Han pasado más de treinta años desde que imagino pequeñas historias en mi cabeza.

 Nunca creí en la belleza

hasta que ella se sentó

en la parada de autobús,

abrió un libro de Peter Esterhazy

(Una mujer),

dio un trago a un café para llevar,

y me llevó arrastrado hasta

la arruga más pequeña de las sábanas

de su cama.

No fui capaz de imaginar más.

Solo eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario