láser,
para quedarte compuesto
y sin música,
preguntándote otra vez:

¿Qué haces?

Catafalcos insondables.

Soy un amante
de la simpleza.

El dolor básico,
el sufrimiento evitable,
olvidar casi todo.

Cuando me despierto,
cualquier majadería,
me ataca con la ferocidad
del fuego;
por eso, ponerme los calcetines,
es saber que la tortura
es inevitable,
por la calle donde
paseo todos los días.

Y Chet Baker lloró, y la heroína dirigió el trafico por calles como venas.

En el mismo taburete,
del mismo bar.

Una y otra vez,
Valentín se mata bebiendo.
Mientras, ella llora
tras las rayas en el baño
del fondo.

Local con pared de humo,
y alcohol.
Corro tras los vicios
más estúpidos;
así al día siguiente,
la consciencia
me hace amar mejor.

He sentido siempre culpa,
hasta que me he dado cuenta
que es miedo.

La peripecia de mi saber,
es arrancarme los ojos
y tirarlos a un vaso de ginebra.

Llovió cuando ella llovía.

Las sombras
son quimeras.

Oro comestible,
en tiempos de gloria
que,como en los juegos,
te comen las tripas,
para llegar a casa
sanos y salvos.

La muerte es un sofá,
la muerte es una manta,
la quimera te atrapa,
la quimera te mece.

Eché una moneda
a una máquina,
y mataron todas las vidas
de mis muñecos.


Primavera escondida.

Tu coño es como una champa,
que profano con la libación
de mi saliva.

Lengua como el pájaro,
que picotea en tu alma,
enloquecido por el celo.

Boca que espera,
sin esperanza,
el jugo de tus tripas,
en forma de orina.

Derramándome entre nosotros. Histeria en clave de sol.

Duermo a tu lado,
que es mi lado,
lado nuestro,
donde abrazamos
los lados que nos damos.

Es el lado salvaje,
el lado opuesto,
el lado interminable:
de los sueños despiertos.

Duermo a tu lado,
porque mi sueño
copia a la vida
del día despierto,
que va de tu lado,
al lugar que vamos
siempre juntos,
al lado, el uno del otro.

Lado viajero,
lado reverso,
lado anverso,
lado arriba,
lado abajo,
siempre al lado.

Cuando te marchas
y me quedo,
estoy a tu lado,
hagas lo que hagas,
es la fuerza del sueño
que tengo a tu lado;
para que sientas que estoy
a tu lado.

Juntos,
ladearemos,
como los ríos,
piedras en medio
del camino,
las empaparemos
con nuestros lados,
para darle la vida
de lo que soñamos.

Porque a tu lado,
la piedra es vida,
y a tu lado:
siempre sueño.

A Laura Bettonica.

Tropiezos en medio del bosque.

Agito el bambú
a solas en el bosque,
cae el rocío.

++++++

Bebo cerveza,
horizonte borroso,
nace la risa.

++++++

Los bares negros
abren mi pecho roto,
la sangre nace.

++++++

Ayer nacía,
la muerte se retrasa,
besé tu champa,
hasta la locura
de tus gemidos.

Escuchando el crepitar de tu lluvia, hasta cuando sonríes y finges ser feliz.

Como el cuervo,
el mirlo o el gorrión,
que me visitan.

Desconozco la vuelta
al sosiego,
a bandazos mi alma
lleva costurones
que no cierran.

Poémico como el cuervo,
mortecino como el mirlo,
engañado como el gorrión,
las ramas no son tan fuertes,
el amor no es la cura,
si no sabes curarte.

He de subir aún muchos
peldaños,
imagino que los esguinces
torcerán mis pasos,
pero sé que aún te quedan
vendas,
y
besos,
donde reposar
tanta histeria, que guardo
en el bolsillo
de mi camisa.

Silencios que matan más que la muerte.

Ser icono de creencia,
como el gorrión
confiar en las alas
y en la rama.

