Cuando correr
es un verbo inmóvil,
te emborrachas
mientras matas
los insectos
que revolotean
alrededor
de los astros
inimaginables
que circundan
el pecho
con
el
que
r
e
s
p
i
r
a
s.
Asfixiante en el rito
de tu espanto,
encuentra la cura banal
a tus miedos,
mata al cuervo que aún no vuela.
No escribas poemas,
es peor que la ouija.
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