Soy un espía,
me dio la vida
ese trabajo,
desde hace tiempo
ya.
Me sitúo
en mi apostadero
para ver como llega
mi delincuente,
la que me arrastra
hasta sus adentros.
Ella toma café
todas las mañanas
yo la espío de reojo
y aparto la mirada
cuando ella,
sospecha que la miro...
leo, ridículo, el periódico,
noticias de:
sociedad, muerte,
asesinatos
y guerras
que los políticos
crean
como mecanos,
para salvarse
de su ego infectado.
Eso hago.
Para disimular
cuando me sorprende
mirando,
hago que el mundo
me importa...
pero no es cierto
solo es ella
la que me hace
el estomago
ojo
que parpadea
mientras escondo
mi intención
bajo papel
reciclado.
Ella toma café...
lo toma:
Solo,
negro,
y sin azúcar...
Su café es como mi vida
y mi vida es como esa
taza blanca
que todas las mañanas
marca con el carmín
de sus labios
jugando conmigo
al escondite inglés...
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te amo
cada mañana
sin saber por qué.
Mientras, a solas
en mi cama,
cada noche,
deseo
la mañana
para
ver la luz
del sol,
ver como se disfraza
de carmín,
manchando
el borde
de mi alma
como esa
absurda
y encelada taza
que hace de mi
un idiota a las tres.
Que mi carmín hoy manche el borde de tus labios, para saciarme de ti... te acompaño en la idiotez a las tres...
ResponderEliminarBesos.
Me matas!
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