Con un remedio entre las manos,
me dejo ir por mi alma hasta lugar
donde resulte más tranquilo y calmo.
Sólo el almendro conoce,
que vivo para escribirte.
Sólo el valle de hierba,
siente mis pasos hacia
la selva de tu pelo.
Tapiz de mis letras,
abre la cochera de tus brazos.
Tiempo de mi tiempo,
no dejes que desperdicie
ni un solo segundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario