¿Qué haremos cuando las nubes no tengan formas?
¿Cuándo la arena del mar ya no tenga alas?
¿Cuándo los bares sean cementerios de palabras?
¿Cuándo pasear se convierta en un monótono estado del estar y no del ser?
¿Qué haremos?
y si fabricamos música con todo...
componemos una sinfonía; sinfonía de la duda.
Para escucharla cuando no tengamos
respuestas, a lo mejor; quizá y sólo quizá...
valdrá la pena haber hecho todo esto
antes de soñar por siempre,
que la verdad, cuanto menos ornato,
más nos desnuda ante la muerte,
y eso, querida, eso es la libertad.
¡Me encanto!
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