Partir en dos la naranja.
Compartir el zumo a medias.

Arroparme en ti,
no tener miedo
a la carretera.

Viajando a Noda.

Posado el mirlo,
el árbol centenario,
la muerte acecha.

+++++++

Sendero lleno,
anduve muy borracho,
el recuerdo mata.

+++++++

Mujer pálida,
parada en la calle,
escribo a la muerte.

+++++++

Calle repleta,
el universo tose,
la guadaña pasea.

+++++++

Bebo  el vino,
sentado desde lo alto
advierto dolor.

+++++++

Lloras a solas,
vagina de seda
tu orgasmo es un loto.

Babel muda.

Hay un largo bloque,
es un sueño duro
de cumplir.

Enloquece,
con todo,
y no distingue.

Siempre erré
y nunca supe galopar,
menos, montar.

Disfruto dibujando
extrañas formas,
que desembocan
en círculos sin carácter,
besos al aire,
a tu boca,
parados,
quietos en el espacio,
sin tiempo,
colmados de nuestras
lenguas,
vacías de idiomas.

Yo nací un día como este, nadie te avisa que la olla está a punto de explotar.

Todo esto es una mierda.

Salir a esperar el autobús,
tomar café de recuelo
en un bar de polígono industrial,
entrevistas de trabajo,
por las cuales te hacen pagar
hasta por el papel que usas.

Miro por la ventana
de la cafetería, llueve.
La camarera es una chica
bajita y gorda,
sonríe, al tiempo que yo,
escribo esto en una servilleta.

El escritor es uno cualquiera
que escribe.
Hay un millón de escritores
por cada cien mil habitantes,
todos los poetas con los que hablo,
todos los novelistas conferenciantes,
acaban poniéndome café,
o cerveza.

Los sesos fritos,
de intentar exprimirte,
para ser algo que deseas,
negro sobre blanco,
arial o times new roman,
ese es el callejón sin salida.

Al menos el que pinta,
usa más colores,
o el compositor,
finaliza la obra con música.
Todo esto más completo,
también más complicado.

Salgo de la cafetería,
llueve;
chof, chof,chof.

El ruido de mis zapatos en el suelo mojado,
similar al clap, clap, clap,
del portátil donde escribo.

Teclas negras, letras blancas,
pantalla brillante: Así es mi único cielo.

Llego a casa, los pies mojados,
la cabeza distante, melancólica,
se oye un reloj por toda la casa.

No hay marcha atrás, tengo que elegir:

Ser un millón entre cien-mil o no ser escritor,
sino uno que entienda esto como una lucha
angustiosa, para asustar al contrincante,
esos que te entrevistan con corbata,
y te cobran por los clips.
Clips,
chof,
clap.

Vuelvo a casa;
la guerra es ya.

Silenciando a la tierra.

Pasa el segundero enlutado,
zumba en mi cabeza
como el rumor de las hojas.

Es como el barrendero
de la calle nocturna,
lleva una colilla entre sus labios,
la luna no le hace sombra.

Viste a la dama muerta,
que ya no se desespera.

Ha iniciado su recorrido
por las noches y nunca lleva
la misma ruta.

El camino siempre es distinto.
El camino siempre es distinto.

La noche es un gorrión
que no duerme,
tirando horas a las hojas;
tirando todo lo que barre,
basura
que la escoba arrastra,
recogido de baba
en plato de porcelana vieja.

La oscuridad abandona:
al barrendero, a la colilla
y a la dama de la angustia.

Entre sus labios ya no duerme el humo,
su estomago es su alma llena de bilis.

Se vaciarán las calles de horas,
de hojas,
de plásticos,
de voces,
de peces,
de perros,
de ropa,
se vaciarán las calles,
hasta de calle,
para que la gente
sea el silencio
de lo que el barrendero
no barre y el tiempo no suma,
así el gorrión volará sangrando,
entre zumbidos y espanto.

Parafraseando noches accidentadas por alcoholemia.

