Me dijo.
¿Ahora qué?
Ya te has
acostado conmigo.
Saldrás por esa
puerta
y jamás
volverás.
No te acordarás
nunca de esto.
Contesté:
Recordare
porque llevas
mi alma
en el llavero
de centro
neuralgico...
¿Y tu?, que quieres
llevarte.
Dijo valiente.
Te arrancaré
un pecho
y será mi odre
de abundancia,
en las noches
en las que no
me visite
esta histeria
que me carcome.
Precioso.
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ResponderEliminarMaría no he eliminado nada... te lo juro!
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