Recuerdo cuando hace tiempo...

Donde fui en mi ciudad,
no existe nieve ni frío,
pero si una calurosa muerte.

Lo ridículo y espantoso,
como necedad,
se asustaban ante
lo irrelevante y grotesco.

En mi ciudad no hay nieve
ni frío, pero si crisantemos
que derretidos por la calidez,
se entregan a la muerte
cantando un zarabanda
de niñez, sin suerte.

1 comentario:

  1. Este me parece perfecto y maravilloso.
    Hace timpo lo leeí con prisas, como tantas veces, y me he sorprendido volviendo a hurtaadillas a releerlo una y otra vez.
    Maravilloso.

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