Bajo la lluvia de cobre.

Saco a pasear un tiburón,
le he puesto patas de cartón
y un papel arrugado
en forma de corazón.

Come hierba y fuma piel
nada tiene que ver
con las formas de hiel.

Camina junto a mi,
me lame las manos,
me chupa los pies.

Saco a pasear un tiburón
de papel.
es una hembra insana,
le llamo alma
y tiene textura de mujer.

Tiros de arena.

Me repito a mi mismo
constantemente.
Me canso de lo mismo
usualmente.

A veces las ruedas
desgastan al camino
y el asfalto se hace de goma.

Incido, coincido,
tristeza, melancolía.

Basura, despojo,
siempre lo mismo.

Las putas ya me miran
con pena,
esto no es lo que era.

Errático por las calles, mi cobardía me arrincona. (Aforismos sin conclusión exacta)

Encontrar la riqueza,
en el valor de lo sencillo.

        ***

Saber valorar el corazón,
antes que el bolsillo.

       ***

Imaginar el futuro,
como una linea lejana
a la que nunca llegas.

      ***

Desear todo,
pero quedarte
con lo poco que te gusta.

      ***

No hacer caso
al que dirán,
y así no ocultarte,
ni que te oculten.

      ***

Fíjate en la yema,
no en la cascara.

      ***

Viaja desde fuera adentro,
duerme y apacigua
el corazón en el río
fluyente de tu sangre.

      ***

Siembra abrazos,
en el barbecho
que los dejas,
nacerán palabras
que volverán a ti
en forma inexacta
de amor callejero.

      ***

Recordar lo que te hizo daño,
y tropezar con la misma piedra,
que del dolor pasado, ahora
es un trozo de gomaespuma.

Vacío, melancólico y borracho.

Frente,
hígado,
y entraña.

Racional,
borracho,
y visceral.

me defino
en un crucigrama,
en el que la palabra
es un número
que no cuadra
con el mundo.

Inexplicable,
ausente,
dejado.

Austero,
llorón,
y olvidadizo.

Rozo con mi pene,
los resquicios
de tu nombre.

Me han crecido alas
en la soledad,
y al recordarte.

Imágenes calvas

Yo sé que voy llegando,
el camino cuanto más largo
más entretenido,
cuanto más difícil, más reto.

Tengo constancia de estar llegando,
he comenzado la andadura,
puede que tropiece, pero conozco
muchas manos, y algunas siempre
me atienden.

Ahora es momento de recogerse,
ahora es el exacto momento
del compás, el metrónomo
me enseña paciencia,
la vida, me dará
el valor de la existencia.

El final siempre es sabido,
todos morimos,
pero el relleno del almohadón
lo eliges tú.

Reposo mi cabeza
en un cálido almohadón,
solo quiero que no arda...
no quiero volver a tener
rayas discontinuas,
con las que adelantaba
vida para atraer muerte.

Ahora todos los semáforos
están verdes,
y beso cuando paro,
por eso se me ponen rojos.

Imágenes calvas,
todo es pelo
cuando llega el alba.

Destrozo, abrazo, designo.

Ciudades, dinero, humo,
todo escapa y nada es cierto,
ella comió sal y el azúcar
le sabe mal.

Mientras, quizás, no sé,
el ayer vuelve a mi
y lo abrazo
mientras, quizás, no sé...

me desangro,
me desolvido,
me desencuentro
entre sus brazos,
a destiempo
de nuestros besos.


Cambiando de tema todo siempre tiene un corazón y un traspiés.

Poco caso o ninguno,
más que nada por todo,
tengo un sayo con forma de capa,
tengo un libro con cien alas.

Abro a veces para no cerrar,
y cierro a cal y canto,
lo que no me interesa
tener abierto.

Yo he robado más de una vez
pero siempre lo he avisado.

Dame tu corazón
que le ponga ruedas de papel,
dámelo que me siente,
y llegaré hasta tu pecho, siempre,
una y otra vez.

Eso sí, recuerda que las ruedas
son arrancadas de mi libro,
lo digo por si vuelo...
no olvides dejarme abierta,
la puerta de tu pecho.

Simpleza y riqueza

Camino, hago trocha,
desarrollo sendas,
por las que la hierba
crece a mi paso,
en las que las sombras
dan cobijo del calor
y no hay más,
y no hay más,
nada más que eso.

Mi generosidad
me vació los bolsillos,
mi generosidad:
me llenó el corazón.
Solo eso.

Recortes y pasiones.

Hay unas tijeras en mi almohada,
no sé que hacen ahí.

Hay papeles en mi cama,
no sé que hacen ahí.

