Ahora que puedo

Tan raro cómo un gato.
No domesticado.
Corazón de lavadora vieja,
estomago de corcho.

Fumo y echo humo del tabaco
de mi estomago.
En ocasiones hablo con mi suicidio,
pero me dice que le aburro.

Me gusta el vino, la cerveza,
y el té con pimienta.

Hago cosas como escribir
hasta las tantas, no duermo.

Recuerdo a mis profesores
exclamando:
¡No llegarás a nada!.

Mis padres diciendo eso de:
¡Estudia, no seas vago!.

Pero a los doce escribí mi primer poema.
desde aquél momento, el infierno me acuña.

Atardecer en el bar.

Es menos de lo que puedo soportar,
mirar a través de las manos,
sentir más allá de lo combatible

Siento que a veces todo es una guerra,
que se deshace en te quieros cantados
por una gata muda, que camina por las cornisas
de la entraña del mundo.

La guerra no es más que una escoba,
la crisis una cortina de humo,
humo de gente quemada,
abrasada por el mundo.

Sentir más allá de lo combatible,
es ganar una guerra que no se empieza.
Guerrear con lo factible, usar la palabra,
soñar que esto puede ser una carta
que al ser leída trasforme en palpito,
la inmersa miseria del poder acunado
en las esferas del oro.

Guerrear, versar,
destrozarte las manos y la lengua
con todas las razones, ser un genio
insistiendo en la razón que nadie entiende,
ser un loco que hace de ello su vida.

Pero el mundo tacha y crucifica
antes de ser afamado, y cuando lo eres,
te endiosan.

Mirar a través de las manos,
sutil palabra, nace en esa llanura espesa,
cómo si fueras mi propia guerra.




Jirón crudo y masticado

Se lamenta mi carne ahora,
ni nunca, ni después de antes.
Se lamenta y queja: ahora.

Lanza un jirón al aire,
para que se lo coma
el buitre de su actitud
hiriente.

No se da cuenta,
no lo desea,
que masticándolo
en su inconsciencia...
echa fuera de mí
esa sonrisa abyecta.

Es ahora cuando acaba,
es ahora cuando cuando ríe.
No nunca ni después,
ni jamás, ni mucho menos...
Sólo ahora,
en el dolor de la carne presente.

Guerra sin pie.

Yo tan solo imagino
que algún día alguien
tire una bomba
y destruya el mundo
tal y como lo conocemos.

Que se declare una guerra brutal
y degenerada.

Me gustaría que todo acabe
como al principio.

Cuando nadie tenía nada
y el techo tan solo era una manta.

Pero es mucho pedir para tan poca
imaginación.

Quizá algún día me vista de rojo
y por fin salga mi espíritu terrorista.

Día desapercibido

Amanece.
El día crece
y reproduce
su mínima luz
en instantes.

La gente camina,
pero desconoce
la oscura noche;
la olvida.

Anochece.
Muere lo mínimo
y se olvida
en la oscuridad
de los olvidos,
que en horas
anteriores,
vieron nacer
un rayo de persona,
que se disfrazaba
de luz, en desapercibidos
atardeceres, que no vieron
la media mañana.

Ruleta rusa, vida esperanzada.

Con un revolver bajo el brazo,
sin consciencia y con la muerte
lejos del mismo punto y sin trazo,
vine a la vida atento e inerte.

No hubo más que pólvora
donde no debió existir otra cosa,
más que un reloj que se hizo sin hora,
y una vida que arrancó a la muerte,
su mejor, la más grande hoja.

Ya se hace de noche en cada estilo,
y la flor del repudio se estremece,
con desesperanza en medio de la noche
que sin esperar la muerte y con risa; goza.

No se que hacer con toda esta munición.
desconozco el sentido de la puntería,
pero si he de matar, lo haré con razón,
lo haré sin conciencia, ni vida, ni brío,
ausente de palabra y lleno de envidia,
para en todo momento soportar la vida
con su cinto plagado de desesperadas balas.

