Ahora que puedo

Tan raro cómo un gato.
No domesticado.
Corazón de lavadora vieja,
estomago de corcho.

Fumo y echo humo del tabaco
de mi estomago.
En ocasiones hablo con mi suicidio,
pero me dice que le aburro.

Me gusta el vino, la cerveza,
y el té con pimienta.

Hago cosas como escribir
hasta las tantas, no duermo.

Recuerdo a mis profesores
exclamando:
¡No llegarás a nada!.

Mis padres diciendo eso de:
¡Estudia, no seas vago!.

Pero a los doce escribí mi primer poema.
desde aquél momento, el infierno me acuña.

2 comentarios:

  1. No entiendo por que los sucicidios se aburren tan pronto.
    Con los monologos tan intersantes que escuchan.
    Si es que ya nada es lo que era.

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