Si me das un poco más de muerte
hazme antes un regalo.
Sonríe desde tu útero
hasta mi boca,
comienza la vida
desde la muerte seca.
Hazme tu regalo
de pasión evaporada.
A veces piso
demasiado fuerte
y hundo mi corazón
más bajo que mi pie.
No entiendo el barro
pero vivo bajo su techo.
Si me matas
regalame tu útero de lodo.
Si me resucitas permite
a mi sonrisa ensuciarse
con tu tristeza.
Tan solo el saber que existo
en ocasiones me eleva
donde nadie me mira.
Pero no hay sentimiento
que cure esta amargura.
Vivo bajo tu limo.
Sólo, me imagino
en medio de la muerte
con la sonrisa sucia.
Hace mucho que envié una carta
pero no escribí el remite
y ahora me vuelve
cómo un trozo de carne negra.
Pega tu oído a la pared,
escucha mi corazón,
es un rastrojo
al albur del viento,
a penas tiene vida
pero vuela en medio
del fango.
Si no entiendes esto
siempre puedes huir
pero dejarás el rastro
para que te persiga
y me trague el cieno
de tu soledad.
Solo deseo no desear,
castrar mis alas para no dormir.
Ahora, será luego
y dormiré en un hostal
de tres cucarachas,
donde masticar con hambre
su anhelo, será el manjar
de tu sangre.
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