Cabalgando en medio de la calle plena de poemas

No soy nada antes que otra cosa,
solo sé que el salvajismo me apresa,
ni poeta, ni escritor en larga madrugada,
tan solo ladrón con navaja oxidada.

Me subo en lo alto del verso
atracando su bolsillo tan lleno,
le pongo el filo en el cuello y le obligo
a salir lleno de miedo.

Me gusta desangrarlo,
asustarlo en la calle donde nace,
observar como entre mis manos
corre mientras mi cabeza lo imagina.

Soy tan bruto que le pateo,
soy tan poco poeta que lo asusto.

No soy nada antes que otra cosa.
Tan solo un salvaje que anda por la calle
con una leve cojera, y un corazón sin piedad
que observa loco, todo lo que le rodea.

Menosprecio de uno mismo.

Cómo una montaña.
Cómo un bosque quemado.
Cómo un idiota que no duerme.
Cómo lo inútil,
y lo que sucede haciendo
un ridículo espantoso.

Todo eso es poco
para un alma, que viaja
en medio de un tren
sin carril ni vía.

Todo es poco.
Todo es nada
nada se quedó
en medio de un remolino
insolente de viento
que no supo explicar
la agudeza de la propia
extrañeza.

Amor de reojo.

Siempre juré a la muerte morir después que ella,
jamás juré caminar con nadie que me agrade.

Salgo por Sol, y subo Montera,
las putas acarician a sus clientes
y te miran de reojo.

El amor es tierno cuanto más sube
su oferta.

Paro en el bar junto al sex-shop,
pajeo mi mente, imagino, y la negra
me manda un beso para sanarme...

Las putas de Montera, son la hostia
consagrada.
Comulgo con su pena, me distancio
de su negocio.

Lejos en sus países, sus hijos lloran.
Cerca sus chulos, les pegan.

Salgo por Sol, subo por montera,
pero siempre que brindo, nunca corto
oreja, pero me subastan el rabo
por veinte euros.

Excursión de la E.G.B.

Fue de pequeño,
nos llevaron de excursión,
colegios y ausencias
de la obligación impuesta.

Era un parque de atracciones,
nos dieron una lección para justificar
su escape en día de trabajo
mientras sostenían una cerveza
en sus labios.

El de historia, filosofo, decía:
El Tío-Vivo, es como la vida
todo da vueltas y debes elegir
donde subirte para pasarlo mejor.

El de matemáticas, explicó:
Con el tiro al blanco, apuntas
lo que quieres, y si aciertas, te lo llevas...

Todos compararon.
La vida es una feria, pensaba yo.

Al poco, dieron la mañana libre,
hasta que la hora de irse gastara
la cerveza fría.

Id a ver el parque hay muchas cosas
para comparar con la vida y con dios.

Todos trajeron una experiencia
una comparación,
una existencia de circo y feria
de caramelo y destino.

Callado y absoluto
tan solo imaginé,
que la única atracción
para mi, era un mareo
constante. Una angustia,
que fabricaba querer y abrazo...

¡Del Moral!, exclamó el de lenguaje.
¿¡Qué has visto que sea comparable
a la vida!?.
Tan solo la montaña rusa- contesté.
¿Y con Dios?...
La casa del terror.

Me castigaron tres días,
con tan solo siete años.

Me doy garrote

Como una rana escapo de los nenúfares que me engañan,
mudo, como un loco que escapa entre recuerdos de piezas
sueltas... me gusta desechar, lo fabricado en el  recuerdo
para traerlo con tirones de la presente historia.

Mi barriga es una bola donde el futuro no habla.
A veces rechazo lo que fabrico porque no me gusta el metal.
Menos mal que soy verdugo un de mi angustia.

Si no... me ahorcaría en mi ausencia.

Sin titulo ni posesiones.

No es tan larga la vida
como la amamos,
es más bien un resultado
fallido en una  mala apuesta.

Es más bien una cortina
en la habitación barata
de la pensión donde duermo,
por culpa de la crisis.

No es una especie de sueño,
es como un bote de cerveza
que sale de una vagina finita.

