Óyeme,
tus ojos son ababoles
del sufrimiento,
lloras y tus lagrimas
son la muerte del agua.
Óyeme no estés sorda
óyeme, esta lengua añora
el lirio evaporado de tu sexo.
Óyeme,
tráeme,
ven donde me:
oxido
mato
muero
y remato
cómo si estuviera
vivo
en medio de tu muerte
de santo.
Parece escrito pensando en mi...
ResponderEliminarte escucho, dime más, más, más...
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