Confundido entre calles,
absorto en su sinfonía
disonante de cláxones
y desesperaciones,
es una música
que se arrulla en mi oído
dando forma a una melodía;
tomando las visiones
que me provoca
la soledad y la borrachera.
Me trasformo en un monstruo
y soy mi propio ogro,
me torturo al descuido
y siento que lo bueno,
no me lo merezco.
Todo me confunde,
completo entre dudas
sigo caminando;
entro al chino,
compro una pinta de whisky
y me machaco el hígado.
Nada importa, salvo
el ruido de los coches
en la urbe, que indican
que llevan un destino...
aunque sean las kundas
del sueño profundo.
Cuidate tesoro
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