Hay tinta roja en mis manos,
no sé que hace ahí.

Hay libros por el suelo,
no sé que hacen ahí.

Hay una ventana abierta,
no sé que hace ahí.

Hay una mujer que me adormece,
no sé que hace ahí.

Hay sueño,
y mucho que recortar,
para dar forma al corazón.

Hay un corazón en el cajón
de mi mesilla,
no sé que hace ahí.

Hay, ay...
ahí donde el dolor
no se disfraza.

Alergia.

No sé si sabes
que mientras mi corazón
late como una percha
traviesa...
mi alma juega a perderse
entre tus nalgas.

Por si acaso algún día
notas escozor entre tus piernas,
no pienses que es alergia,
es mi alma salida que roe
tu entrepierna y se enreda,
para olvidar esa extraña
pena.

Casos de un cuento, sin metáfora que olvida su moraleja en la esquina de una calle vieja

He vuelto a comerme las uñas,
he vuelto a hurgar en mi nariz,
he vuelto a beber con ansia,
he vuelto a ver lo que no veía.
he vuelto a saltar,
he vuelto a imaginar autodestrucción,
he vuelto a sintonizar mi corazón
en el canal de dibujos animados,
he vuelto a decirle a mi alma que llore
como un trombón borracho,
he vuelto a las bases matemáticas,
he vuelto a restar y dividir
he vuelto a sumar y restar.
he vuelto a todo...

Y mientras su pelo entre mis uñas,
entre mis huesos,
entre mis camisetas,
entre mis gafas,
entre mis lentes,
entre mis sabanas,
entre las calles,
entre las farolas,
entre las carteleras de cine,
entre las jarras de cerveza,
entre los tragos de bourbon,
entre las botellas del bar,
entre mis amigos,
entre las rayas,
entre las bolsas,
entre los adoquines,
entre mis pasos,
entre todo,
y entre tanto,
divido volver,
entre su pelo
y el resultado es no querer
olvidar,
con final inexacto.

A medias no es más que un perfil cortado.

Si lo pones de perfil,
es como si no estuvieras.

Eso sí,
vete y no des ni un entero.

La soledad me enseña que mis castañas
se queman por mirar demasiado fuera
y poco dentro.

Errático y moribundo
vagabundo e introvertido.

La decisión es tomar el camino
equivocado,
así los que no arden,
entienden mejor en mundo.

A media tarde, en el autobús, a solas, con amigos.

Hablan en pasado,
recordando esos buenos
momentos.

Pero yo sé, y es un secreto,
que solo he de alargar el brazo
y revivirlo.

Canción, póster, foto,
mirada, risa, alegría.

Ahora me pregunto
hacia donde va todo
el recuerdo cuando nadie
rehace el verbo.

Escapadas infantiles.

Es como un damero
por el que se entresijan
las miradas.

Parece que pasa el dolor
a blanco, pero siempre,
siempre, queda en negro,
esperando a devorar
la esperanza.

Inimaginable, que juegue
a cuadrar letras en un puzzle
bicolor, de base poliédrica.

Retuerzo mi juego, imagino
sombras chinescas,
mientras
los cuerpos se entrelazan,
por el dolor de la despedida
que aún no llega, pero es sabida.

Me calmo.
Me ataco.
Me calmo,
me saco de la cabeza
algún nudo,
para dejarlo caer al corazón,
dónde el agujero lo lleva
al mismísimo estomago.

Melancolía

Mira...
Siempre vuelve...
Pero no te engañes,
nuna se va y te araña,
y escupe en tu oreja,
cuando miras demasiado
pensando en lo mismo,
mientras pasa tu vida
ahogada en ti mismo.

Aroma indescifrable.

Tomo el tren,
para llevarme
de paseo,
por la ciudad,
de tu olor.

Cuando la superación,
se convierte en una valla,
que tiene
la forma de tu nombre,
y el amor es una pista
para despegar mientras lloro.

Probando el futuro.

Recuerdo en cada momento,
oasis en el sueño,
confío en tu ronroneo,
imagino tu cuerpo sudado y jadeante,
oscuro sentimiento, amor y esperma salen.

Mares verdes como un corazón latiente

Ahora ya, que se cierran las puertas
y mis noches son una letra perdida
en tu: ojalá que no te vea.
Ahora ya, que ya no hay ahora:
Se te ha convertido el suelo
en una sabana movediza
por la que te hundes a la cama
de otro, ahora ya, ya lo sé.

¡¡Preparados, listos, ya!!

Listo muy listo, preparo
el ya, para ahora y no nunca,
ceder oportunidades a otros cielos.

Mi barco ondea
su bandera más negra y huelo
a carne a la brasa y cerveza.

