Zarabanda de la sangre negra. (A los que nos critican).

 Todavía corro por campos quemados.

Qué os habíais creído, manada de mancos de palabra.

Porque ya no me veáis hacer lo que os tortura, 

no significa que haya perdido la fuerza

que tengo en mis tripas.


Todavía corro por campos de piedra espinosa

con mis pies descalzos, bautizando con mi sangre

vuestros nombres vacíos.

Podría si quisiera tumbaros con una guadaña

de papel de estraza. 

Sin embargo, prefiero, como siempre, 

permitir que la envidia os arañe el corazón,

tan vacío, que tenéis, por no mirar más allá

de los espacios llenos, de la opulencia barata.

Poseéis un bajo precio, os vendéis barato,

Vuestra sabiduría es criticaros frente al espejo

señalando con el dedo por detrás de vuestras espaldas,

y en la punta de vuestro dedo, el universo negro que ansiáis;

justo detrás lo que yo quiero, rompiendo vuestro espejo,

acabando con vuestra basura, vuestra suciedad inherente.

Todavía corro, sí. Por encima de vuestras cabezas

sin que seáis conscientes de que quien tiene nada, es el amo del universo.

Buscando a Boris más allá de cualquier paradigma.

 Estar lejos hasta de mis dedos. ¿Sabes? hay momentos en los que arder sería mejor que desaparecer. Momentos en los que la desmemoria podría arrasar con todo lo que me sucede constantemente desde hace tiempo. 

Hoy he querido superarme, pero me cuesta arrancar de la línea de salida y a la primera vaya, he caído hacia el cosmos de la inactividad. Barro de un lado a otro las miserias de mi vida y no alcanzo a comprender dónde me dejó aquel perro imaginario que tuve, al que llamé Boris.

Boris desapareció y aún espero encontrarme con él. Es la única esperanza que mantengo de mi niñez y la única que aún mantiene el fuego encendido.

Quizá algún día aparezca y me lleve por las calles que el tiempo ha reformado y que ya no son como antes.

No es estar sino percibir.

 Hay que dejar que choque.

Que se estrelle contra esa sombra que no existe.

Y ahí, justo ahí, abandonar esa extraña ambición.

Sabrás que todo lo que has deseado

es una canción compuesta para que la escuche 

todo el mundo.

Sí. Escribir poesía no es renglón y espacio...

Lo sé, lo critico...

pero es un poema profundo 

sentir ese renglón como nada...

y ese espacio, este espacio que ahora te digo...

dejar que actúe 

como una anarquía universal,

a la que acudes como si la existencia

hubiera sido inventada sin reglas.

¿Verdad?

Moscas, mirlos, lobos. Lugares por donde camino.

 Ahora que estoy solo,

que ya nadie me visita

digo que adoro mi pena

emparejada al dolor 

de este rincón olvidado.

Hace 15 años me dabas la mano

y ahora te he olvidado.

Mi cabeza está a mil cosas,

sin embargo vuelvo a ti

con la culpa de un niño pequeño

Parece que emprendo otros caminos

pero te digo que llevo conmigo

ese contigo que pactamos.

Continúo adorando las moscas.

Las moscas son poemas, 

como el aullido del lobo

o la visita del mirlo.

Vuelvo a ti, aunque ayer te olvidara.

Vuelvo a ti, porque nunca me he ido.

Es este rincón cálido de palabra.

Es esa ilusión que no extingo .