Me llamo de todo,
como si fuera un dios
extraño... tengo mil nombres,
solo me gusta a veces.
Sorprendo mi sombra,
mofándose de mi, cuando
camino de espaldas,
pero la burla me trasforma
y me hace mejorar el defecto.
He llegado a la puerta, alguien
me espera, lo sé porque hay luz
en la ventana del pecho,
es una casa con forma de cuerpo,
no pone el nombre,
pero llevo muchos encima,
los he robado, mientras se burlaban
de mi, cuando caminaba a mi manera,
grito desde abajo,
y se asoma: llamemosle amor;
es un nombre que abunda,
pero es mofado
por la falta de indolencia.
Deshago para romper el puzzle,
las fichas las cambio, cuesta,
es divertido.
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