Tal vez Shiki,
haya sido el único
heredero del saber,
en la absoluta fortaleza
del dolor.

En su mínima expresión,
concisa todo un universo.

Viajo desde el paraguas hasta el gorrión,
desde la chica de la ventana
hasta el horizonte dibujado.

Como él, todos esperamos
el zumo de calabaza;
los kilómetros de flema.

Al tiempo,
nos saludamos,
e interrumpimos,
lo que imaginamos
podernos interrumpir,
sin preguntar.

Esta noche cogeré el coche,
conduciré hasta cansarme,
hasta el mismísimo corazón
del Haiku:
accidente irremediable,
cada noche, en cualquier esquina,
de mi corazón con tu vino.



Adivinación de la vida; retrato de una muerte lisonjera.

Pisando píldoras,
adoquines con tarjeta de crédito.

Tengo un balcón,
con vistas a la muerte.

Mi receta,
para revivirme,
tomar café mientras me asomo:
Desayuno,
comida,
cena.

Es un páramo excelso.
una aventura lisonjera:
el dejar que mi hirsuta
barba, la meza Caronte
con su remo de coña.

Tengo un balcón con vistas a la muerte,
desde él, veo todos los bares,
los camellos,
las putas,
las camareras,
los matones.

Tomo mi píldora machacada,
y sonrío al cielo negro,

hasta la virgen,
tiene caries en su vagina.

No se libra nadie,
veo los bolsillos
llenos de piedras,
que no tira nadie,
veo el suelo repleto de pecados
que pisan mientras ríen.

Tomo todo mi café.
Todo mi esperma son las nubes.
Ella sueña que nos besamos,
ella quiere que viva en sus labios,
mientras;
solo pienso en follarle la boca,
asomándome al balcón para gritar:
Muerte es mierda.



Cuento heredado, de la inercia desagradable.

En esta tarde,
que es una estancia inaudita,
remuevo a Epicuro,
en la taza de mi café,
no me reflejo, ni encuentro
idea.

Siempre me abandoné
a la inconsciencia.

Escucho a Camarón,
la soledad es una canasta
de cuero.

Ando loco tirando toda
el alma al borde de los pies,
es un opio telefónico.

La distancia no se mide en metros,
sino en silencios.

Existió un relato de alegría,
que contaban los padres,
pero los padres de hoy,
se inyectaron al héroe.

Estamos drogados
por el cuento: adivina el tuyo.

Los cuentos ya no valen,
morimos en una fábula
en la que el horror,
ha sesgado al miedo,
y nos dejan en medio
de hambrientos,
con la boca cosida.

Amor miniado.

Tengo esto abandonado,
cuelgan telarañas de días pasados.

No escribo como antes,
a penas me fluye,
el dolor me tiene arrinconado,
en un sofá.

Miro por la ventana
y esperar se hace desesperante.

Ella va por el espacio,
como una nave desquiciada.

Sube las escaleras,
tiende la ropa,
intenta descansar,
se retira a veces a su rincón,
y silencia su rabia,
para volver con una sonrisa.

Se sienta y redacta informes,
mientras arde con su piel
y sus ojos se despellejan.

Jamás le escucho una queja.

Me pregunta si deseo algo:

Deseo que vuelvan los viernes,
los jueves canallas,
las risas,
y el piélago consciente.

Va de arriba abajo,
como el yo-yo.

Se recuesta en mi hombro,
y viaja, y se cuestiona: ¿Me querrá?.

Llega con la cena, donde estoy postrado,
me reconstruye, es experta en mecanos,
ceno, cena, cenamos,
la beso, me besa, nos cenamos.

El día es una inquietante jauría
de emociones,
la noche es la red de las dudas
del emocionante día, aún por corregir.

Le acaricio el cuello,
el pelo, adormece.

Viajamos a la cama,
sin saber si vamos a dormir,
pero nos queremos en medio
de esta desesperación;
de esta prueba del destino.

