por la comisura desesperada
de mi boca,
abordo tu pecho,
para llevarme
preso entre los dientes,
tu corazón,
hasta tu vagina
de madre parida.
Lugar donde se juntan
las sangres del orgasmo
y del parto,
de mi boca,
y mi ansia,
para de esta forma
trasformar tu calma
en redacción prosaica
de mi irreflexivo aislamiento.
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