No es tan larga la vida
como la amamos,
es más bien un resultado
fallido en una mala apuesta.
Es más bien una cortina
en la habitación barata
de la pensión donde duermo,
por culpa de la crisis.
No es una especie de sueño,
es como un bote de cerveza
que sale de una vagina finita.
Puedo escuchar como grita
a veces mirándome en medio
de una pelea conmigo mismo,
puedo, digo, agarrarla como un vaso
en medio de la noche, donde el bar
florece como un poema de Buk,
entre mis borracheras,
donde la pena se hace tan absoluta
que deseo dejarla escapar
entre las agujas del reloj,
pero es tan perra, que se estremece,
mientras el segundo, se hace primero.
El tiempo lo adiestras.
La vida te putea.
La cerveza es un eructo:
donde el tiempo es aire con sonido.
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