Si pudiera partir en dos
la aguja del tiempo,
mataría en formula
matemática
la definición:
Tiempo.
Cada una de ellas,
¡las manecillas!.
En medio del reloj,
que asesino
multiplica la vida
por exactitudes eternas,
nos define los segundos
como fracciones idiotas,
no recuerda:
Muere a cada instante,
la vida no es eterna.
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