Hay mucha intoxicación,
el mundo está enfermo,
pero procuro estar vacunado;
vacunarla.

Deseo a veces,
haber nacido topo,
o lombriz,
y pasar por debajo
de toda esta mierda de letras.

Mas deseé con más fuerza
un amor traído desde Titan,
y ahora que lo tengo,
jugamos entre los anillos de saturno,
cuando desatamos ambos,
este niño no parido, que los dos,
estamos criando, con todo lo de antes.

Deseo que llegue pronto,
este sofá,
es una inmensa soledad.

Desayunando a cualquier hora.

Son muchas ocasiones,
en las que se manifiesta
el dolor.
Pocas si sabes llevarlo,
en las que el sufrimiento
toma café en tu misma mesa.
Y únicas en las que la muerte
gana la partida... pero no la guerra.
Para ahuyentar esto,
está la vida,
esa naranja que exprimes
y la tomas a cualquier hora.

Paciencia en contra.

El dolor es infinito
cuando devora hueso.

No existe patrón
que establezca una medida
exacta.

Únicamente dolor
y agua en el fuego.

Amenizado por la ingravidez.

Ahora que todo está disyunto,
disculpo lo no dispuesto.

Voy a navegar por una frontera,
medio sueño me espera,
correr es el arte de ir despacio
hacia la muerte.

En Dione no hay agua caliente,
solo vida demasiado quieta.

Derritiendo chasmata y lineae.

Todas mis letras,
tienen un claro destino.

Nebulosa inquietante,
pluma negra,
un pene erecto,
una vagina húmeda.

Nuestros besos,
por todo el cuerpo.

Nuestros besos,
todo el tiempo.

Horas insaciables
en las que la muerte,
siente vergüenza
de visitarnos.

Definiendo las conclusiones, se me adviene un sentimiento prehistórico.

Distante en el tiempo,
cercano en el espacio
que nos rodea.

Habito en lo improbable.

¿Puede ocurrir lo que sucede?

Mi movimiento
quizá sea inverosímil.

Sabes que somos vagos.

Me muevo, pero no avanzo.

La fase contemplativa,
enriquece todos los cantaros
rebosantes de dudas.

Siempre he sido pretérito,
un circulo arcaico,
un enso inmemorial
que se retira al ruido.

Es mejor callar,
cuando el gruñido avanza.

Resucitando a las doce del medio día, saco de la manga los cactus perdidos.

Hay algo que ocurre
entre sigilos,
mientras el mundo se desmorona.

Monto su cuerpo y lo trastorno.

Su orgasmo es un gerundio en flor.

Llueve y chorrea en mi pecho
toda su estela de dorados gemidos.

La muerte ha tirado su peonza,
y gira en mi cabeza,
cavando un hoyo
por donde se me escapa
la vida;
se me escapa la vida,
se me escapa la vida,
mientras me corro,
me corro,
me corro.

Noche de bares, sin recuerdos, ni consciencia, me pierde la esquizofrenia de mi bolsillo vacío.

Resuena,
retumba y me atormenta,
el sonido de la muerte
en mi cabeza.

Tiene mil cuervos
en el pelo,
y un gorrión en la vagina.

Huyo por las calles,
para morir en sus labios.
Es la única muerte
que me salva de la matanza
ordinaria de la misma muerte,
aburrida de tanta muerte.

El lento baile borracho de un gorrión, que me mira, sonríe y vuela.

He descubierto un baile.

El gorrión se emborracha
con el poco vino de la copa,
dejado en la mesa de la terraza.

Los hombres se enamoran,
con el resto de amor,
que otros dejan.

Bailar en la noche
es recoger flores muertas
de la mano de un jardín
sembrado de incógnitas.

He descubierto que los taxis
paran cuando los llamas,
y los tomas cuando están quietos.

Bailo en medio de todo esto,
es un sin vivir de esperanza.

Bailo y cojeo,
una extraña forma de labrar
la ciudad,
para sembrar un pasado
que no llega.

