Descreciendo,
in-madurando,
restando años
mientras los cumplo.
Volver a subir al árbol
para recuperar el verde;
olvidar el marrón, el amarillento
cetrino de la podredumbre,
que trasforma la pulpa
en un gusano con forma de dinero.
Camino a la niñez,
cuanto más viejo
me hace el tiempo,
es la manera innata
de rebelión del hombre,
un gran remedio
contra la opresión,
volver a jugar en la tierra
ahora que no tengo techo.
Jugar entre cajas de cartón,
construirme baterías con los tambores
de detergente,
y cansado de ir tras las bolsas
que en el parque, el viento elevaba,
sentarme a respirar y mascar chicle:
mirando a mi madre.
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