como el bolsillo de mi camisa,
se me esboza esa estúpida
sonrisa.
Le nace sangre en la espalda
y se derrama mientras habla.
Agita como un aerosol,
sus manos antes de acariciarte,
concentra toda su vida,
la exprime por las mañanas
desparramándose en besos.
Llora y no gime,
no se lamenta, tan sólo lucha.
Vapulea a la vida con su risa,
consiguiendo dar forma, y contenido:
Al bolsillo de mi camisa.
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