Me duele la espalda,
corta mi locura,
la vena gorda de mi corazón
salvaje y perdido.
Daño lo que me gusta,
creo y doy formas a fantasmas
que mueren en su castillo de barro,
mi estomago es una diana,
estoy a oscuras, me destapo,
quito el edredón que tanto me pesa,
enciendo una luz, lo primero que veo
es a ella.
Abro la puerta, subo la persiana,
ya no estoy tan solo en esta cama.
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