Los que se aman
acaban siempre ardiendo,
pero nunca en el infierno,
sino en el pellejo de su fuego.
Un tipo lo dijo en el bar,
el amor me tiene en paro,
desde que se juntan ellos
mis flechas nunca aciertan
por eso me emborracho
y me camuflo en una estrella,
dentro del cielo negro.
Prefiero hacer el ridículo
antes que intentar hacer un pleno,
pues el fallo de mis flechas,
el apuntar de tan de lejos,
me ha dejado ciego.
De ángel a amante,
de amante a amigo,
de amigo a ponente,
pasé por todos los estados
menos el tranquilo.
Pasé por todas las ciudades
pero descansé siempre
en la piel del fuego.
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