Camina como si fuese un arpegio.
Lleva la cara empolvada,
oculta el dolor,
es como una geisha ebria
y asqueada.
Suele ser la liebre que salta,
la que no esperas.
Me he emborrachado mucho,
pensando en ella,
hasta he mirado el botiquín,
en ocasiones, mientras me empuja.
Toma formas diversas,
es una autentica fiera.
Me seduce siempre que escribo,
me cierra los ojos cuando duermo,
me toca en los orgasmos,
me mata y me perdona,
me afeita y me emborracha.
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