Puedo escuchar como grita
a veces mirándome en medio
de una pelea conmigo mismo,

puedo, digo, agarrarla como un vaso
en medio de la noche, donde el bar
florece como un poema de Buk,
entre mis borracheras,
donde la pena se hace tan absoluta
que deseo dejarla escapar
entre las agujas del reloj,
pero es tan perra, que se estremece,
mientras el segundo, se hace primero.

El tiempo lo adiestras.
La vida te putea.
La cerveza es un eructo:
donde el tiempo es aire con sonido.

Viviendo lo extraño.

Me gusta aislarme,
es una elección
sobre mi soledad
que trato a males
sentidos.

Me fustigo con cuero prestado.

Me critican y brindo por ellos.

No elijo, pero grito y maltrato
la buenaventura.

No hay más que cuellos
y sangre,
solo puedo matar a mordiscos
mientras devoro del olvido
su
entraña. La misma carne.

Deseo morir a cada paso,
pero me revive el sueño
que no nace.

Viajo al final de la noche
cuando la noche no es más
que un tornado negativo...

Nace en medio de un parto,
que tragando su sangre,
ahoga su simiente de esperanza
negra y soluble.

Vive en la muerte que le ahoga.
Se ahoga en la muerte que le revive;
todos nos matamos en la extraña
vida de la luz que camina hacia
el aullido.

Falso parecer.

Créeme no nací para esto,
me pusieron un motor en el culo
y me dieron cuerda,
siempre para adelante
hacía atrás ni para coger impulso.
(Me dicen)

No nací para esto, pero lo hago.
Es malo, parece ser, dar dos pasos
hacia atrás, pero entonces...

¿por qué inconscientemente
recordamos la niñez cuando estamos
a solas?

Créeme no nací para esto,
pero lo hago, voy hacia atrás,
y disfruto con ello,
tomo impulso desde que era pequeño
y mi carrera es más intensa;
Seré viejo, si llego y,
seré niño
cuando llegue.

Deshaciendo lo hecho para liberarlo con ilusión

Como el que nada hace,
nada hago, ni pregunto;
no me pregunto mi cuestión,
tan solo me muero por dentro
en mis propias manos de confuso
jardín de piedra.

Como el que nada hace,
a veces muevo los ojos
para saber el ímpetu de las cosas...
pero todo queda en una congelación
de las sombras que provocan las piedras
de mi jardín, esas que agarro en mis manos
para romper a veces mi espejo tardío.

Como el que nada hace,
hago de vez en cuando algo
que otros hacen,
como un mono de repetición
quieto, tanto, que parece
que lo único que hago es morirme
en la muerte, para estar más vivo;
pero en el fondo, no hago nada.

Si llega el momento.

Cuando deje de escribir,
la muerte llevará bolsillos
para toda mi pena y ella
con ella, se quemará viva,
pues viva la muerte se sentirá
al no tener corazones muertos
con mi poesía.

Cuando deje de escribir,
el mirlo se arrancará las plumas
con sus propias manos y,
su sombra será una sombra
castrada de vuelos llanos.

Cuando deje de escribir
el hombre dejará de ser malo
pero que me lo aseguren
que no escribo más
un renglón de espasmo.

Cuando deje de escribir digo,
que algo me estará ocurriendo
en noche de infierno abatido,
mientras corro y finjo
a escondidas en mi ombligo.

Siesta


El sueño desea cerrarme la luz,
echarme persiana, delgada carne,
visita mi alma insigne la albur
de la  llama su inimaginable.

Qué a tientas imagina
que su vida corta
se trae en almorta
la escasa: ahora inquina.

Ya lo dejo en escaso
el tiempo de descanso,
que a penas no duermo
y me quemo en sueño.

Callado mientras miro al frente

Pelos en el lavabo
mientras acuchillo
mi nombre.
Intento asearme en medio
de este sucio mundo,
pero no logro arrancar
las manchas de esta vida
que insoluble,
se mofa de mi existencia
a sabiendas de que la conclusión,
no es una sinfonía cuadrada,
sino un perfecto adiós
no diseñado.