He descubierto,
que la muerte,
muere, con los taxis,
con los hombres,
con las mujeres,
con las copas de vino,
con los gorriones borrachos.

He descubierto que la muerte
muere, podrida de esperanza.


Mascando chicle de placenta, toda la boca me sabe a muerte.

No me soporto,
ni vivo,
ni muerto.

Camino constantemente
entre la ubicación dudosa;
exequias de mi ser indivisible.

No logro acompañarme
de nadie, se que la muerte
está tan cerca, que sopla
las velas de todos mis cumpleaños.

Hace tiempo que me suicidé
y resucito a cada instante.

Busco tu mano,
como si fuese un retorno
a todo esto.

Jamás nada me llenó
tanto como tus palabras
de aliento.

Estar junto a ti
es como viajar a todos esos sitios
que recuerdo con nostalgia.

Estar contigo, es viajar
al mundo desde el salón de casa,
por eso ocasionalmente,
me notas ausente.
Me echas de menos:
porque vuelo lejos,
para traerte sonrisas nuevas.

Arena de cristal.

Hay un mapa de muerte
en mi ventana.

Golpea como las ramas,
me advierte.

La vida se acaba,
el árbol crece.

Suena un banjo,
eyaculo crisantemos,
todo el amor es verde.

Impregnaciónes.

Sacude el viento
briznas melancólicas,
astenia viva.

Placeres ordinarios.

Cuantas veces he buscado
por los aviesos resquicios,
la ciudad es una montaña
que escalo a la pata coja.

Hago pausas en los bares,
beber a solas es como masturbarse.

Me encanta eyacular,
cuando nadie me observa.

Silogismo del saciado.Chupando el cielo de tu vagina, no hay días nublados.

El vello de tu pubis, es el caviar de mis días.
Tengo la boca llena de tu vulva.
Jamás estuve tan saciado.

Arrinconado en un confuso lugar del universo, deseo que pase todo; y todo, pasará.

Aquí en New York,
a los taxis, parece que los ha pintado
Kandinsky.

Es de día y el sol, inunda Central Park,
hay jugadores de ajedrez,
y chicas que patinan.

Ha sido un invierno tan crudo...
como estar sin tus besos.

La estatua de la libertad,
no se mueve de su sitio
desde hace más de un siglo,
paradójico.

Recuerdo todo esto,
porque cuando estuve en París,
el frío era igual.
La Torre Eiffel, barrotes
de cárcel. Un pene erecto
que no eyacula nunca.
Los franceses hablaban gracioso,
como si hicieran gárgaras
con el flujo de su mujer,
acumulado de la noche anterior.

En Egipto no recuerdo más
que majestuosidad.

Londres era la ciudad, que en isla,
no parecía tener fin,
los ingleses, auténticos caras rojas.

Siempre recuerdo cerveza
en cada calle del mundo.

Estar en el mundo me ha parecido siempre
inquietante y morboso.

Me solía tapar los ojos,
cuando me hacían fotos
de pequeño;
he estado ciego hasta ahora.

Madrid aún no lo he descubierto
y eso que he vivido, trece años,
en distintos barrios.

El sol de New York,
es el mismo que en Egipto,
y el de Egipto igual que el de Santorini,
el de Santorini idéntico al de Londres,
y el Londres igual que el de París;
Madrid tiene un árbol y un oso,
pero al igual que los libros:
está forrado de muchos colores.

Todas las grandes ciudades
tienen un gran recuerdo.
Todas parecen bonitas,
pero para eso, necesitan
que andes por ellas para que vivan,
que las mires para que resuciten.

Ahora cuando me miras,
sabes que no cierro los ojos.

Aunque te pique.

Manual del desquiciado, apuntes de un niño que se masturbaba los sábados por la noche.

Entonces tienes que coger una fresa,
de culo ancho y boca estrecha.

Bajar despacio por la tripa,
hasta llegar arriba de la vulva.

