Me gustan las uñas rotas,
esas que se rompen
por el borde
y parece que dibujan
un pequeño monte
de quinina...
Me gustan cuando
se desportillan,
quedan bonitas
y es cómo si contaran
una vida en un pequeño
trozo de error
partido...
Me gusta pasar la yema
del dedo por ella,
sentir su roto,
su desportillado,
cómo un craso
error inmutable.
Las uñas rotas
son lo más parecido
a nosotros en nuestro
cuerpo, que no exprese
nada.
Tan solo narran,
cuentan en su delgadez
partida,
una extraña vida de errores,
que con el tiempo crecen
y se olvida que una vez
existió el roto,
el error,
y hasta Crassus.
Me gustan las uñas rotas así, como a ti se te rompen, sin malaria.
ResponderEliminarGracias Aiko...
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