Había estado
toda la tarde
caminando
por el barrio
de las letras.
Llevaba en el bolsillo
la carta que me dejó
ella en el bolsillo.
La había leído
pero había
algo que no
entendía...
Una frase.
¿Cuál era?...
Quería olvidarla...
pero la frase
volvía a mi cabeza
golpeando
como una aldaba.
Entré en la taberna
de Frank el Tuerto,
lugar de mis olvidos,
cueva de mis secretos
que no afloro ni mirando
un charco turbio de agua
de riego, en medio
de la calle
un día de nubes y seco.
Me desparramé en la barra,
Frank al verme me puso
una cerveza caliente.
Las moscas revoloteaban
como pájaros en primavera
por el borde de mi vaso
de cerveza...
Se bebían las motas
de espuma que quedaban
justo al borde...
las moscas de la taberna
de Frank, son listas
saben que si caen en la cerveza
mueren ahogadas y pringadas,
no se acercan a la vida,
la conocen y la respetan.
Entonces Frank el Tuerto
me preguntó.
-Cooper... llevas sin pasar
por aquí casi medio año,
ahora vienes con cara
acontecida y dudosa...
¿qué pasa esta vez?...
-Frank estaba con una chica,
por un momento fui feliz,
no te eché de menos.
Pero me dejó porque
dice que soy extraño
y que debo perdonarme
a mi mismo...
pero no entiendo el por qué...
Frank se cambió el parche
de ojo, se dejo caer
con los codos en la barra
y me dijo.
-Cooper... nadie se conoce,
todos tenemos que perdonarnos
a nosotros mismos... y hacer hasta
las paces... pero a veces cuesta
verlo y lo volcamos en los demás,
esa chica te ha dicho algo sabio...
aprende.
-Ya, pero en su carta me dice
una frase, que no entiendo...
-¿Cual?- preguntó Frank.
-
Esto es para ponerte
de Vuelta y media...
Esa es la frase.-le dije a Frank.
-Cooper haz las paces con Coralmazón
está vomitando en el baño
no da pie con bola... necesitas
ser uno de nuevo.
Esa chica con esa frase
te dice que en el fondo,
Te quiere.
Llamé a Coralmazón,
le di un abrazo,
me bebí la cerveza,
las moscas se despidieron
de mi con blancos
pañuelos de espuma
tibia y pegajosa.
Salí a la calle,
la luna estaba llena,
la calle solitaria,
la lluvia caía
como en un riego
burbujeante
de emociones.
Subí el cuello
de mi abrigo
y fui a buscar
a esa chica,
que aunque
sin conocerla
debía encontrarla,
-Vida,
vida,
que desconocidos
mensajes dejas...
Pensaba mientras
me asomaba
a la esperanza
desde la cofa
de mi alma.