Rozar con suavidad el capuchón,
con la punta, mientras metes los dedos
dentro.

La fresa, con textura de semilla,
encontrará el primer gemido:
ese es el sendero de la saliva.

Chupa la fresa, métela en la boca;
empújala hacia la vagina con la lengua.

Despacio, que roce, mientras el resto
lo hacen los dedos.

Muévela entre tus dientes,
hasta que se corra.

Después cabalga,
asalta, posee, penetra,
fóllatela, mirándola a los ojos
con la fresa en la boca.

Que vea tu cara de enfermo.

Córrete cuando ella se corra,
muerde la fresa,
bésala, con ella.

La fresa será destrozada
de placer,
entre las bocas deformes
del orgasmo mutuo.

Camino de la escritura, dibujo destinos mínimos.

Reto inapreciable,
dibujo círculos en un papel de arroz.
Mi destino está escrito,
en las alas del gorrión.

Trazos inapelables al destino.
Viaje hacia dentro de la cascara.

La vejez es un niño que juega
conmigo.

Sexualidad diaria. Haijin enloquecido.

Se posa y grazna,
es el mirlo tarado:
busca tu néctar.

Haijin con triple personalidad. Cuando el mondoo, olvida a katakuta.

Una parada,
la vitalidad sabe
que ocurre siempre.

++++++

Y bajo puentes,
consumes una droga,
solo el amor lo es.

+++++++

Mirlos exhaustos,
Vuelas en paralelo,
junto a su sombra.

Disgustos de un tarado, que bebe a solas.

Opino sobre mi muerte,
cosa rara,
es como una especie de mecano.

La construyo a diario,
parece un juego extraño.

Va tomando forma,
ora de silla,
ora de cama,
ora de mueble,
ora de armario de luna.

Parece que va creciendo,
sola.
Se alimenta a diario,
hasta de la luz, que ilumina.

Pertenece al olvido ciclónico,
a lo parecido que no apreciamos.

Miro mi muerte todos los días,
y la construyo; como un mueble de Ikea.

Ojala enloquezca, y al final le falte un tornillo.

Silencios muertos.

Va casi a hurtadillas.
marca el camino,
como pulgarcito.

Deja un rastro fino,
de saliva,
que se mezcla
con tu flujo;
bendito cocktail,
de noche,
borrachera de jugos,
en nuestro juego.
Tu vagina,
es mi ataúd favorito.

Esto me ocurre por ser tan universo, y menos ecléctico

Le di dos puñetazos
a la luna.
Testigo muda,
del sufrimiento humano.

De sus cráteres todo el dolor
en pus, salió expirado en muerte.

A horcajadas, me masturbé
sobre ella.

Me corrí sobre ella,
salio mi esperma,
como un brote de esquizofrenia,
imparable.

Escucha mi semen,
es un aullido en tu vagina.

Oda a la muerte.

Le unté mi leche,
en la cara blanca,
en la cara oscura.

Me suicidé,
lanzando al vacío del universo,
el dolor, que no era mío.

Aprovechando la letra m, del diem inadmisible.

        Vivir es suicidarte intensamente,
          la muerte es un regalo estrepitoso.

Ahora parece que hasta el frío,
siembra el pasado;
es el miedo a la suciedad, al vacío.

             No tenemos nada,
             no somos esperanza,
             sólo trabajadores
             a nomina del porvenir.

    PORVENIR.

   que no llega,

                 que no llega,
                               

                             que no llega...



Necesidades sin dioses, ni beldades borrachas.

Necesario para la hierba,
es el gusano;
para la tierra,
la flor y el árbol.

Ser infecto para el humano,
tirado por los suelos,
arrastrado.

Una necesidad fea.

Sin el gusano no se removería
la tierra,
ni habría oxigeno en la flor,
o el árbol.

Así es la extraña simbiosis,
del creador de arte y el mundo.

Afortunadamente, aún quedan jardineros,
que no pisan gusanos,
y niños,
que juegan con ellos.