Me tomo la ducha como algo solemne,
es un momento místico,
abro el grifo frío y caliente,
mojo mi mano para comprobar
la temperatura del agua,
meto un pie, luego otro
me incorporo, me gusta.
dejo que el agua moje mi cuerpo
y siento que resbala por mi espalda
mi cabeza, mi cuello, mis piernas,
es una caricia que regala sin pedir
devolución por defecto de fabrica.
echo gel en mi mano derecha, la froto
con la izquierda, es fácil el acuerdo
nunca es tan fácil.
froto mis axilas, mi pecho,
mi cuello, mis ingles.
vuelvo a poner algo más de gel
y limpio mi polla, la limpio como si
me masturbara, de arriba abajo
como si subiera y bajara una ladera
de llanto.
luego el pelo, me pongo el champú
en la mano izquierda y me froto la cabeza
con ambas manos, entonces tras un rato...
me quedo bajo la lluvia artificial, de la mañana.
la ducha me la tomo con solemnidad, no es un mero
acto de limpieza,
es una comunión entre el infierno y mi tierra
es una limpieza de lo que el mundo me cuelga,
de sus criticas, sus insultos, sus desprecios,
el jabón y el champú actúan como armadura
invisible reforzando mi alma con agua.
Y mientras el mundo se hunde y critica
mientras la gente se insulta y se mata,
mientras me espera la muerte en no sé
donde rincón del mundo...
y
o
m
e
d
u
c
h
o
es como si el mundo se hundiera y me diera igual
todo, bajo el agua.
Yo también me tomo la ducha como un acto solemne...
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