Calaveras y tibias,
caderas tibias,
vagina que ruge,
voy a beberte
como a una jarra de espuma.

Esperando que llegue la muerte.

Me masturbo,
Aprieto fuerte mi pene
como si la abrazara,
me hago el amor sin ella...
Siempre me agarro
A un clavo
ardiendo.

No cambia el estado de mi alma/ hace que todo vuelva a no tener nada/

Anoche fue noviembre y lloré
como si fuese final de enero.

Es como si los meses,
se arremolinaran y caminaran
jugando a no rescatarme.

Cambia la brillantez del sinsentido,
todo se sierra en un filo de pluma,
absoluto y temprano pasan
confusas las estaciones
en medio de las noches,
que siendo noviembre...
se quiebran sin brillo,
en la palma de mi mano.

Cartas en el suelo de mi nombre.

Mis noches son cerradas,
ahora no entras, ni te deslizas,
eres una carta que resbala,
por debajo de mi puerta,
carta en sobre sellado,
y timbrado con tu nombre,
que se muere de ganas,
y siente por que la lea,
verdadero hambre.

Tiene tu carta el mensaje
que lleva nuestro saciado
momento de sudor,
que en las noches que nos amamos,
sin darnos cuenta
nos escribíamos esos mensajes
y yo con mi saliva...
Cerraba ese sobre.

Ahora la abro y leo,
ahora soy consciente
y crezco,
soy valiente y te leo.

Claroscuro.

Me adentro en el bosque,
hay almendros en flor
y cerezos, hay largos
caminos llenos de bambú,
hay riachuelos que fabrica
la montaña con el deshielo,
también todo esto, tiene sombras,
y los peces y los animales,
se desangran con el miedo.

Bebiendo sombras en una copa turbia.

Removido, asaltado,
la noche no me cierra,
el mundo se me queda corto,
volar en mi inconsciencia,
ser de verdad ahora, parte
y juego de la  vida.

Destrozar el pasado no mirándolo.

Desear ser lobo en la estepa,
para devorar mi parte de hombre
oblicuo y solitario.

La espera es el siglo de una mano,
que acaricia su afilada ala.

La espera es el azul y el amarillo
mezclados en mi cara.

Ahora y no nunca, es tiempo
de estar cerca, para asesinar,
los augurios de la esencia mala.

Bebo sombras en una copa turbia,
me reflejo en su cristal,
y camino sin la pasión de la cándida
y cercana muerte del sueño caído.

Bebo y trago sombras, beso y olvido
copas.

A veces la vida es turbia y la muerte clara.

Soñar a perder.

Perdía a las canicas,
perdía al escondite,
perdía al tres por siete,
perdía en clase suspendiendo,
perdía los bolígrafos,
los cuadernos,
los libros de matemáticas
y sociales, y lengua,
la mochila y el bocadillo del recreo.

Perdía mi tiempo mirando
las pájaros a través de la ventana
del colegio.

Perdía los balones de fútbol,
de baloncesto, las pelotas
de tenis.

Perdía en los juegos y en los estudios.

Soñaba que era astronauta,
soñaba que era hombre de las montañas,
soñaba que caminaba solo y sin nadie,
soñaba cosas que nadie, de mi edad, soñaba;
como enamorarme pronto de alguien que se enamoraba
de mi sin tiempo, ni nada que nos olvidara.

Soñaba que no perdía nada,
que masticaba chicle en clase y no me reñían,
soñaba que perder era el comienzo de ganar
algo, porque al perder dejabas de tener,
para ganar.

Perdí mi sentido,
perdí el imán de mi brújula,
perdí el norte donde alguien olvidó
sus zapatillas.

Perdí entre idas y venidas por la ciudad
del asfalto hueco, un sentimiento de culpa
y soñé nunca más, estar de mi infierno, preso.

Me acostumbré a perder desde pequeño,
por eso cuando la vi, quise soñar no perderla,
pero el perder, es más fuerte que el sueño de ella.

Por eso ahora la perdí, mientras soñaba tenerla.

Mi alma, mi vida, mi espanto, mi pena, mi llanto.

Ella es como el papel
en manos de un niño,
puede acabar barquito,
puede acabar pajarita,
puede ser avión,
pero casi siempre
acaba arrugada
y
pintarrajeada

Es como el sin vivir
de un muerto,
como el verso
de un borracho.

Callejeo sin nadie
aún con gente
a mi lado...

Soy sangre,
sudor
y
esperma...

Pídeme con tu boca
que me convierta
en carne.

Deseo que te vuelvas
loca,
y arañes mi espalda
cuando me imagines
a solas, sin nadie.