Volvamos a correr por los jardines, mascando chicle, y riendo en lomografía perpetua

 He matado al otro yo.

He rasurado su ego cargado de ira.

Ahora solo estamos tú y yo.

No me falles.

No quiero caer.

... y si caigo

que sea sobre el heno fresco

de la primavera,

esa primavera 

en la que llegar

es el verbo de la belleza.

Esa primavera en la que volver

es encontrarte las puertas abiertas,

las ventanas de par en par,

la vereda cargada de flores

que aun esperando la muerte

del otoño,

brillan sonriendo a la noche

porque el rocío las empapa.

He matado mi otro yo,

el que no supo escucharte llorar

mientras el terror se apoderaba del mundo

y lo echaba todo por la borda.

Te lo digo muy en serio:

quiero llover y ya.

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