No soy nada antes que otra cosa,
solo sé que el salvajismo me apresa,
ni poeta, ni escritor en larga madrugada,
tan solo ladrón con navaja oxidada.
Me subo en lo alto del verso
atracando su bolsillo tan lleno,
le pongo el filo en el cuello y le obligo
a salir lleno de miedo.
Me gusta desangrarlo,
asustarlo en la calle donde nace,
observar como entre mis manos
corre mientras mi cabeza lo imagina.
Soy tan bruto que le pateo,
soy tan poco poeta que lo asusto.
No soy nada antes que otra cosa.
Tan solo un salvaje que anda por la calle
con una leve cojera, y un corazón sin piedad
que observa loco, todo lo que le rodea.
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