Porque en un reloj de sol,
las horas son sombra.
Porque en un reloj de arena,
las horas se escurren raudas.
Porque en un reloj de muñeca,
las manecillas son bisturís
que subrayan tus venas.
Porque el tiempo corre y mata.
Asesino exogámico:
por qué no dejo de mirar
lo que mata, en puesto
de lo que no llega.
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