Apoyado en el velador,
la luz hace sombra en mis manos,
sujeto la copa de vino,
el vino es como mi sangre,
antes de llegar a la copa
han pisado su fruto.
Espero indeciso entre el vino
y mis sombras.
En la indecisión dibujo con ellas
sobre el velador, un corazón negro,
que apenas se favorece con tanta soledad.
Espero doliente y paciente, sin enfermedades
pero todo me duele al estar como la sombra
que dibujo.
Imagino que salto por ella, desde su pelo a su barbilla
intentando besar su mirada sobre el suelo, pero duerme y
llora.
Entonces me toca el hombro y salta desde mi pezón
a mi pene, como un hipo infantil de coca cola.
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