Desolado y con la mente llena de enfermedades, todo es un chorro de yodo.

Cada poema que escribo,
es una menarquía que disfruto.

Beberte en las calles,
al tiempo que menstrúo,
hasta el final de la ciudad,
en la que nos espera
una botella llena,
un plato colmado.

Sexo oral,
vientre desangrado.

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