Amor de reojo.

Siempre juré a la muerte morir después que ella,
jamás juré caminar con nadie que me agrade.

Salgo por Sol, y subo Montera,
las putas acarician a sus clientes
y te miran de reojo.

El amor es tierno cuanto más sube
su oferta.

Paro en el bar junto al sex-shop,
pajeo mi mente, imagino, y la negra
me manda un beso para sanarme...

Las putas de Montera, son la hostia
consagrada.
Comulgo con su pena, me distancio
de su negocio.

Lejos en sus países, sus hijos lloran.
Cerca sus chulos, les pegan.

Salgo por Sol, subo por montera,
pero siempre que brindo, nunca corto
oreja, pero me subastan el rabo
por veinte euros.

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