Estancias como papel arrugado
encima de la mesa,
todas las flores tienen asma,
caminamos asfixiados con pies locos.
Comencé un extraño juego,
ando enredado desde pequeño,
es algo inquietante y divertido;
porque la muerte va contando
los pasos que doy,
inicio todo con pasión,
y lo acabo con locura,
cuando no es así:
me suspende y me arresta.
Así es todo esto,
una especie de monopoly
de los espacios
momentos solitarios,
que olvidados se angustian
en una taza de café,
donde el azúcar nunca fue sueño.
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