Sostiene en su mano
un mirlo muerto.
Ella es bruja,
ella es maga,
ella es hechicera.
Agita su mano.
Intenta revivirlo.
Desea que agite sus alas,
que su corazón palpite.
Ella pasa su mano por el mirlo muerto,
le dedica unos gemidos de aliento.
El mirlo, cómo en la fabula
de Leonore, reacciona a la muerte
y resucita muerto, terso
y
terrorificamente desafiante.
Se incorpora sobre sus patas
a graznar en la mano.
Ella espera que el mirlo
le agradezca el gesto,
su sacudida.
Este, en medio de su graznido,
repiquetea su mano y busca
cómo una jaula, su boca,
para esconderse y deshacerse en ella.
Qué final más tierno e inesperado
ResponderEliminar"Este, en medio de su graznido,
repiquetea su mano y busca
cómo una jaula, su boca,
para esconderse y deshacerse en ella."
...Me encanta.