Tropecé en mi charco
y me ensucié.
Salpicó sobre mi
mi propia memoria.
Asediado por mi yo profundo
navegué, sin viento,
por el barro formando,
al verme reflejado en mi inconsciencia.
Tropecé en mi charco y me reconocí,
los hombres hacemos cosas tontas,
somos aprendices de nuestros errores,
creces en los pasos, aprendes en los tropiezos,
Me reconocí en las gotas salpicadas de mi charco,
solo era barro que pude limpiar llorando.
¡Grande!
ResponderEliminar