Arriba y abajo, las montañas ya no son rusas.

Rompes lazos infernales de tu memoria.
Afliges tus palabras en lugares
por donde no pasaría ni el tiempo.
Sacas la lengua ante espejos.
Vives tras la cortina del vicio.
Eres la sombra de tus bolsillos.
Tu dinero tiene alas en forma de mirlo.
Te entretienes en medio del ajetreo,
hurgando el salón,
mirando al cuerpo exonerado de la perversión.

Has hecho trocha con tus dedos,
entonces dejas tus promesas en la puerta
y
esnifas,
esnifas,
esnifas.

Supresión del infierno,
los ojos son sacos de monedas,
el viaje ha comenzado,
y vas de pie en el autobús.

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