Qué para vivir, yo soñé,
no durmiendo, ni cerrando los ojos.
Para vivir, resucité. Salí de mi encierro;
vi algo que en su brillo no era luz.
Soñar, no es dormir, soñar;
es vivir sin dormir, fabricar la verdad
de tu propio sueño,
con plastilina
de lo vivido
y mientras la vida te mata:
te entretienes en
dar forma a la experiencia
de barco hundido.
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