Es la cuchara en el vaso,
tintinienando mientras limpia
la pintura del pincel.
Es el desayuno de las siete de la mañana.
Es el cuadro de Mompó.
Es el gato negro encima de las estanterías.
Es la tetera desprendiendo luz.
Es el café quita-sueño de después del desayuno.
Es la duda de no llegar a nada sin desordenar el caos.
Es el fucsia.
Es el verde.
Es el azul.
Es el amarillo.
Es el beso en la cocina a escondidas.
Es el cargador del móvil
Es el negativo en las cuentas del banco.
Es el verbo ser, que pasa a estar con una mirada.
Son muchas las razones por las que nos despertamos
por la mañana con ruido y esperanza.
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