En favor de la locura y para no caer en rutinas de asedio apático.
Tengo un parásito entre mis uñas.
Viaja hasta mi cuello, traga licores de sueño.
Me pica, y rasco escribiendo esto.
Ando envenenado con mi sangre, mi parásito ha formado glóbulos.
Tengo un parásito blanco, me ama... lo mato con tus sesos.
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